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Izquierda Unida, adelante

Fuentes: Rebelión

En 1982, el PCE obtuvo con cuatro diputados un resultado catastrófico. Años antes, en 1979, tras las primeras elecciones municipales democráticas, el PCE había apoyado al PSOE para alcanzar las alcaldías más emblemáticas de España; aquel apoyo, que nunca tuvo una respuesta de gratitud por parte del mayor beneficiario, convirtió al PSOE en verdadera alternativa […]

En 1982, el PCE obtuvo con cuatro diputados un resultado catastrófico. Años antes, en 1979, tras las primeras elecciones municipales democráticas, el PCE había apoyado al PSOE para alcanzar las alcaldías más emblemáticas de España; aquel apoyo, que nunca tuvo una respuesta de gratitud por parte del mayor beneficiario, convirtió al PSOE en verdadera alternativa de Gobierno. Meses antes, la ciudadanía fue sacudida con una conmoción «casi imprevisible»: el intento de golpe de estado el 23 F con el asalto de guardias civiles al Congreso de los Diputados. El bipartidismo acentuó su intensidad y cientos de miles de electores del PCE se fueron al PSOE para conseguir «el cambio». Santiago Carrillo dimitió como máximo responsable.

En 2004, tras las elecciones generales y europeas, IU se ha configurado como una fuerza política al borde de la marginalidad, con tres diputados en el Congreso. Años antes, Frutos y Almunia escenificaban un pacto que podría permitir al PSOE recuperar el poder perdido; acuerdos reiterados en las siguientes elecciones municipales. Horas antes de las elecciones generales de 2004, la ciudadanía asistió conmocionada al «casi imprevisible» atentado del terrorismo islámico del 11 M. El bipartidismo acentuó su intensidad y cientos de miles de electores de IU se fueron al PSOE para garantizar un cambio que permitió regresar al PSOE al Gobierno de España. Llamazares continúa en su cargo.

Dos años después de 1982, en 1984, el Partido Comunista de Andalucía supo reaccionar y planteó una «Convocatoria por Andalucía» proponiendo un proceso abierto a la sociedad civil para elaborar una alternativa de gobierno y de sociedad. Puso al frente de esta iniciativa al alcalde de Córdoba Julio Anguita, personalidad del mayor prestigio político entre sus filas, en detrimento de los que detentaban el poder del aparato. En 1986, al calor de la movilización general contra la OTAN, cuya entrada ahora sí defendía el PSOE mostrando su auténtica política, el PCE planteó el nacimiento de IU, con la participación de numerosos colectivos y personas que deseaban una Europa sin bloques militares y un giro político hacia la izquierda en nuestro país. A pesar de la caída del muro de Berlín y de las crisis de los partidos comunistas europeos, algunos cambiando su naturaleza y su nombre, en España IU fue la tabla de salvación y la idea genial de un PCE al borde del aislamiento.

La historia no se repite, pero los acontecimientos y su desarrollo, a veces llenos de similitudes, nos obligan a preguntarnos ¿hemos aprendido?. Hoy, IU, y en Andalucía IULV-CA, han de reconocer su grave situación y, por lógica y por ética, sus principales responsables han de presentar su dimisión. Gaspar Llamazares por el giro emprendido hacia el «modelo Iniciativa per Catalunya» y los bandazos que nos han llevado a estos resultados. Diego Valderas y otros dirigentes andaluces por haber hecho de la candidatura de Willy Meyer cuestión de prioridad política, generando incluso una fractura dentro de IU que será de graves consecuencias. No cabe mirar para el techo esperando que pase el tiempo y se olviden las cosas.

IU debe abrir un proceso constituyente, similar al que planteó en su día y que alumbró su nacimiento hace 20 años. Este proceso ha de concitar una convocatoria amplia, realizada por dirigentes «no quemados políticamente» y por personas cercanas, aunque no sean militantes. Este ámbito sociopolítico, o lugar de encuentro, a la luz de los problemas actuales y de los perfiles de los movimientos sociales transformadores que desenvuelven su tarea de mejorar la sociedad en todos sus aspectos, debiera generar propuestas, programas y estructuras organizadas que permitiesen, en Andalucía, recuperar la ilusión del 28 de Febrero y la capacidad de intervención de nuestra Comunidad en la reforma del modelo de Estado y en la construcción europea, para acabar con nuestro papel subsidiado, dependiente y de «últimos de la fila» en todos los indicadores sociales y económicos, educativos y sanitarios. Una «nueva» o «renovada» fuerza política, fruto de la confluencia de todos y del respeto a las identidades de todos. Entre ellos, IU, que sigue siendo necesaria para que esta sociedad no quede estancada en los valores que tanto el PSOE como el PP no se atreven a cuestionar.

* Sebastián Martín Recio. Alcalde de Carmona y miembro del Consejo Político Federal de IU.