Trump, con un 35 por ciento de intención de voto, es el favorito para hacerse con la nominación republicana a las elecciones presidenciales de 2016, seguido por el senador por Texas Ted Cruz, con 16 por ciento de apoyos.
El precandidato republicano Donald Trump sigue liderando los sondeos de los aspirantes conservadores a la presidencia de Estados Unidos en los comicios de 2016, pese a su polémico plan antimusulmán y sus desafíos al aparato del partido.
Trump, con un 35 por ciento de intención de voto, es el favorito para hacerse con la nominación republicana a las elecciones presidenciales de 2016, seguido por el senador por Texas Ted Cruz, con 16 por ciento de apoyos, según los resultados de una encuesta hecha pública ayer por la cadena de televisión CBS y el diario The New York Times. Se trata del mayor porcentaje de apoyos que registró hasta ahora Trump en esta encuesta. El tercer puesto lo ocupa el neurocirujano afroamericano Ben Carson, con un 13 por ciento de respaldo, y en cuarto lugar está el senador por Florida Marco Rubio, con un 9 por ciento de apoyos. El ex gobernador de Florida Jeb Bush, que cuando lanzó su candidatura partía como favorito en las encuestas, se sitúa en quinto puesto, con un tres por ciento de intención de voto.
«Estoy haciendo algo bueno por los musulmanes. Muchos amigos musulmanes están de acuerdo conmigo. Me dicen: ‘Donald, has puesto sobre la mesa algo que es brillante y fantástico'», aseguró Trump. De este modo, y frente al aluvión de críticas que recibió por su plan de vetar temporalmente la entrada de musulmanes a Estados Unidos, ante la amenaza del terrorismo jihadista, el magnate inmobiliario defendía sin ambages su propuesta.
El precandidato recurría, además, a la ironía al señalar que sólo había un grupo que no estaba criticando sus propuestas. «El grupo que no me está criticando es la gente. La gente está de acuerdo con lo que dije.»
La propuesta de veto a los musulmanes no sólo generó críticas desde sus rivales demócratas, también de supuestos aliados como el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, quien esta semana subrayó que la idea de Trump «no es lo que este partido representa».
Ante lo que se percibe como poco entusiasmo del aparato del Partido Republicano hacia Trump, el magnate volvió a insinuar la posibilidad de competir como candidato independiente.
«Si no me tratan con un cierto decoro y respeto, si no me tratan como el favorito, si el campo de juego no es equilibrado, entonces ciertamente, todas las opciones están abiertas», sostuvo el multimillonario, sobre la posibilidad de abandonar el partido.
Por otro lado, y en un nuevo frente, también el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, se desmarcó de las declaraciones de Trump poco antes de anunciar que le recibiría en Jerusalén como parte de sus encuentros con los candidatos estadounidenses. La oficina de Netanyahu aseguró que el primer ministro rechazaba la propuesta de prohibir la entrada de musulmanes en Estados Unidos.
«El Estado de Israel respeta todas las religiones y garantiza de manera estricta los derechos de todos sus ciudadanos. Al mismo tiempo, Israel está luchando contra el islamismo militante que ataca musulmanes, cristianos y judíos a la vez y amenaza todo el mundo», afirmó la declaración oficial de la oficina de Netanyahu.
Ambos tenían previsto reunirse en Jerusalén el próximo 28 de diciembre.
La reacción de Trump, de 69 años, no se hizo esperar y anunció el aplazamiento de su viaje. «He decidido posponer mi viaje a Israel y celebrar mi encuentro con Netanyahu en una fecha más tardía cuando me convierta en presidente de Estados Unidos», dijo el magnate inmobiliario en su cuenta de la red social Twitter.
A ese respecto, el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, dijo ayer en su conferencia de prensa diaria que «la mayoría de la gente», incluido el gobierno del mandatario estadounidense, Barack Obama, «está aliviada» de que Trump «haya revisado» sus planes de viajar a Israel. «La situación en Jerusalén es particularmente volátil, así que su decisión de no ir es un buen paso», afirmó Earnest.
No obstante haber ampliado su ventaja hasta lograr un 35 por ciento de apoyo entre los votantes republicanos, la mayor parte de las entrevistas de la encuesta, que tiene un margen de error del 6 por ciento, se realizaron antes de que Trump anunciara su plan antimusulmán a última hora del lunes pasado, por lo que aún no se constataron los efectos de este polémico plan sobre el electorado republicano.
Entre las escasas muestras de apoyo político, figura la de Sarah Palin, ex gobernadora de Alaska y ex candidata vicepresidencial republicana en 2008, quien calificó la propuesta de veto temporal de entrada a los musulmanes «de sentido común».
El plan de Trump fue presentado tras el reciente ataque en San Bernardino que causó 14 muertos y una veintena de heridos y fue perpetrado supuestamente por un musulmán estadounidense hijo de paquistaníes y su esposa, de origen paquistaní.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-287979-2015-12-11.html#arriba