Traducido del inglés para Rebelión y Tlaxcala por Germán Leyens
Charlottesville, Va, EE.UU.- National Post, de Canadá, se disculpó por haber publicado un artículo diciendo que Irán aprobó una nueva ley exigiendo que los judíos porten una insignia amarilla. Sorprendentemente, o tal vez no lo sea tanto, el autor de este engaño, el periodista iraní exiliado Amir Taheri, fue invitado a la Casa Blanca el 30 de mayo como miembro de un grupo de «expertos en Iraq» para asesorar al presidente de EE.UU., George W. Bush.
La información sobre los antecedentes peculiares de gente que Bush consulta como asesores proviene de Larry Cohler-Esses, cuyo artículo sobre Taheri apareció en la edición del 3 de julio de The Nation, un semanario liberal estadounidense. Taheri fabricó la historia para Benador Associates, una firma de relaciones públicas estadounidense que opera desde Washington, la que embaucó al National Post para que la publicara.
Una vez que apareció la información del NP, el engaño fue difundido por el New York Post, servicios noticiosos, y Rush Limbaugh, el rey de la radio hablada de EE.UU. Limbaugh, por si no has oído hablar de él, apenas puede pronunciar una frase sin acusar a los «medios asesinos al paso» – periódicos que afirma atacan falsamente a Mr. Bush. La frase «asesinos al paso» deriva de «disparos al paso,» un acto cobarde de conductores que disparan desde sus coches contra víctimas inocentes, como ocurre de vez en cuando en EE.UU.
Claro que resulta, que Taheri es el asesino «al paso» en este caso y el presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad es la víctima de los disparos de los medios. Algunos periódicos que repitieron el cuento de Taheri lo inflaron con fotografías de judíos de la era nazi obligados por Hitler a colocarse estrellas de David amarillas utilizando el título histérico: «IRÁN.»
El autor de Nation Cohler-Esses cree que Taheri y Benador son engranajes de «una máquina mediática que quiere preparar al público (estadounidense) para una guerra contra Irán,» una reedición de su exitosa presentación anterior del Primer y Segundo Preludio Mediático para la Invasión de Iraq, dirigidos por los presidentes Bush.
Resulta que Taheri tiene un prontuario más largo que su lengua. En 1988 publicó «Nest of Spies,» un libro denunciado por el experto en estudios persas, Shaul Bakhash, antiguo miembro del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton. Bakhash descubrió que las notas de Taheri contenían referencias a fuentes inexistentes, incluyendo libros que simplemente no existían.
Y en un artículo en el New York Post del año pasado, Taheri fue el que identificó falsamente al embajador de Irán ante la ONU, Javad Zarif, como uno de los estudiantes que se apoderaron de la embajada de EE.UU. en Teherán en 1979. Un profesor estadounidense, Dwight Simpson, escribió que la afirmación de Taheri en el Post era falsa ya que Zarif era su asistente en la Universidad del Estado de San Francisco el 4 de noviembre 1979, el día de la toma. Simpson dijo que el Post nunca publicó su carta.
Cuando Cohler-Esses de The Nation se puso en contacto con Eleana Benador, presidente de la firma de relaciones públicas que diseminó la historia de la «insignia» de Taheri, ella le dijo que la exactitud al hablar de Irán es «un lujo.» Benador preguntó: «¿Escribe Taheri uno o dos detalles que no son exactos?» Pero, declaró: «Se trata de un tipo que arriesga su vida. El gobierno iraní ha matado a sus oponentes.»· ¿Detalles? ¿No existe la ley de la insignia? ¿Es un detalle?
De manera que nos hallamos ante una firma de relaciones públicas que convierte a un periodista desacreditado en un héroe, alguien que urde falsedades para difundir la histeria bélica contra Irán. Y medios ingenuos como el NP de Canadá, el New York Post, y Rush Limbaugh, al que se escucha en WABC de la Ciudad de Nueva York, que tiene la mayor audiencia de la radio en EE.UU., más cientos de otros medios de difusión en todo el país. Lo mejor que se puede decir a favor de Limbaugh y de los editores del NP y del Post es que son crédulos involuntarios de Benador Associates.
Publicaciones honestas no tocarían los artículos de Taheri ni siquiera con la pértiga proverbial. Pero el presidente lo invita a la Casa Blanca como «experto en Iraq.»
Si quisiera, Mr. Bush podría llenar el jardín de la Casa Blanca con toda una multitud si hiciera una fiesta para todos los Tahiri y Benador contratados para difundir mentiras sobre Oriente Próximo. Esperaríamos ver a los contratistas del Pentágono Lincoln Group, de Washington D.C., de infausta memoria por los sobornos a periodistas iraquíes. La propia Eleana Benador podría aparecer, tal vez para explicar cómo ha llegado tan lejos en la industria de relaciones públicas volando con las alas de comunicados de prensa apenas inteligibles.
Podría participar Jimmy Guckert, el prostituto que se hizo pasar por periodista en conferencias de prensa en la Casa Blanca, para distribuir tarjetas de visita. También podríamos ver al presentador de la televisión Armstrong Williams, que cobró 241.000 dólares por hacer propaganda a favor de la política educacional de Mr. Bush. Entre los participantes podrían incluir a gacetilleros del gobierno que se hicieron pasar por periodistas de la televisión durante la elección presidencial y a ejecutivos de Hill & Knowlton que hicieron correr la tristemente célebre historia del incubador kuwaití durante la Guerra del Golfo.
Dick Cheney, el vicepresidente que nos contó que «era seguro» que Sadam Husein tenía armas de destrucción masiva, podría ser inducido a proponer un brindis por la próxima guerra por la «democracia» contra Irán. Y el presidente que miente con cara dura diciendo que «no torturamos» podría repartir apretones de manos a los que gustan de mentir por su cuenta. Podrían distribuir reproducciones de las falsas «insignias» que supuestamente necesitan los judíos de Irán. Los participantes podrían reírse un buen rato con la idea.
Sherwood Ross es un columnista estadounidense. Para contactos:_ [email protected].
http://www.zmag.org/content/showarticle.cfm?SectionID=67&ItemID=10612
Germán Leyens es miembro de los colectivos de Rebelión y Tlaxcala (www.tlaxcala.es), la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción es copyleft