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Cindy, una madre sin hijo

Fuentes: El Nacional

Cindy Sheehan, la madre del joven soldado estadounidense de 24 años, Casey Sheehan, muerto en la guerra de Iraq, ha conseguido resucitar el sentimiento antibelicista de los Estados Unidos que en los años 70 se convirtiera en el enemigo interno del gobierno de ese país y terminó perdiendo la guerra con el Viet Nam. La […]

Cindy Sheehan, la madre del joven soldado estadounidense de 24 años, Casey Sheehan, muerto en la guerra de Iraq, ha conseguido resucitar el sentimiento antibelicista de los Estados Unidos que en los años 70 se convirtiera en el enemigo interno del gobierno de ese país y terminó perdiendo la guerra con el Viet Nam. La pérdida de su hijo cambio la rutina de una mujer cuya vida, hasta abril del año pasado, giraba en torno a su familia y a varios empleos temporales, incluyendo uno en una iglesia, para ser la principal activista de su país, en contra de la guerra en el Medio Oriente, seguida por miles de personas y con su propia página en la red cibernética, www.meetwithcindy.org.

Esta mujer de 48 años, con una energía extraordinaria alimentada por el dolor de la pérdida de su hijo, reclama la presencia de Bush, a quien quiere interrogar «de frente», sobre la impertinencia de mantener una guerra que ya ha matado a más de 1,800 jóvenes hombres y mujeres soldados, como su hijo. Quiere que el presidente belicista le explique cuál es la tan noble causa por la que toda esa juventud y su hijo se inmolaron. Con la certeza de que perdió a su hijo por la expansión del imperialismo americano, al que llama depredador, pide la destitución de George W. Bush, su juicio por crímenes de guerra y su posterior encarcelamiento.

La noche del miércoles 17 de agosto pasado, Cindy y su causa, convocaron a de decenas de miles de personas, un ejército pacifista que con velas encendidas y pancartas, tanto a la puerta del Rancho del presidente «cowvoy», como frente a la Casa Blanca, una escena que se repitió en Boston, Atlanta, Denver, Houston, Chicago, Phoenix, San Francisco, Los Ángeles, Nueva York y prácticamente en todo el país, en 1.627 vigilias de aliento celebradas en cruzada antibelicista en un país que empieza a dar muestras de incredulidad por la causa del poder estadounidense.

La maternidad en reclamo radical, no es una nota nueva, al contrario, la historia pasada y reciente está llena de «madres coraje» en pie por sus hijos e hijas arrebatados en desapariciones forzosas y en guerras. No hay más que dar un paseo por toda América para ver a tantas mujeres movilizadas y amenazantes multiplicando fuerzas, razonamientos, exigencias y poder.

Nada detiene a las mujeres más tradicionales si se les arrebata a sus hijos e hijas, orgullo emblemático del mayor reconocimiento conseguido en esta cultura y en el dolor extremo de la pérdida, como se encuentra Cindy, le permite valorar el amplio espectro de injusticias que rodean la muerte de su hijo Casey.

Ni siquiera se hubiera dado cuenta en otras circunstancias de «algunos detalles», sin embargo, la mente de una mujer que sobrevive a ese dolor se amplía, se aviva e ilumina hasta doblegar el mismo sistema de poder.

Y si no, ahí están las Madres de la Plaza de Mayo cuyo dolor fue suficiente elán para desenmascarar el terror del Proceso militar en Argentina, mujeres madres y abuelas que desestabilizaron todo el tinglado con fotos de sus hijos e hijas colgadas en el pecho, mientras paseaban alrededor de la Plaza con cabeza cubierta de blanco pañuelo su tremendo dolor.

Como dice la amiga Cecilia Lavalle, periodista mexicana, una madre puede ser una pesadilla para quien no tiene respuestas y como a Bush ya no le quedan argumentos que justifiquen su ansiada guerra, tendría que empezar a preocuparse ya.