Todo el mundo conoce de la estrecha relación que une a Israel con Estados Unidos. Basta observar como en todas las votaciones en la Asamblea General de la ONU, no importa cuán comprometida sea ésta para Washington, Israel secunda a la superpotencia por muy alejados que queden ambos del consenso general. Por eso es tan […]
Todo el mundo conoce de la estrecha relación que une a Israel con Estados Unidos. Basta observar como en todas las votaciones en la Asamblea General de la ONU, no importa cuán comprometida sea ésta para Washington, Israel secunda a la superpotencia por muy alejados que queden ambos del consenso general.
Por eso es tan interesante el fenómeno que refleja un reporte de Ramzy Baroud, escritor y periodista especializado en temas del Medio Oriente en un trabajo publicado en el Palestine Chronicle titulado «El efecto bumerán».
Baroud destaca que pese a las masivas sumas invertidas por Israel para mantener una opinión pública a su favor en EEUU, se advierten actualmente inequívocas tendencias en las encuestas que prueban que la dinámica del apoyo a Israel por el ciudadano común estadounidense está cambiando, incluso entre los que son judíos, algo muy preocupante para el gobierno de Israel. Tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 la afinidad entre Israel y EEEUU creció hasta niveles sin precedentes.
Los ataques, el discurso mediático y las posteriores guerras convocaron el apoyo de muchos cristianos protestantes evangélicos que ven la ampliación del conflicto en el Medio Este como parte de la tan esperada profecía bíblica que, según ellos, se cumplió con el establecimiento del Estado de Israel.
Mientras el gobierno del Primer Ministro Benjamin Netanyahu, explotó cada oportunidad que tuvo para maximizar el apoyo a los objetivos considerados importantes por la derecha, la ultra derecha y los partidos religiosos de Israel, el estilo vanidoso y confrontativo de Netanyahu le ha enajenado el apoyo de muchos demócratas. Las políticas de Netanyahu de fortalecer la ocupación, bloquear todo esfuerzo de paz y expandir los ilícitos asentamientos judíos, también comenzaron a minar el apoyo que Israel siempre ha dado por seguro de los judíos americanos.
Pero en enero de 2018 las estadísticas entre los judíos americanos se han desplomado aún más.
Según el diario israelí Haaretz un reciente estudio del Brand Israel Group «el apoyo a Israel entre los estudiantes judíos en EEUU cayó un 32% entre 2010 y 2016.
La percepción de que los americanos judíos constituyen un grupo aislado que presta apoyo a Israel independientemente de sus tendencias políticas, ya no se sostiene. Las comunidades judías en EEUU están cambiando, al igual que la nación entera.
El número de las que se identifican como «liberales» en EEUU ha subido de 27% a 41% entre 2000 y 2015.
Este cambio ha estado acompañado por una creciente simpatía hacia los palestinos, como lo indica una encuesta Pew de mayo de 2016. Más demócratas liberales dijeron simpatizar más con los palestinos (40%) que con Israel (33%). Varios analistas concluyeron entonces que el desencanto con Israel obedecía a las diferencias entre Netanyahu y Barack Obama sobre asuntos como la expansión ilegal de los asentamientos y el acuerdo nuclear con Irán.
La tendencia continuó, porque cuando un tema pasa a formar parte de la política partidista, se polariza, explica Baraud. Desde hace décadas, Israel había sido considerado el único tema en que todos los estadounidenses coincidían, pero esto no es así ya y Netanyahu ha jugado un papel importante en ello.
La tendencia entre los demócratas liberales fue contrarrestada con otra tendencia entre los republicanos quienes adoptaron la causa de Israel como suya propia. Mientras que los evangelistas cristianos lograban hacer del apoyo incondicional a favor de Israel un requisito indispensable a cumplir por cualquier candidato que solicite su apoyo, la causa israelí ha dejado de ser tema exigido por los demócratas. Una encuesta Pew indica que «los liberales demócratas que apoyan más a los palestinos que a Israel se han casi duplicado desde 2014 (de 21% a 40%) y es mayor que en cualquier otra fecha posterior a 2001. De todos los demócratas, solo el 33% simpatizaba con Israel según la encuesta Pew de 2017.
Esta fue la «primera vez en la historia» que se ha dividido «casi a la mitad el número de los que apoyan a Israel y quienes lo hacen a los palestinos».
Y así como creció el apoyo a los palestinos entre demócratas, también creció el margen entre los dos partidos mayores. Según lo indica la más reciente encuesta Pew 2018, aunque el apoyo a Israel de los republicanos sigue siendo alto, un convulso 79% de apoyo a Israel de parte de los demócratas, se hundió a apenas un 27%. Ciertamente, Netanyahu ha incrustado a Israel en el corazón de la polarizada política estadounidense. Aunque ha logrado éxitos a corto plazo (como la obtención del reconocimiento por EEUU de Jerusalén como la capital de Israel) ha dañado el consenso de los estadounidenses sobre Israel «y esto despierta esperanzas», concluye Baraud.
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