La escalofriante posibilidad de que los médicos del hospital Memorial Medical Center de Nueva Orleans recurrieran a la eutanasia para aliviar el sufrimiento de sus pacientes en estado crítico, tras el devastador impacto del huracán Katrina, el pasado agosto, cobra cada vez más visos de realidad. Es algo «creíble y merece que lo investiguemos», declaró […]
La escalofriante posibilidad de que los médicos del hospital Memorial Medical Center de Nueva Orleans recurrieran a la eutanasia para aliviar el sufrimiento de sus pacientes en estado crítico, tras el devastador impacto del huracán Katrina, el pasado agosto, cobra cada vez más visos de realidad. Es algo «creíble y merece que lo investiguemos», declaró ayer Charles Foti, fiscal general del estado de Luisiana (EEUU) a la cadena de televisión CNN, que reveló que se está investigando a varios médicos en relación a ese tema, que ya adelantó EL PERIÓDICO el pasado 15 de septiembre en un reportaje titulado Eutanasia desesperada.
Muestras de tejidos de 100 pacientes fallecidos en los caóticos días que siguieron a la inundación de la ciudad fueron enviadas a principios de este mes a un laboratorio de toxicología en Filadelfia (Pensilvania), con el objetivo de averiguar si se administró a estos enfermos dosis letales de morfina para causarles la muerte, según explicó el forense de Nueva Orleans, Frank Minyard.
SIN ACUSACIÓN FORMAL
Al menos 140 enfermos fallecieron en hospitales y residencias de ancianos de la ciudad tras el impacto del huracán, y la fiscalía estatal investiga si se sometió a eutanasia a muchos de ellos en seis hospitales y 13 residencias, pero aún no se ha acusado formalmente a nadie. El más notorio de ellos es el Memorial Medical Center, que sufrió condiciones dantescas durante cuatro días, hasta la evacuación de su personal y pacientes.
Uno de los médicos de este hospital, el doctor Bryant King, declaró a la CNN que otro doctor le dijo que un administrador del centro sugirió «acabar con el sufrimiento» de los enfermos, algo a lo que King se opuso. Aunque aceptó sus reparos, el otro médico le explicó que otra doctora estaba dispuesta a hacerlo, sin citarla por su nombre.
King aseguró haber visto a una colega, la doctora Anna Pou, con un puñado de jeringuillas en la mano, hablando con pacientes y diciéndoles: «Os voy a dar algo que os hará sentir mejor». Según King, «esto es extrañísimo, en primer lugar porque nosotros no administramos medicación, eso lo hacen las enfermeras. Casi nunca lo hacemos los médicos personalmente a menos que sea de importancia crucial, y nadie se pasea con un puñado de jeringuillas de enfermo en enfermo, administrando a todos lo mismo». Sin embargo, no pudo asegurar haber visto a nadie practicar la eutanasia, pues él evacuó el hospital.
SILENCIO DE LA DOCTORA
Por su parte, la doctora Pou se ha negado a hacer comentario alguno sobre si puso fin a la vida de los enfermos para aliviar su sufrimiento, y ha remitido todas las preguntas a su abogado. Tras completarse la evacuación del hospital, el pasado 2 de septiembre, declaró a una cadena de de televisión de Baton Rouge (Luisiana): «Con o sin huracán, algunos pacientes en estado crítico habían dado orden de no ser mantenidos artificialmente con vida, es decir, pedían que se les permitiese morir de forma natural».
Una vecina de la ciudad, que sufrió junto a su madre, enferma terminal, la odisea desencadenada por el huracán en el Memorial Medical Center, también notó el cambio de talante en el centro, a medida que las condiciones fueron empeorando por la falta de suministro eléctrico, comida, agua potable y aire acondicionado, bajo altas temperaturas. «Decidieron no evacuar a los pacientes que habían pedido que no se los mantuviese artificialmente con vida», declaró Angela McManus.
Para entonces, algunos miembros del hospital estaban discutiendo si recurrir a la eutanasia, asegura la CNN. Las condiciones del centro eran desesperadas. Unas 2.000 personas, entre enfermos, familiares y personal médico, se vieron atrapadas en él por la inundación que siguió al impacto del Katrina.