Los políticos de otros países que imitan las conductas de los mediocres líderes estadounidenses, surgen como hongos en todos los continentes. Y muchos de esos que tratan de emular a la pandilla de Washington provienen de lo que en el siglo anterior se consideraba «izquierda».
El texto que sigue es el capítulo de un libro a publicarse próximamente. Fue enviado a Correspondencia de Prensa por los autores, a quienes le agradecemos el gesto solidario.
«La verdadera medida del progreso de una nación es la calidad con que atiende a sus niñxs: su salud y protección, su seguridad material, su educación y socialización y el modo en que se sienten queridos, valorados e integrados en las familias y sociedades en las que han nacido.»
Con este epígrafe se abre la investigación más completa realizada hasta el 2007 sobre bienestar infantil en los países ricos. El Centro de Investigaciones Innocenti de UNICEF produjo un Report Card [1] que proporciona un amplio análisis de la vida y el bienestar de niñxs y jóvenes de 21 naciones del mundo industrializado.
El informe representa un avance significativo con respecto a títulos anteriores de esta serie que han usado la pobreza de ingresos como una medida indirecta del bienestar infantil general en los países de la OCDE.[2] Específicamente, intenta medir y comparar el bienestar infantil según seis dimensiones diferentes: bienestar material, salud y seguridad, educación, relaciones familiares y entre iguales, conductas y riesgos y percepción subjetiva de bienestar entre los adolescentes. En conjunto, se basa en 40 indicadores independientes, relevantes para la vida de los niñxs y los derechos de la infancia.
Aunque con una fuerte dependencia de los datos disponibles, -lo que obligó a dejar fuera de la investigación a algunos países de la OCDE- esta valoración está guiada asimismo por un concepto de bienestar infantil que se inspira, a su vez, en la Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas.
La definición implícita de bienestar infantil que impregna todo el informe se corresponde también con la visión y experiencia del público general. Sobre la base de esta investigación recorreremos las seis dimensiones nombradas para ubicar la calidad de la atención que da EE.UU. a sus niñxs.
Bienestar material
Comencemos con el principal indicador de bienestar material de los niñxs y adolescentes según la investigación de UNICEF. Nos referimos a pobreza de ingresos relativa.[3]
Cuando se mide el porcentaje de niñxs que crecen en una situación de pobreza relativa comprobamos que el Reino Unido y EE.UU. están en los dos últimos lugares. Reino Unido con casi el 17% de los niñxs en situación de pobreza relativa es el penúltimo de la tabla y EE.UU. con el 23%, es el último. Es decir es el único de los 24 países del OCDE estudiados, con casi la cuarta parte de los niñxs en situación de pobreza relativa. Para poder comparar, digamos que los que ocupan los cuatro primeros lugares -Dinamarca, Finlandia, Noruega, Suecia- entre los países estudiados, no alcanzan a tener 5% de los niñxs en esa situación.
Este es un índice que no compara poder adquisitivo entre los países sino que indica distribución de ingresos más o menos equitativa. Reino Unido y EE.UU. tienen la peor distribución de ingresos de estos 24 países estudiados porque tienen el mayor porcentaje de niñxs en familias cuya renta está por debajo de la mitad de la media nacional.
Según este estudio de UNICEF «En los últimos años, la pobreza infantil ha aumentado en 17 de los 24 países de la OCDE para los que se dispone de datos.» Y esto es resultado de un menor gasto de los gobiernos en prestaciones familiares y sociales.
«Ningún país de la OCDE que dedica el 10% o más del PIB a transferencias sociales tiene una tasa de pobreza infantil superior al 10%. Ningún país que dedica menos del 5% del PIB a dichas transferencias tiene una tasa de pobreza infantil menor del 15%.»[4] El cambio en la política gubernamental respecto a beneficios sociales es directamente responsable del aumento o descenso de la pobreza infantil. Podemos concluir que el más eficiente trabajo contra los beneficios sociales y a favor de un aumento de la tasa de pobreza infantil ha sido realizado por EE.UU. y que el Reino Unido ocupa un meritorio segundo lugar.
