Alrededor de 200 mujeres de partidos del Conjunto de Euskal Herria, a excepción de los partidos que representan a la derecha española y francesa (como UPN-PP, CDN, UMP, UDF), se han comprometido hoy, en un acto celebrado en Donostia, a ser «voces para la paz». El grupo, que se llamará Ahotsak, ha presentado un manifiesto […]
Alrededor de 200 mujeres de partidos del Conjunto de Euskal Herria, a excepción de los partidos que representan a la derecha española y francesa (como UPN-PP, CDN, UMP, UDF), se han comprometido hoy, en un acto celebrado en Donostia, a ser «voces para la paz».
El grupo, que se llamará Ahotsak, ha presentado un manifiesto por el que se implica en el impulso del proceso de resolución del conflicto, con el fin de que se convierta en irreversible, y reclama el respeto a la decisión de los vascos, también en el caso de que la sociedad decida cambiar el marco jurídico-político.
El texto ha sido leído, en el Palacio Miramar de Donostia, por variosperiodistas. La ex directora de GARA Mertxe Aizpurua lo ha hecho en castellano, Maialen Iriarte de ETB en euskera, y Beatriz Mole en francés.
En el acto estuvieron presentes, entre otras, representantes de las 25 organizaciones que se han sumado al documento a título personal, entre ellas del PSE como Genma Zabaleta, Idoia Mendia o Susana García Chueca o de PSN, como Julia Cid, Lourdes Montero y Ainhoa Aznarez.
Tres representantes de cada partido o sindicato han suscrito el texto y han asistido al acto, entre ellas, sus impulsoras Gema González de Txabarri (PNV), Jone Goirizelaia (Batasuna), Nekane Alzelai (EA) -que ha estado acompañada de Begoña Errazti y Onintza Lasa-, Kontxi Bilbao (EB), Aintzane Ezenarro (Aralar), Nekane Erauskin, Ainara Epelde y Ane Auzmendi, de EHAK, y la propia Genma Zabaleta.
El documento
El documento recuerda que, quienes suscriben esta declaración, son mujeres «de distintas ideologías, tradiciones y sentimientos que, a título personal», y partiendo desde lo que les une y les separa, desean «explorar pasos hacia adelante en la búsqueda de la paz y de la reconciliación».
«Con esta declaración no pretendemos sustituir a nada ni a nadie, desde el lugar que ocupa cada una, nuestra única intención es dar un impulso a la situación actual e intentar ayudar en la búsqueda de soluciones, aseverando que el diálogo sin prejuicios y sin condiciones es un buen punto de partida como lo es el respeto a los derechos de todas las personas», añade.
Asimismo, subraya que «trabajar por un presente y un futuro de esperanza nos obliga a poner en valor una militancia común al margen de la nuestra propia: la militancia por la paz ante tantos saboteadores que la paz tiene siempre en todos los conflictos en los que es necesario alumbrarla».
«Creemos que las mujeres debemos ser, por lo tanto, agentes activas por la paz y participar en un nuevo proceso de esperanza que se debe abrir en nuestro pueblo», agrega.
Tras señalar que «hoy por hoy y dado el modelo social en el que vivimos, el protagonismo de los hombres y las mujeres no es el mismo en la vida política de nuestro país», señala que, como se padecen «las consecuencias de un conflicto político» que no les es ajeno, reivindican «la participación y el protagonismo que las mujeres» con el objetivo de buscar soluciones.
«Debemos ser sujetos activos de la solución, al igual que hemos sido sujetos de lo que hasta ahora ha sucedido», asegura este colectivo de mujeres.
Premisas
A juicio de Ahotsak, es preciso que se abra una etapa nueva bajo tres premisas básicas. Una de ellas es que «la consecución de la paz es una exigencia colectiva y una prioridad política», además de «una tarea de todos, que no consiste únicamente en la ausencia de cualquier violencia».
«El concepto de paz, desde nuestro punto de vista, no está vacío de contenido, sino todo lo contrario. Para nosotras, tiene que ver con la democracia, la justicia social, con un proceso de cambio que permita a la ciudadanía dar por concluidos conflictos históricos, cerrar una página en términos de derechos y libertades», destaca.
La segunda premisa es que «todos los proyectos políticos se pueden y se deben defender». «No hay que imponer ninguno. Hay que buscar un escenario democrático que permita y garantice el desarrollo y la materialización de todos los proyectos en condiciones de igualdad, por vías políticas y democráticas», indica.
En tercer lugar, considera esencial que, «si la sociedad vasca, la ciudadanía del País Vasco o Euskal Herria desea transformar, cambiar o mantener su actual marco jurídico-político, todos deberíamos comprometernos a respetar y establecer las garantías democráticas necesarias y los procedimientos políticos acordados para que lo que la sociedad vasca decida sea respetado y materializado. Y si fuera necesario, tuviera su reflejo en los ordenamientos jurídicos».
En este sentido, entienden que también deberán abordarse «los condicionantes que determinan la diferente participación social de las mujeres y hombres, a fin de que se garantice la igualdad de derechos y oportunidades inexistentes en la actualidad». «Esto conlleva el reconocimiento de nuestros derechos, los de las mujeres, y sólo será posible desde el compromiso firme de todos los agentes partícipes en el proceso», añade.
A su juicio, «es posible la solución», por lo que apuestan por el diálogo «es el paso previo para acordar y fortalecer la democracia, y no debilitarla» .
«Nosotras no buscamos el éxito electoral ni la defensa de nuestra opción política, sindical, social y cultural no buscamos el aplauso de nadie ni nos intimida la crítica feroz. Nos anima pensar que merece la pena trabajar por que las cosas no sigan igual, para hacer creíble el camino al que siempre hasta ahora se ha tachado de imposible por quienes no quieren que tenga solución», apunta.
Por ello, se comprometen a trabajar «para blindar» el proceso de paz «para que no embarranque, para que no se frustre». Asimismo, abogan por la implicación de las mujeres en el proceso de resolución con el fin de que tengan su «papel y protagonismo, tanto durante el proceso como en la solución».
«En definitiva, trabajaremos para establecer las garantías democráticas que permitan la participación de toda la ciudadanía fortaleciendo el proceso y su solución», señalan.
El manifiesto es una «aportación» y se muestran dispuestas «al contraste, al diálogo, al acercamiento, a la negociación y a poner todo lo que esté de nuestra parte en la tarea de construir la paz».