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The New York Times afirma que el llamado del presidente al Congreso para trabajar conjuntamente no tiene credibilidad

Fuentes: La Jornada

El día después del informe presidencial es muy parecido al día anterior del discurso, y eso es preocupante para George W. Bush y su equipo. Su invitación al Congreso a trabajar conjuntamente para continuar la lucha por la «libertad» y contra la «maldad» de las fuerzas «terroristas», con el argumento de que la mejor opción […]

El día después del informe presidencial es muy parecido al día anterior del discurso, y eso es preocupante para George W. Bush y su equipo.

Su invitación al Congreso a trabajar conjuntamente para continuar la lucha por la «libertad» y contra la «maldad» de las fuerzas «terroristas», con el argumento de que la mejor opción era incrementar el número de tropas en más de 20 mil, aparentemente no logró convencer casi a nadie.

Prueba de ello es que hoy el Comité de Relaciones Exteriores del Senado aprobó una resolución que se opone al nuevo plan presidencial para Irak. Esta iniciativa, o una versión parecida, será aprobada por el pleno del Senado esta semana.

El informe anual es considerado como uno de los actos políticos de mayor peso en este país, pues el presidente no sólo rinde cuentas ante el Congreso, sino que tiene la oportunidad de dirigirse directamente a la opinión pública estadunidense.

En el momento más débil de su presidencia y ante un amplio rechazo al tema central de su gestión ­la guerra en Irak­ este acto era una oportunidad clave para revertir la marea política que tiene en contra. Si ese era el caso, las reacciones de los editorialistas, analistas, políticos y más indican que, aunque no cometió ningún error grave, fracasó, pues nada cambió en la dinámica política.

Bush insistió en que algo no está funcionando en Irak y la única opción para lograr el éxito es mandar más soldados, aunque la opinión pública nacional e internacional, los militares y los iraquíes no estén de acuerdo.

Hoy, su vicepresidente Dick Cheney, en tonos cada vez más defensivos y hasta agresivos, reiteró la defensa de la política bélica en una entrevista con CNN. «El saldo es un gran éxito y seguiremos teniendo éxito» en la guerra contra el «terrorismo», afirmó Cheney. En Irak, subrayó, «la realidad es que hemos progresado mucho».

Agregó: «El problema más grande que enfrentamos ahora es el riesgo de que Estados Unidos otorgue validez a la estrategia terrorista que, de hecho, es lo que ocurrirá de seguir el debate sobre si debemos o no quedarnos en Irak; una retirada le daría validez a la estrategia terrorista… esa es la peor amenaza».

Pero esto implica que la «peor amenaza» y el «peligro» más grave en torno a la guerra son sus críticos aquí, incluida la mayoría del pueblo estadunidense (más de dos tercios se oponen a la estrategia del presidente), más de una decena de senadores republicanos, incluido un ex secretario de la Marina (el senador John Warner, hasta el año pasado, presidente del Comité de las Fuerzas Armadas), y varios generales, coroneles, capitanes y miles de soldados en activo y veteranos.

Un veterano de Vietnam, cuyo padre es veterano de la Segunda Guerra Mundial, y cuyo hijo, un marine , actualmente está en Irak, es el recién electo senador demócrata James Webb, quien anoche fue designado por su partido para ofrecer la respuesta al informe presidencial. Señaló que «el presidente nos llevó a esta guerra imprudentemente… La mayoría de la nación ya no apoya la manera en que se está luchando esta guerra; tampoco una mayoría de nuestros militares».

Sin embargo, Bush y Cheney han insistido en que expresar esta oposición daña la gran campaña «generacional» contra los «terroristas», que muestra falta de apoyo a «nuestras tropas», y que no hay otra opción que ganar esta gran guerra. Pero para quienes recuerdan declaraciones como «las mayores operaciones de combate en Irak han concluido. En la batalla de Irak, Estados Unidos y sus aliados han prevalecido», palabras de Bush bajo una gran manta declarando «misión cumplida» en mayo de 2003 o más recientemente «absolutamente, estamos ganando» el 25 de octubre de 2006 en la Casa Blanca», sólo para que poco menos de dos meses después el presidente confesara que «no estamos ganando, ni estamos perdiendo» y «la situación en Irak es inaceptable para el pueblo estadunidense e inaceptable para mí hace un par de semanas», y que ahora hay una «nueva estrategia en Irak… y les pido darle una oportunidad para funcionar» como dijo anoche, la credibilidad está algo agotada, según muestran las encuestas.

La opinión editorial y experta

Los editoriales de los principales rotativos ofrecieron sus calificaciones hoy. Nadie reprobó al presidente pero tampoco se atrevió a ponerle una estrellita de oro en la frente.

El New York Times consideró que el llamado a trabajar de manera conjunta con los demócratas carece de credibilidad por su comportamiento unilateral de los últimos seis años, que sus comentarios sobre Irak no ofrecieron nada nuevo en torno a «sus políticas fracasadas», y que lo único realmente novedoso fue que «anoche había un gran cambio: su público», la nueva mayoría demócrata en el Congreso. Para el rotativo la clave es que «ya no le corresponde sólo a él» el futuro político de este país.

El diario Los Angeles Times estimó que el discurso pareció más un acto obligatorio, y que Bush parecía estar cumpliendo con su deber, pero sin gran ánimo. El Washington Post resaltó la debilidad política de esta presidencia, y consideró que no había mucho que Bush pudiera hacer a estas alturas para convencer a los «escépticos» en el Congreso o el público de su plan para Irak. Sin embargo, el Post dijo estar de acuerdo con el presidente cuando advirtió que las «consecuencias de un fracaso (en Irak) serían graves».

El Houston Chronicle intentó defender a un paisano y advirtió: «el presidente ha declarado que la historia juzgará su decisión de invadir Irak, y tiene razón. Si la paz y la democracia quedan enraizadas en Irak, el mundo no tomará gran nota ni recordará el análisis y las críticas de su mensaje al Congreso la noche del martes». El Dallas Morning News tomó en serio la palabra de Bush en torno a su invitación a la cooperación bipartidista.

La descomposición

Mientras, varios analistas, periodistas y observadores señalaron los temas ausentes del discurso, lo cual también ha generado especulación sobre si fue a propósito, o es parte de la descomposición de esta presidencia. Lo más notable es que desapareció toda referencia al huracán Katrina y a Nueva Orleáns. Por otro lado, no hubo ninguna referencia al libre comercio y la «globalización». Además, el hemisferio americano no existió en el discurso.

Tal vez el mejor comentario de todos, para resumir el momento, fue algo que no fue escrito sobre el informe presidencial: la letra de una canción de gran cantautor Randy Newman publicada hoy como artículo de opinión por el New York Times . Al final de la canción dice: «El fin de un imperio es, en el mejor de los casos, algo desordenado/Y este imperio se está acabando/Como todos los demás/Como la armada española naufragando en el mar/estamos naufragando en la tierra de los valientes/y el hogar de los libres (estas son frases del himno nacional)/Adiós. Adiós. Adiós»