Toro Sentado, hombre sagrado de la tribu indígena de los sioux, fue asesinado hace 125 años, el 15 de diciembre de 1980, cuando unos 40 policías indios renegados mataron de un tiro en la cabeza a uno de los últimos líderes de los nativos americanos. Con él se desvaneció el último intento de los […]
Toro Sentado, hombre sagrado de la tribu indígena de los sioux, fue asesinado hace 125 años, el 15 de diciembre de 1980, cuando unos 40 policías indios renegados mataron de un tiro en la cabeza a uno de los últimos líderes de los nativos americanos. Con él se desvaneció el último intento de los indios de retener la tierra que les quedaba. Sucesivamente el gobierno norteamericano los privó no sólo de su tierra sino también de sus gobiernos tribales, en un intento de asimilarlos como parte de Estados Unidos.
Personaje complejo y fascinante, además de gran jefe militar, Toro Sentado -nacido como Jumping Badger (Tejón Saltarín) en 1831 en territorios que hoy son del estado de Dakota del Sur- había comprendido desde el comienzo que las presuntas concesiones del gobierno norteamericano a su gente no harían más que llevar a la extinción de las tribus indias. «Quiero que se sepa que no aceptaré vender ningún terreno de mi país, y tampoco dejaré a los blancos el permiso de sacar leña a lo largo de nuestros ríos», dijo una vez a su gente. Fue memorable también, tal como lo describió el film de 1997 «El último piel roja», la intervención en que frente a los norteamericanos dijo, dirigiéndose a su gente, que no cedería a las condiciones del gobierno estadounidense.
«Escúchenme por esta última vez: quieren llevarnos nuestra tierra, pueden decir que quieren dárnosla, este pedazo a ti, este pedazo a ti, pero esta es la verdad: cada pedazo es para un hombre y para todas las otras generaciones, y ellos saben que esa tierra dará de comer sólo a una generación y tal vez ni siquiera a esa», afirmó. Pese a ser fundamentalmente un pacifista, Toro Sentado pasó a la historia por haber derrotado en la batalla de Little Big Horn, en 1876, a uno de los héroes norteamericanos de la Guerra de Secesión, el general George Armstrong Custer. Como oficial ambicioso Custer, con su regimiento de caballería, atacando algunas tribus indias junto al río Big Horn pensaba tener una victoria fácil sobre los pieles rojas. Pero ignoró que estaban desplegados más de 3.500 sioux de Toro Sentado, Caballo Loco y Fiel.
En la batalla los soldados estadounidenses sufrieron una grave derrota y el propio Custer murió. Toro Sentado no participó personalmente en la batalla, pero el gobierno estadounidense lo acusó igualmente de haber desencadenado la masacre. Frente a su rechazo a rendirse, fue obligado a mudarse con su tribu a Canadá, pero después de años de enfermedades y hambre se vio obligado a volver a Estados Unidos y rendirse. El gobierno estadounidense lo relegó a una suerte de prisión en la reserva india de Standing Rock, pero considerándolo siempre como una amenaza intentó liberarse de él transformándolo en un personaje de circo y permitiéndole ir de gira incluso a Europa.
A su regreso a Dakota del Sur, temiendo que proyectara huir de la reserva, las autoridades de la Agencia India decidieron arrestarlo con algunos de sus hombres, aunque Toro Sentado no era partidario de ellos. Durante el enfrentamiento provocado en el intento de arresto, Toro Sentado fue asesinado a tiros por algunos componentes del comando encargado de la captura, convirtiéndose así en el «último piel roja».
Fuente: http://www.ansa.it/ansalatina/notizie/fdg/201512141844463389/201512141844463389.html
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