Comunicado nº 29 del Colectivo Anemoi
En la mañana del 27 de septiembre de 1975 -mientras varios compañeros dirigentes de la Unión Militar Democrática (UMD) permanecían detenidos en prisión militar, a la espera de consejo de guerra- eran fusilados José Humberto Baena Alonso, de 24 años; José Luis Sánchez-Bravo Solla, de 22 años; Ramón García Sanz, de 27 años; Juan Paredes Manot, Txiki, de 21 años y Ángel Otaegui, de 33 años. Tres de ellos del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP) y dos de Euskadi ta Askatasuna (ETA).
Habían sido condenados a muerte en uno de los últimos consejos de guerra de la dictadura franquista. Una inmensa marea de protestas internacionales se elevó por todo el mundo civilizado. Muchos países llamaron a consulta a sus embajadores. Numerosos intelectuales franceses, entre ellos Jean-Paul Sartre, solicitaron clemencia para los condenados. No la hubo. Franco murió asesinando.
El final de la dictadura no supuso la erradicación del poder franquista. Prueba de ello es que los callejeros de numerosas ciudades de nuestra Patria continúan enalteciendo el nombre de los asesinos, avergonzando la conciencia democrática de nuestro pueblo.
Bajo la máscara de una Constitución monárquica otorgada, el franquismo -emboscado en los aparatos del Estado- prosiguió con sus métodos criminales. Ciudadanos inocentes continuaron siendo detenidos o secuestrados sin ninguna garantía judicial. Algunos de ellos torturados y asesinados en las mazmorras borbónicas en la más completa indefensión.
Por si no bastase, el régimen borbónico del 78 envió a oficiales de las Fuerzas Armadas a cooperar con la sanguinaria dictadura argentina a comienzo de los años 80.
ANEMOI, como militares de los Ejércitos de Tierra, Mar y Aire -en activo, reserva o retirados- reafirmamos nuestro compromiso con el Pueblo, con las libertades públicas y con la democracia.
Por todo ello decimos ¡Basta ya! ¡Verdad, Justicia y Reparación para las víctimas del franquismo!
¡Viva la República!
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