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Sobre el documental Sala de Control

Disparando misiles contra Al-Yazira

Fuentes: CounterPunch

Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Hay una escena escalofriante en el nuevo documental «Sala de Control» [Control Room] de Jahane Noujaim, en la que se ve a un F-16 estadounidense que se desplaza lentamente por el cielo sobre Bagdad. El avión hace un arco perezoso en el cielo azul y luego apunta rápidamente hacia abajo, siguiendo una línea recta hacia el edificio que alberga la oficina noticiosa de Al-Yazira.

Un destello, y dispara dos misiles guiados por láser hacia el edificio y su impacto apaga la pantalla.

Todo sucede en segundos.

El veterano periodista Tarik Ayoub murió instantáneamente en el ataque.

Más tarde, ese mismo día, pilotos de aviones caza bombardearon la instalación de medios de Abu Dhabi, de la misma manera.

Los eventos del día terminaron en las calles de Bagdad cuando un tanque Abrams volvió lentamente su torreta hacia el Hotel Palestine; alojamiento de todos los medios noticiosos de visita en Irak.

El tanque levantó su cañón hacia el 13 piso y disparó un poco más tarde… matando a un periodista español e hiriendo a tres más.

Ninguna persona que vea esta atroz secuencia podrá confundirla con otra cosa que lo que es… asesinatos a sangre fría, preparados y dirigidos por el Secretario de Defensa, Donald Rumsfeld. (Al-Yazira incluso suministró al ejército de EE.UU. los coordinados exactos [de su oficina] para que no ser atacados como sucedió en Kabul).

Ningún oficial, por más vengativo que sea, pondría jamás en peligro su carrera con un ataque tan insensato e implacable contra gente inocente.

La orden vino directo desde arriba, y lleva el imprimátur de Rumsfeld.

La secuencia de los colegas de Ayoub en Doha es devastadora.

Todos saben lo que acaban de presenciar y la sala de control guarda silencio con un sentido palpable de horror.

Nadie tiene duda alguna sobre el mensaje que se les está dirigiendo.

Como afirma el gerente de Al-Yazira, mientras fuma un cigarrillo tras otro: «Nos dicen que ‘o ustedes están con nosotros o contra nosotros’… hemos acusado recibo de ese mensaje».

Es desgarrador.

La mayoría de los estadounidenses descarta a Al-Yazira como propaganda musulmana, radical.

Tienen que esperar con su opinión hasta que vean esta película… y decidir después.

La sala de noticias de Al-Yazira me recuerda una de las viejas películas de Billy Wilder en las que todos se entrechocan mientras tratan de terminar una historia.

No tiene nada que ver con las emisiones noticiosas de cadena de montaje que hay en EE.UU., con modelos masculinos vestidos con mucho estilo que entregan las versiones «amistosas hacia las corporaciones» de los eventos, diluidas adecuadamente con interminables interrupciones comerciales e historias idiotas de supuesto interés humano.

Son noticias duras.

Es más fácil imaginarse a Mencken o a Edward R. Morrow vagabundeando por estas salas que gente como Brit Hume o, Dios nos guarde, el fatuo, grasiento, Bill O’ Reilly. («¡Cállate y basta!»)

La mayoría del equipo de Al-Yazira son graduados de la BBC, una institución que sigue siendo respetada en todo el mundo por su objetividad y sus reportajes en profundidad. (aunque la calidad de los informes de la BBC parece estar en continuo deterioro).

Esto asegura que los niveles periodísticos son elevados y que el equipo de talentosos y comprometidos reporteros es bastante comunicativo. (De cerca, sin embargo, los reporteros sólo parecen ‘perros de presa estresados de las noticias’ que tratan de cumplir con un plazo de entrega.)

Además del caos de la sala de control, ésta es gente de carne y hueso y su humanidad se distingue fácilmente. El documental es una ventana fascinante hacia las vidas de todos los días de gente que está dispuesta a arriesgarse personalmente para presentar los eventos del día en una plataforma imparcial.

En el lenguaje de Rumsfeld, esto equivale a un acto de guerra.

Su reacción (bombardear estaciones de televisión móviles) indica lo seria que es para él la difusión de noticias que no pasan por el sistema de filtración del Pentágono.

Al-Yazira ha provocado un escándalo entre los principales jerarcas de la administración Bush. Su representación pictórica de la guerra en Irak discrepa de la narrativa jovial de «liberación» y «democratización» que es propagada por la prensa occidental. Cuerpos calcinados y niños muertos tienden a desengañar a los espectadores de la noción estúpida de que «guerras de agresión» sirven un propósito humanitario.

Los estadounidenses han sido protegidos cuidadosamente contra la visión de algún signo de la vasta devastación y sufrimiento causados por el conflicto.

Para muchos, Fahrenheit 9-11 de Michael Moore, fue probablemente la primera vez que llegaron a ver un vídeo de iraquíes muertos o de amputados estadounidenses. Son los costos reales de la guerra ilegal de Bush. Son espantosamente diferentes de las secuencias a la «Polyanna» de niños alegres y de escuelas «reconstruidas del canal FOX News. La audiencia tendrá que decidir por sí misma qué representación está más cerca de la verdad.

Los estadounidenses se sentirán cómodos con los principales personajes de Sala de Control. En general, parecen inteligentes, sardónicos y perdidamente desmelenados. Recuerdan tristemente a los periodistas que solían convertir las salas de noticias de EE.UU. en el centro del universo mediático. Por desgracia, han sido reemplazados por maquetas acartonadas de «Barbie y Ken» que otorgan a las noticias de cada noche la credibilidad de un show de strip-tease de Las Vegas.

La atmósfera recalentada de Sala de Control indica que el periodismo serio sobrevive «vivito y coleando» en una remota estación de televisión en Doha, Qatar.

En Al-Yazira los personajes principales todavía hablan de un mundo que es «propicio para la libertad de la prensa y de expresión»; una idea que parece trágicamente fuera de lugar en las noticias de producción comercial de EE.UU. En EE.UU. el «balance final» determina hace tiempo qué historias terminan en el piso de la sala de montaje.

La necesidad imperiosa de generar beneficios es simplemente incompatible con la información objetiva.

Al-Yazira fue recientemente criticada por el nuevo gobierno provisional de Irak por «incitación».

Su respuesta fue la siguiente declaración: «Estos tipos de afirmaciones no impedirán que el canal continúe con su independencia editorial mantenida durante largo tiempo, o su adhesión a principios profesionales y prácticas mediáticas internacionalmente reconocidos».

¿Independencia editorial? ¿Principios profesionales?

¿Cuándo fue la última vez que estas cualidades fueron aunque sea remotamente relacionadas con los medios occidentales?

¡Cuidado, FOX News!

Me sorprendería si mucha gente no considerara que esta película es tan fascinadora y contagiosa como me sucedió a mí.

Vayan a verla… vale la pena gastar los 8 dólares.


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El correo de Mike Whitney es: [email protected]


http://www.counterpunch.org/whitney07272004.html