La decisión electoral está difícil en Estados Unidos para los republicanos insatisfechos con la gestión del presidente George W. Bush
Algunos se inclinan por Ralph Nader, el candidato del minoritario Partido Verde, pero otros quieren evitar a toda costa un nuevo gobierno de Bush y prefieren dar su voto al único candidato con posibilidades de derrotarlo: John Kerry, del opositor Partido Demócrata.
La mayoría de los desertores proceden de lo que queda del ala «moderada» del gobernante Partido Republicano, identificada desde 1952 con los intereses de las grandes empresas multinacionales, el estado de bienestar empresarial y los derechos civiles.
Varios miembros destacados del partido de gobierno han anunciado su apoyo a Kerry.
Uno de ellos fue el hijo del difunto presidente Dwight Eisenhower, cuya victoria en 1952 sobre el aislacionista Robert Taft en la Convención Nacional Republicana marcó la dominación de los llamados «republicanos de Rockefeller» por 25 años.
«El hecho es que desconozco al actual Partido Republicano», escribió John Eisenhower en un artículo publicado en septiembre por la publicación Manchester (New Hampshire) Union Leader, de extrema derecha.
Eisenhower declaró que tras la invasión de Iraq, en marzo de 2003, dejó de ser miembro del Partido Republicano para ser independiente, y criticó a la actual administración por su gasto desenfrenado y su «arrogancia» en materia de política exterior.
Quizá menos sorprendente fue una declaración de un senador republicano, Lincoln Chafee, quien sugirió el lunes que escribiría el nombre de un candidato en su papeleta antes que votar por Bush.
La declaración fue interpretada como una advertencia de que el senador abandonaría a su partido si los demócratas se colocan a un voto de controlar la cámara alta, como lo hizo su par Jim Jeffords, del estado de Vermont, en mayo de 2001. Actualmente, hay 51 senadores republicanos y 49 demócratas.
A estas figuras moderadas se unieron algunas autocalificadas como «conservadoras». Algunos de éstos dijeron que votaron por Bush en 2000 en la equivocada creencia de que conduciría una política exterior «humilde» y permanecería fiel de los principios de «gobierno pequeño» que mantenían los republicanos conservadores desde la segunda guerra mundial.
«La continuación de Bush en la presidencia desacreditará a los conservadores por generaciones», escribió Scott McConnell, director ejecutivo de la revista The American Conservative, en un artículo titulado «Kerry is the one» (Kerry es el hombre).
El desgaste de la base republicana de Bush se refleja claramente en el hecho de que Kerry está obteniendo más respaldos de periódicos que el propio presidente.
Históricamente, los editores de diarios locales han sido republicanos. Para las elecciones de 2000, Bush logró el doble de apoyos que su rival de entonces, Al Gore.
Pero según el último conteo de la publicación en Internet de la industria, Editor and Publisher, Kerry aventaja a Bush por 162 a 129 diarios. Los lectores de los diarios que apoyan a Kerry suman 18,4 millones de hogares, y los de Bush, 12,8 millones.
Más notable es que 38 diarios que apoyaron a Bush hace cuatro años se pasaron al bando de Kerry, mientras sólo seis que habían respaldado a Gore se pasaron a Bush.
Pero las deserciones más importantes proceden de los elementos más moderados del Partido Republicano, cuya maquinaria ha pasado al control de la Derecha Cristiana.
Es por esto que estados tradicionalmente republicanos, como Maine y New Hampshire, podrían fácilmente volcarse a favor de Kerry en los comicios del martes, igual que estados del medio oeste, bastión del republicanismo moderado.
«La verdad es que Bush no habla por mí ni por otros republicanos moderados cuando se expresa sobre temas muy diversos», manifestó William Milliken, quien fue gobernador de Michigan de 1969 a 1983.
Bush creó «el mayor déficit de la historia de nuestro país» y «nos arrastró a una guerra trágica e innecesaria», afirmó Milliken.
Michigan es uno de los 10 estados electoralmente volátiles que votaron por Gore en 2000, por una estrecha mayoría.
Otro prominente ciudadano de ese estado, Lee Iacocca, ex presidente de la firma Chrysler y «gurú» de los negocios, también se cambió de bando. En 2000, Iacocca había proclamado su apoyo a Bush, pero este año anunció su intención de votar a Kerry.