Salud y seguridad infantil
Examinando los indicadores parciales que componen salud y seguridad infantil comenzaremos con la tasa de mortalidad infantil.
«La tasa de mortalidad infantil (TMI) es un indicador estándar de la salud del niño(a) y refleja una disposición básica de la Convención sobre los Derechos del Niño que insta a todos los países a ‘asegurar el derecho del niño al más alto nivel posible de salud… y la disminución de la mortalidad infantil».[5]
En TMI, EE.UU. ocupa el lugar 24 de los 25 países estudiados, desplazado del último puesto por Hungría. Mientras en los cinco países con mortalidad infantil más baja la cifra es de alrededor de 3 muertes por 1000 nacidos, en EE.UU. la mortalidad infantil es más del doble (más de 7 muertes por 1000 nacidos). En las grandes ciudades con porcentaje alto de minorías raciales la tasa de mortalidad infantil es mayor. En la capital del imperio, Washington, DC., vecindario mayoritariamente negro, es del doble que en Beijing, China. El número de bebés que murieron en 2002 antes de cumplir su primer año aumentó a 11.5 por cada 1 000 nacidos vivos, comparados con 4.6 en Beijing.
…»la TMI refleja, en particular, el grado en que se cumplen los derechos de la infancia en áreas tan fundamentales como la nutrición adecuada, el agua limpia, la higiene y la disponibilidad y adopción de servicios básicos y preventivos de salud (…) y también como una medida del grado en que cada país cumple con el ideal de proteger los embarazos, incluyendo los que se dan en poblaciones marginadas, y adoptar todas las precauciones y medidas preventivas necesarias; desde revisiones prenatales regulares, hasta la pronta disponibilidad de atención de emergencia y obstétrica».[6] EE.UU. por lo tanto, con la mayor economía del mundo es el país con el peor grado de cumplimiento de los derechos de la infancia en todos esos parámetros que detalla UNICEF.
El bajo peso al nacer [7] «es una medida reconocida como de mayor riesgo para la vida y la salud en los primeros días y semanas de vida. También se ha asociado con una mayor inseguridad para el desarrollo cognitivo y físico durante toda la infancia. Puede además ser indicativo de cuestiones más amplias en las que se sabe que el bajo peso al nacer está asociado con la salud y el estado socioeconómico de la madre. Las madres cuyas dietas han sido deficientes en sus años de adolescencia y durante el embarazo, o que fuman o consumen alcohol durante la gestación, presentan una probabilidad bastante mayor de tener bebés con bajo peso al nacer. Por tanto, este indicador refleja también el bienestar de las madres, un factor crítico para prácticamente todos los aspectos del bienestar infantil».[8]
En este indicador EE.UU. comparte los últimos lugares con otros tres países (Grecia, Hungría y Japón). Mientras el país que está en primer lugar de la investigación (Islandia) tiene un 3% de nacimientos con bajo peso al nacer, EE.UU. alcanza más del doble: 7%. El doble en porcentaje, porque en números absolutos la diferencia es escandalosa. Mientras Islandia tiene 3000 nacimientos por año, EE.UU. tiene 2,91 millones. Lo que significa que en EE.UU. nacen 203.700 niñxs con bajo peso y en Islandia 90 por año en iguales condiciones. Por cada niñx de Islandia recién nacido con bajo peso, EE.UU. trae al mundo 2263 bajo igual riesgo para la vida y la salud.[9]
En inmunización, EE.UU. está en el medio de la tabla de los 25 países con un 93% de vacunación para las enfermedades indicadas (sarampión, DPT -difteria, tétanos y tos ferina- y polio). En este aspecto el estándar debe fijarse en un nivel muy alto, en especial porque la vacunación es barata, además de eficaz y segura. Pero si salimos de esa inmunización básica de la infancia veremos que en la vacunación para otras enfermedades infantiles la negligencia de la nación indispensable se dispara. Los Estados Unidos está en el lugar número 84 del mundo en vacunas contra las paperas y en el 89 , en lo que a polio se refiere.
