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«Bluff» o estafa piramidal

Fuentes: Rebelión

Menos mal que la criatura con la que comparto apellido había venido a regenerar la Política española y demostrar que los principios están por encima de los sillones. Si con el puñado de diputados que no le daban ni para pipas en la mesa del Congreso ha conseguido dos poltronas, con unos pocos más hubiese […]

Menos mal que la criatura con la que comparto apellido había venido a regenerar la Política española y demostrar que los principios están por encima de los sillones. Si con el puñado de diputados que no le daban ni para pipas en la mesa del Congreso ha conseguido dos poltronas, con unos pocos más hubiese necesitado el aforo del Bernabéu para sentar a sus naranjitos en cargos oficiales. Habrá quien etiquete lo ocurrido de «altura de miras por el bien de ¡Ssssspaña!«. En mi pueblo, seguramente por obtusos, lo llamamos trapicheo.

Lo mejor del enredo tragicómico vivido en las Cortes es que los posicionamientos de las diferentes fuerzas han resultado muy clarificadores.

Empezaré por «mi primo el del IBEXsol«. Su «postureo» ha dejado en evidencia lo que intuíamos: es la marca blanca del conservadurismo (sin complejos), la «nueva política» que preconiza es un «bluff» (en el sentido de bravata, jactancia, fanfarronada, farol…) y los votantes que compraron su promesa de «al PP de Rajoy ni agua» deben estar sintiendo lo que sienten las víctimas de las estafas piramidales cuando se enteran por los telediarios que la cúspide ha sacado una buena tajada gracias a su credulidad.

El segundo en discordia, PSOE, volvió a representar a la perfección el papel de convidado de piedra. Como pilar fundamental del Bipartidismo nunca dará el paso que implique cambio de status. Tampoco asumirá riesgos. Por ello a la hora de sumar escaños o estudiar alternativas nunca mira a la Izquierda al estar cómodo en el juego de «gobernabilidad y oposición responsable». Es su papel estrella.

Unidos Podemos hace mal en representar una y otra vez «Esperando a Godot» con la esperanza de que en una de las funciones se materialice un partido socialista dispuesto a incorporarse a la Izquierda para explorar otras opciones. Eso no va a suceder porque sería pedirle al aparato de Ferraz que se haga el hara-kiri.

Por si nos queda duda de lo que nos espera a los movimientos sociales y organizaciones que impugnamos el actual Orden una vez que el Sistema se está recomponiendo, pongo sobre la mesa cinco actuaciones -ni casuales ni banales pese a la apariencia- protagonizadas por la Derecha estos últimos días.

A saber: el PP de Cifuentes se negó a condenar al franquismo, el de Córdoba no se sumó al homenaje en memoria del alcalde socialista republicano, fusilado por los golpistas, el de Granada habló de «glorioso alzamiento nacional», en Valencia el nacional-catolicismo dio una misa en memoria de Franco con la connivencia de la jerarquía eclesiástica, el mismo 18 de julio TVE2 volvió a demostrar que puede caer aún más bajo y programó una película de 1949 ( «El santuario no se rinde» ) apologética del fascismo español...y el martes 19 una de las más ineptas e incompetentes ministras – y mira que hay gente con el mismo curriculum- de la historia de los gobiernos hispanos, daba igual el ministerio que ocupase, fue premiada con la presidencia de las Cortes. A eso se le llama sadismo (proporcional al masoquismo de muchos atlantes que sustentan el proyecto «neocon»).

Así que por la cuenta que nos trae o espabilamos o temblamos ante el futuro que viene. Y encima con un conmilitón como Erdogan- solo les diferencia el Dios al que rezan no el fundamentalismo religioso- dando ideas (inciso: muy recomendable la lectura de un artículo que aparece en el último número de Le Monde Diplomatique, escrito por el diputado turco del HDP Selahattin Demirtas titulado » El hombre que se cree sultán». Es anterior al auto-golpe pero define perfectamente el ideario del presidente, hombre sin escrúpulos a la búsqueda del poder absoluto. Profetiza la situación vivida estos días en Turquía).

Para despertar del ensueño inducido nada mejor que ponernos las pilas, es decir, recuperar calle, lucha y movilizaciones. Única forma de contrarrestar al neofascismo emergente. Nos va la existencia en ello. Que las Instituciones sean nuestro altavoz, no el fin.

He dejado (queriendo) para el final el comentario de la posición adoptada ayer por los nacionalismos periféricos frente al nacionalismo españolista. Confieso que no entiendo bien la sutileza de aupar con tu voto/abstención a quienes te machacan. Será una forma de «deconstruir» la nueva nación inspirada en los platos de Ferrán Adriá. Espero el argumentario destinado a quienes cabecean de estupor con la estelada/ikurriña sobre los hombros. Porque es incomprensible que el sueño puro del país inmaculado que se alcanzará una vez llegue la independencia, termine reducido a algo tan prosaico como conseguir grupo parlamentario propio.

¿Y qué decir de los nacionalistas españoles que nos han señalado con el dedo al grito de «separatistas» por mantener desde nuestro republicanismo federal que los pueblos tienen derecho a elegir en referéndum su destino? Imagino que a estas horas estarán manifestándose frente a la sede de la calle Génova gritando » indignos traidores» a los dirigentes del PP que buscaron el apoyo de los que hasta ayer querían romper España.

Supongo que porque con los números en la mano esta legislatura vuelve a ser rentable para los intereses ultramontanos que Rajoy hable catalán y si se tercia, con el garbo y salero que le caracteriza, que baile un aurresku ante el roble de Guernica.

Como manda la tradición carpetovetónica no hay papel más sufrido que el de la doble moral. Si desde la Izquierda pedimos escuchar las voces díscolas somos unos «rompepatrias». Si son las Derechas centralistas y periféricas quienes pactan preservar sus privilegios de clase demuestran «seny» o sentido común.

Ayer el PP, Ciudadanos, PNV y los antiguos pujolitos, hoy demócratas catalanes, pusieron el listón muy alto. Frente a nuestra antigualla inspirada en Bakunin de «Mi patria es el mundo, mi familia la humanidad» lo han vuelto a tener muy claro: sus patrias, sus banderas, siempre tienen el tamaño que marcan las billeteras.

 

Juan Rivera. Colectivo Prometeo y Coordinador Mesa Estatal FCSM