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¿Cuánto vale la vida de un musulmán?

Fuentes: Rebelión

En lo que a Estados Unidos le concierne, no sería muy exagerado decir que los musulmanes y los árabes son visualizados esencialmente como suministradores de petróleo y potenciales terroristas. Muy pocos detalles del contenido humano, de la pasión de la vida árabe-musulmana son reconocidos, incluso por aquellos cuya profesión es reportar sobre el mundo árabe. […]

En lo que a Estados Unidos le concierne, no sería muy exagerado decir que los musulmanes y los árabes son visualizados esencialmente como suministradores de petróleo y potenciales terroristas. Muy pocos detalles del contenido humano, de la pasión de la vida árabe-musulmana son reconocidos, incluso por aquellos cuya profesión es reportar sobre el mundo árabe. Lo que hay, en cambio, es una serie de burdas caricaturas del mundo islámico, que lo presentan de una manera que lo hace vulnerable a la agresión militar.

-Edward Said (Orientalismo)

El alto nivel de violencia es quizás la enfermedad más grave que aqueja a la sociedad estadounidense. Una o varias personas armadas que irrumpen en una escuela, en un lugar público y disparan a mansalva con armas automáticas. El terror se ha manifestado nuevamente. Esta vez en la ciudad universitaria de Chapel Hill, Carolina del Norte. Tres estudiantes fueron asesinados a tiros en su propia casa el martes 10 de febrero. Craig Stephen Hicks, 46 años, fue el autor del sangriento hecho.

Deah Shaddy Barakat (23 años), su esposa, Yusor Abu Salha (21 años) y la hermana de ella Razan (19 años) fueron asesinados en Chapel Hill.

El FBI abrió una investigación sobre el caso para determinar las razones del triple crimen en respuesta al clamor de la comunidad musulmana, que refuta la versión policial -que el motivo fue la disputa por un lugar de estacionamiento en el condominio donde vivían- y sostiene que el odio religioso fue un factor clave. Hicks fue detenido y se han presentado tres cargos de homicidio en su contra.

En el funeral, al que asistieron unas cinco mil personas, el padre de las dos jóvenes asesinadas, el siquiatra Mohammed Abu-Salha dijo:

«… esto tiene todas las características de crimen motivado por el odio. No voy a quedarme sentado y resignado pues tenemos que saber la verdad…»

Namee Barakat, padre de Deah Shaddy, declaró a Al Jazeera que no tiene la mínima duda de que este fue un crimen de odio, y que no aceptará conclusiones que eludan la verdad. Azhar Aziz, presidente de la Sociedad Islámica de América del Norte, alertó sobre el peligro de un incremento del discurso antiislámico que genera ataques contra la población musulmana de EE.UU. Pidió que se lo investigue como un crimen motivado por el odio.

Los boletines informativos de EE.UU. (Fox y demás medios corporativos) que reportan estos hechos de inmediato, esta vez tardaron doce horas, y cuando lo hicieron, fueron extrañamente mesurados. Repitieron la versión policial de que Deah Shaddy Barakat (23 años), su esposa, Yusor Abu Salha (21 años) y su hermana Razan (19 años) fueron asesinados por una disputa sobre un sitio de estacionamiento.

¿A qué se debe la notoria diferencia de tratamiento de la noticia? No sería arriesgado concluir -como lo ha hecho la comunidad musulmana- que la gran diferencia se debe a que las tres víctimas son árabes y profesan la religión islámica. Analistas, como Nadia El-Zein Tonova y Zhaled Beydoun [1] concluyen que la vida de los musulmanes no vale nada para los medios corporativos, y que para una noticia salga en primera plana los musulmanes deben ser los perpetradores, jamás las víctimas.

Al tratamiento inequitativo de los medios, se suma un hecho aún más grave, las políticas gubernamentales que equiparan la identidad musulmana como sospechosa de «terrorismo». Esto funciona como un catalizador de la violencia contra los árabe-musulmanes, como podría haber sido este caso. Tres jóvenes vidas llenas de promesa fueron destruidas y cabe no solo una investigación policial sino también una revisión de las políticas de seguridad de EE.UU. que desde hace décadas ilegalmente conectan la identidad árabe y musulmana con el terrorismo. La influencia negativa y las consecuencias gravísimas que esta política de Estado tiene sobre individuos fanáticos no puede seguir siendo ignorada. Es una deuda del Estado con la comunidad árabe-musulmana de Estados Unidos.



[1] Why Muslim lives don’t matter, Nadia El-Zein Tonova and Khaled A Beydoun. Al Jazeera. http://www.aljazeera.com/indepth/opinion/2015/02/muslim-lives-don-matter-150212052018920.html