El tercer y último componente usado para valorar la salud y seguridad infantil es la tasa de muertes entre niñxs y adolescentes, causadas por accidentes, asesinatos, suicidio y violencia. En cuatro países, (Suecia, Reino Unido, los Países Bajos e Italia) puede observarse una reducción en la incidencia de muertes por accidentes y lesiones hasta el nivel, notablemente bajo, de menos de 10 por cada 100.000. En los otros países de la OCDE, todos salvo dos están registrando tasas inferiores a 20 por 100.000. ¿Descubra quién está entre los dos únicos países que tienen tasas superiores a 20 por 100.000? ¡¡Usted es muy astuto, acertó!! EEUU es uno de ellos. El otro es Nueva Zelanda.
Combinando los tres indicadores que integran la tabla clasificatoria de salud y seguridad infantil que muestra la actuación de cada país en relación con la media de los 25 países de la OCDE que integran el estudio, EE.UU. se ubica en el último lugar. Doce países están por encima de la media y trece están por debajo. EE.UU. está en el lugar 25: 20 puntos por debajo de la media y 40 puntos por debajo del que ocupa el primer lugar de los que están por encima de la media (Suecia).
Es posible que ese vergonzoso lugar ocupado por EE.UU. en salud y seguridad infantil no refleje con exactitud su verdadera situación. No olvidemos que en las estadísticas USamericanas no se registran los niñxs de los indocumentados que son trabajadores criminalizados -perseguidos por la «migra»- y cuyas familias no cuentan ni con los deficientes beneficios de bienestar para niños y niñas estadounidenses.
Bienestar educativo
Para los investigadores de UNICEF «Una medida del bienestar infantil general debe incluir una consideración de la calidad con que los sistemas educativos atienden a los niños y niñas que pasan una gran parte de su infancia en el colegio y que en tan alta medida dependerá probablemente su bienestar futuro. Idealmente, una medida semejante reflejaría la manera con la que cada país está cumpliendo su compromiso con el Artículo 29 de la Convención sobre los Derechos del Niño que reclama ‘desarrollar la personalidad, las aptitudes y la capacidad mental y física del niño hasta el máximo de sus posibilidades’.» [10]
El primer indicador elegido para representar el bienestar educativo es el rendimiento académico de los jóvenes en lectura, matemáticas y ciencias. En esta gráfica EE.UU. ocupa el lugar 8 por debajo de la media y el puesto 20 en el conjunto de los 24 países.
En el gráfico que indica las competencias ‘más allá de lo básico’ para mostrar el porcentaje de niños y niñas que siguen escolarizados después de la enseñanza obligatoria, EE.UU. se ubica en el lugar 21 entre 23 países estudiados.
En la tabla que combina todos los aspectos de bienestar educativo, EE.UU. es el primer país por debajo de la media de las naciones estudiadas. Aún así, es en este indicador que EE.UU. sale mejor puntuado entre las seis dimensiones que se utilizan para definir el grado de bienestar infantil. Con todo, está once lugares más abajo que Polonia, el país más pobre de los 24 enumerados.
Para los investigadores de UNICEF «Existe una omisión manifiesta en el intento de establecer un marco panorámico del bienestar educativo infantil en los países de la OCDE. Durante varias décadas, la investigación educativa ha señalado de manera persistente el hecho de que las bases para el aprendizaje se construyen en los primeros meses y años de vida y que el esfuerzo para dar a cada niño el mejor inicio posible debe empezar mucho antes de la edad de escolarización formal. Se dispone de estadísticas internacionales que muestran el porcentaje de niños de edades entre 0 y 2 años que están inscritos en centros infantiles, pero estos exponen en mayor medida la disponibilidad (y la necesidad) de las mujeres de acceder a un trabajo remunerado y hablan muy poco de la calidad de los cuidados suministrados al niño; tampoco abordan la actual controversia, muy candente, sobre las ventajas del cuidado diario de los niños menores de dos años».[11]
La época en que la investigación educativa comenzó a preocuparse más ampliamente por el desarrollo del aprendizaje antes de los años de escolarización formal, coincide en gran medida con el inicio de las tres últimas décadas de lideranza global del neoconservadurismo. La omisión en la preocupación de los gobiernos por este tema es resultado del recorte de los gastos sociales impulsado globalmente por EE.UU. y sus instituciones subordinadas (FMI, Banco Mundial, OMC, etc). La gran mayoría de los líderes gubernamentales mundiales han acompañado a EE.UU. en esa política regresiva.
