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¿Una democracia que permite que estos símbolos continúen en la calle?

Retiran en Madrid la placa dedicada al General Yagüe, responsable de la matanza de la plaza de toros de Badajoz

Fuentes: Coordinadora Antifascista de Madrid

En la mañana del Sábado 27 de mayo la Coordinadora Antifascista de Madrid ha retirado dos placas de la calle dedicada al General Yagüe para restituir su verdadero nombre: Calle de San Germán. El hecho de que en Madrid existan calles, plazas y parques dedicados a torturadores, asesinos o violadores franquistas como Yagüe, Mola, Queipo […]

En la mañana del Sábado 27 de mayo la Coordinadora Antifascista de Madrid ha retirado dos placas de la calle dedicada al General Yagüe para restituir su verdadero nombre: Calle de San Germán.

El hecho de que en Madrid existan calles, plazas y parques dedicados a torturadores, asesinos o violadores franquistas como Yagüe, Mola, Queipo de Llano, Arias Navarro y un largo etcétera supone una humillación para las víctimas del terrorismo franquista, para sus familiares y compañeros/as.

Es especialmente humillante que aún exista una calle con el nombre del criminal de guerra del franquismo, General Yagüe. Está totalmente demostrada la matanza que este criminal realizó en la ciudad de Badajoz en 1936. Varios miles de personas fueron fusiladas en la plaza de toros. Sus mercenarios de Rif realizaron castraciones a ciudadanos que se opusieron al golpe de estado fascista. Al ser preguntado por esta matanza, el mismo General Yagüe declaró al Herald Tribune de Nueva York: « Claro que los fusilamos. ¿Qué se figuraba? ¿Cree que iba a llevarme conmigo a 4000 rojos mientras mis columnas avanzaban en una carrera contra reloj? » Y el responsable de esta barbarie tiene, con el beneplácito del alcalde y presidenta de la Comunidad de Madrid del PP, una calle a su nombre.

Con esta acción de retirada de placas de calles fascistas queremos contribuir a la recuperación de la dignidad de las víctimas de la dictadura y el terror franquista.

Este año, en concreto el 18 de julio, se cumplen 70 años del levantamiento fascista contra el gobierno popular y legítimo de la II República. Este año, 167 calles en Madrid siguen recordando a los asesinos, violadores y torturadores que dieron el golpe de estado, que exterminaron a cerca de medio millón de personas, y que después de acabar la guerra y hasta la muerte de Franco, fusilaron alrededor de doscientas mil personas e hicieron prisioneras a más de un millón, cuyo único delito fue actuar contra un régimen impuesto a sangre y fuego.

Este año se supone vivimos en democracia. Una democracia que permite que estos símbolos continúen en la calle. Una democracia que amparada en la ley de punto y final, permite que miembros destacados del franquismo se hallen hoy en cargos públicos, en gobernaciones o en consejos de administración de empresas públicas y privadas.

¿Cómo se vería en Alemania que calles de Berlín siguieran teniendo nombres como Himmler, Goebbels o Hitler? ¿Como se vería en Italia si la Jefatura del Estado estuviera en poder de alguien designado por Mussolini? Pero esto es lo que tenemos aquí y ahora. Las nietas de los torturados salimos a la calle y vemos con horror como son nombrados nuestros barrios con placas que recuerdan a los asesinos de nuestros abuelos. Con placas que nos recuerdan su prepotencia, su fascismo, sus ganas de seguir pisando a los movimientos sindicalistas o vecinales, y a todas aquellas que, como nuestros mayores de la República Popular, buscamos un mundo distinto, más justo y solidario.

Defender la Memoria Histórica es vital para la ciudadanía. Nuestro pensamiento depende de nuestro pasado y de cómo nos cuenten ese pasado. Seguir permitiendo esta simbología en nuestros barrios significa seguir considerando la dictadura de Franco como algo legítimo, sin ni siquiera poder argumentar lo que realmente fue: un régimen sanguinario, ilegítimo, terrorista. Perder la Memoria Histórica es desarticular el poder de crítica contra la monarquía, ese sistema impuesto por Franco, incompatible por definición con los principios de la democracia.

La Coordinadora Antifascista de Madrid convoca este año a ejercer el derecho de soberanía popular, en barrios y calles y retirar esas placas. Actuar contra estos símbolos del fascismo significa recordar a todos aquellos que se dejaron la vida, las ilusiones o la esperanza para fomentar un mundo más justo. Significa también actuar legítimamente y defender la democracia borrando de nuestras ciudades toda referencia a regímenes fascistas que son contrarios a los principios de la democracia. Por último, significa también, criticar duramente a la Transición, y a este «Estado de Derecho» que permite que en las calles la prepotencia franquista siga estando presente. Animamos además a individuos y colectivos a que ellos mismos sean quienes se organicen. No esperamos ni delegamos estas actuaciones en Instituciones públicas. Durante más de 30 años han demostrado su incapacidad y negación a hacer nada y solo obviar el problema. Solamente un trabajo organizado conseguirá ejercer la presión necesaria para que los ayuntamientos decidan renombrar las calles. Solamente los vecinos de los barrios tienen la fuerza suficiente para hacerlo.

Ni un día más saldremos a la calle y veremos como se honran los nombres, batallas y lemas franquistas. Ni un día más se olvidará la historia de quienes yacen en fosas comunes. Ni un día más el franquismo permanecerá en nuestras calles.