Relaciones de los niñxs y los jóvenes con su familia y sus compañeros
Según los especialistas que elaboraron esta investigación: «Las relaciones con la familia y los amigos suponen un asunto de máxima importancia para los niños y niñas en todo momento y lugar, y son importantes también para el desarrollo emocional y psicológico a largo plazo. A pesar de los evidentes problemas de definición y medición, se ha realizado un intento por aprehender parte de esta dimensión crítica del bienestar infantil».[12]
Estos diferentes conjuntos de datos intentan representar una dimensión del bienestar infantil que es difícil de definir, medir y comparar entre naciones. A partir de los limitados datos disponibles, se han seleccionado tres componentes para representar esta dimensión: estructura familiar, relaciones con los padres y relaciones con los amigos y compañeros. De acuerdo a las estadísticas disponibles, en este estudio intervinieron 21 países del OCDE.
El gráfico que combina los tres indicadores de esta dimensión ubica a EE.UU. y Reino Unido en los lugares penúltimo y último (20 y 21) de la tabla, respectivamente.
Conductas y riesgos
«Las conductas y riesgos que se exponen en esta sección se presentan no como un catálogo de problemas sociales sino como un intento de medir una dimensión importante y esquiva del bienestar infantil. Puede haber muchas razones por las cuales los niños y adolescentes consumen drogas, no desayunan o no comen frutas o en general llevan estilos de vida insanos o por las que las jóvenes se quedan embarazadas a edades muy tempranas. Estas razones a menudo reflejan circunstancias, presiones y percepciones de uno mismo que socavan el bienestar. Aunque de forma indirecta, indican problemas y presiones a los que se enfrenta una proporción importante de niñxs y jóvenes en los países sometidos a revisión.» [13]
Los componentes de este indicador de conductas y riesgos incluyen conductas de salud, conductas de riesgo y experiencia de la violencia.
Conductas de salud
«Como varias de las medidas de esta revisión, los hábitos de alimentación en la infancia y la adolescencia son indicadores de bienestar presente y futuro. Los niños que comen de forma insana durante sus primeros años de vida tendrán más probabilidades de mantener esta pauta en la edad adulta y sufrirán un riesgo mayor de padecer problemas de salud como diabetes, cardiopatía y cáncer.» [14]
Conductas de salud comienza por contabilizar la cantidad de jóvenes de 11, 13 y 15 años que declaran tomar desayuno todos los días de colegio. Los 8 primeros países de la tabla tienen más del 70% de los jóvenes que desayunan diariamente. Sólo los dos últimos del gráfico tienen mas de la mitad de los jóvenes diciendo que no desayunan diariamente. El lugar 20 lo ocupa EE.UU. y el 21 Grecia.
El gráfico que indica el porcentaje de jóvenes que declaran comer fruta todos los días tiene 14 países que se encuentran entre el 30 y el 50%. EE.UU. está entre los últimos 7 países que tienen entre un 20 y un 30% de jóvenes que dicen comer fruta todos los días.
Pero el indicador más expresivo en conductas de salud es el de los jóvenes entre 13 y 15 años que dicen tener sobrepeso. En ese cuadro EE.UU. dispara como el único país con más del 25% de jóvenes que se consideran obesos, ocupando de esta forma el último puesto en 21 países de la OCDE.
Combinando los indicadores de conductas de salud se realizó un gráfico para ubicar los países en relación a la media de las 21 naciones con estadísticas al respecto. Once países están por encima de la media y diez por debajo. En este gráfico de conductas saludables, EE.UU. ocupa el último lugar por debajo de la media. En realidad debería decirse que ocupa el primer puesto en «conductas enfermizas».
En EE.UU., «La década de 1990 presenció un aumento fenomenal de 1384% en acuerdos exclusivos entre escuelas y embotelladoras de refrigerantes. Doscientos cuarenta distritos escolares y 31 Estados vendieron derechos exclusivos para una de las tres grandes fabricantes de refrigerantes (Coca-Cola, Pepsi y Dr. Pepper) para colocar sus productos dentro de las escuelas. Alguien se pregunta ¿por qué hay más niños por encima del peso de lo que jamás se vio? ¿O más jóvenes mujeres con deficiencia de calcio porque beben menos leche? Y, aunque la legislación federal prohíbe la venta de refrigerantes en escuelas hasta la hora del almuerzo, en algunas escuelas con exceso de alumnos el «almuerzo» comienza a media mañana. Agua azucarada, gasificada, (colorida) y aromatizada artificialmente: el desayuno de los campeones.» [15]
Conductas de riesgo
El segundo componente elegido para representar esta dimensión es la predominancia de la asunción de riesgos entre los jóvenes, lo que incluye fumar, consumir drogas y alcohol, mantener actividad sexual de riesgo y, en las chicas, quedar embarazadas a edades demasiado tempranas.
En este índice, el último lugar por debajo de la media lo ocupa el Reino Unido con el puesto 21. EE.UU. se ubica en el 18 lugar, destacándose en el consumo de cannabis con más del 30% entre jóvenes de 11-15 y en la tasa de fecundidad de adolescentes con más de 45 nacimientos por cada 1000 chicas entre 15 y 19 años. Los otros 23 países de la tabla están por debajo de los 30 nacimientos cada 1000 jóvenes.
Los indicadores de participación en peleas y acoso escolar dan una representación inadecuada de las violencia entre los jóvenes en los países implicados. Y no existen datos confiables sobre malos tratos a niñxs así como sobre violencia doméstica.
El grafico que combina todos los componentes de la dimensión conductas y riesgos reúne los datos disponibles en 21 países de la OCDE sobre cuestiones como la obesidad, el consumo abusivo de sustancias, la violencia y la asunción de riesgos entre niñxs y jóvenes. La tabla-resumen indica la distancia de cada país por encima y por debajo de la media del conjunto de estos 21 países.
Para variar EE.UU. y Reino Unido se ubican en el penúltimo y último lugar por debajo de la media respectivamente. EE.UU. está a más de 30 puntos por debajo del primero (Suecia) y el Reino Unido 10 puntos más abajo.
Bienestar subjetivo de los jóvenes
La 6ta. Dimensión de la investigación de UNICEF intenta reunir los resultados de un panorama de la sensación subjetiva de bienestar de los propios niñxs y jóvenes. La inclusión del ‘bienestar subjetivo’ como una dimensión diferenciada representa un intento de centrarse más directamente en las percepciones de los niños y niñas sobre su propio bienestar.
El gráfico que ubica los países incluidos tiene 9 países de los 20, sobre la media y 11 bajo esta media. Lamentablemente no tenemos encuestas sobre este aspecto en EE.UU.. Pero no podemos dejar de señalar que el Reino Unido ocupa el último lugar por debajo de la media. No estando el líder tenemos a su mejor compinche defendiendo los honores.
Resumen
Una tabla resumen de la investigación de UNICEF que combina más de 40 índices sobre bienestar infantil, da las posiciones de cada país en los seis indicadores que hemos expuesto.
En este cuadro el Reino Unido y los Estados Unidos se sitúan en el tercio inferior de las clasificaciones en cinco de las seis dimensiones revisadas. En la clasificación general se colocan en el último y penúltimo lugar respectivamente.
EE.UU. está en el número 17 en bienestar material ; en el último lugar -21- en salud y seguridad; en el 12 lugar en bienestar educativo y en el penúltimo lugar de la tabla -20- en relaciones familiares y entre iguales y en conductas y riesgos.
EE.UU. se sitúa seis lugares por debajo de Polonia que es el país más pobre de la OCDE. Aún así, en bienestar material sólo lo supera en cuatro puntos.
Tanto en bienestar material como en salud y seguridad y quizá en otros índices, ciertamente la situación en EE.UU. debe ser bien peor de lo que revelan los indicadores ya que «los datos comparables internacionalmente suelen describir la situación de los niñxs que viven en sus casas y están inmersos en la educación» quedando por fuera niñxs excluidos y en desventaja como los pertenecientes a minorías étnicas y los de familias inmigrantes, en especial los niñxs de padres indocumentados.
Los peores indicadores coinciden con los dos países que realizan desde hace tres décadas la aplicación sistemática de una política neoconservadora con los gobiernos Thatcher-Blair y Reagan-Bush-Clinton-Bush Júnior.
Si como dicen en el epígrafe los analistas del Centro de Investigaciones Innocenti de UNICEF, «la verdadera medida del progreso de una nación es la calidad con que atiende a sus niñxs» seguir el modelo de EE.UU. sobre bienestar infantil equivale a optar por la eutanasia como nación. Sin embargo los dirigentes de otros países que imitan las conductas de los mediocres líderes estadounidenses, surgen como hongos en todos los continentes. Y muchos de esos que tratan de emular a la pandilla de Washington provienen de lo que en el siglo anterior se consideraba «izquierda». Esto no es fruto de un espejismo globalizado. Esto es resultado de la dinámica perversa de la reproducción del capital. No estamos en una etapa transitoria retrógrada que podría revertirse. Estamos en una nueva época histórica en que el funcionamiento del capitalismo impone una orientación que atenta cada vez más contra la salud y protección, la seguridad material, la educación y socialización de los niñxs.
Los indicadores de la investigación nos dan un panorama funesto de la situación de los niñxs y adolescentes en EE.UU. y el Reino Unido. Pero es mucho peor el daño que estos países realizan sobre los niñxs de los países pobres. El espectro va desde el trabajo infantil esclavo para la recolección de algodón o la confección de tenis en talleres tenebrosos del Tercer Mundo, -para que los neoyorquinos que corren en el Central Park usen vistosas camisetas y calzado barato- hasta el genocidio infantil en países invadidos como Afganistán e Irak. O Palestina, donde financian y arman a los israelíes para que realicen el trabajo sucio. Y entre esos dos extremos encontramos todos los matices de la infamia.
Acaso sea por eso que EE.UU. es uno de los dos únicos países[16] que no han adherido a la Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas.
* Juan Luis Berterretche, escritor y periodista uruguayo, militante del Frente Social y Político. Tali Feld Gleicer es traductora y periodista chilena. Ambos radican en la isla de Santa Catarina (Brasil)
Notas
[1] UNICEF, Pobreza infantil en perspectiva: Un panorama del bienestar infantil en los países ricos, Innocenti Report Card 7, 2007, Centro de Investigaciones Innocenti de UNICEF, Florencia.© Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, 2007.
[2] Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD Organisation for Economic Co-operation and Development)
[3] Situación de pobreza relativa es definida como la vida en una familia en la que la renta equivalente es inferior al 50% de la media nacional.
[4] UNICEF Innocenti Report Card 7
[5] Ibid.
[6] Ibid.
[7] Porcentaje de nacimientos de menos de 2.500 g.
[8] UNICEF Innocenti Report Card 7
[9] Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) Relatorio de Desarrollo Humano 2004, Indicadores de Desarrollo Humano, Cuadro 5 Tendencias demográficas. Datos correspondientes al 2002.
[10] Ibid.
[11] Ibid.
[12] Ibid.
[13] Ibid.
[14] Ibid.
[15] Michael Moore, Stupid White Men, cap. 5, ReganBooks – HarperCollins Publishers, Inc. 2001.
[16] El otro es Somalia.
Correspondencia de Prensa. [email protected]