Wall Street, con un alza de casi 200 puntos en la bolsa de valores (1.82 por ciento para el Dow Jones) se felicitó ante el anuncio de que la cúpula política había llegado a un acuerdo para rescatar con cientos de miles de millones de dólares al sector financiero, pero las noticias de su salvación […]
Wall Street, con un alza de casi 200 puntos en la bolsa de valores (1.82 por ciento para el Dow Jones) se felicitó ante el anuncio de que la cúpula política había llegado a un acuerdo para rescatar con cientos de miles de millones de dólares al sector financiero, pero las noticias de su salvación resultaron ser prematuras en un día de teatro político en Washington.
Fue una jornada de alta política y nulos resultados, frente advertencias de que el país está al borde del desastre económico, y una creciente ira popular sobre cómo los políticos estaban por rescatar a millonarios, con poco o nada para apoyar las dificultades económicas de millones de ciudadanos.
El juego se desarrolló así: John McCain, el candidato presidencial republicano, que anunció la suspensión temporal de su campaña para atender las necesidades urgentes del país, en lo que es obviamente una maniobra electoral, retornó hoy a Washington -con las esperadas cámaras y periodistas siguiendo su paso (y por lo tanto, usando esto como parte de su campaña presidencial)- para sumarse a la negociación de la propuesta del gobierno de Bush de 700 mil millones para el rescate del sector financiero.
Al parecer, llegó un poco tarde, ya que a la una, líderes legislativos de ambos partidos anunciaron de manera conjunta que habían llegado a un acuerdo en principio sobre el esquema del proyecto para el rescate. Se señaló que estaban pendientes algunos detalles y que se tenían que afinar algunas cosas, pero se pronosticaba que la iniciativa podría ser aprobada en los próximos días.
Wall Street reaccionó de manera positiva, y al concluir la sesión de la bolsa de valores de Nueva York a las 4 de la tarde, se registró un alza de 197 puntos. Sin embargo, justo después del cierre del mercado bursátil se anunció que no había acuerdo.
Esa noticia brota de un evento que supuestamente estaba diseñado justo para celebrar el consenso bipartidista y mostrar la unidad de la clase política frente a una crisis que amenaza a la nación. Poco antes de las 4 de la tarde, el liderazgo legislativo de ambos partidos y los dos candidatos presidenciales se presentaron en la Casa Blanca convocados por el presidente George W. Bush, tal como anunció en su mensaje a la nación anoche, para llegar a un consenso sobre el rescate de una «economía que está en una crisis seria».
Al empezar el encuentro, Bush declaró que «esta reunión es un intento para avanzar en este proceso. Mi esperanza es que llegaremos a un acuerdo muy pronto», y se cerraron las puertas a los medios.
Fue ahí, con Obama en un extremo, McCain en el otro, Bush al centro y el liderazgo legislativo de ambas cámaras y partidos alrededor, donde el líder de la minoría republicana de la cámara, John Boehner, declaró que un sector de su bancada rechazaba la propuesta y hasta tenía una alternativa. Un grupo de republicanos conservadores no ha ocultado su repudio a una propuesta por una masiva intervención estatal en la economía, lo cual, han dicho, es contrario a su ideología de libre mercado.
Algunas fuentes describieron a los medios lo que siguió como «el caos», con furiosos intercambios entre los presentes. Al concluir, en lugar de lo que se esperaba -que los líderes de ambos partidos aparecieran, ante los medios que esperaban afuera, expresando unidad para enfrentar la crisis- salió sólo un senador republicano para declarar ante las cámaras que no había acuerdo, y que de hecho él siempre se había opuesto a esta propuesta. Los demás abandonaron el lugar por otros lados, sin hacer comentarios.
En entrevistas poco después, McCain dijo que no le sorprendió el resultado, ya que «nunca había existido un acuerdo» -y los líderes republicanos de ambas cámaras reiteraron eso.
Por su lado, Obama indicó que la «inyectar» la política electoral presidencial en esta negociaciones tiene un efecto adverso.
Mientras tanto, dirigentes demócratas se quejaron de que habían trabajado con el secretario del Tesoro y otros del gobierno de Bush sólo para que el partido del presidente descarrilara todo a último momento.
A la vez, circularon sospechas de que los republicanos hicieron toda esta maniobra justo para preparar el próximo acto en esta obra: que McCain llegue cabalgando al rescate (ya que llegó tarde para empezar) y anuncien que con su «liderazgo» y superando las diferencias partidistas al «poner el país primero» (su consigna de campaña), Estados Unidos será salvado.
Horas antes, otros habían declarado que contaban con un acuerdo, pero el senador Christopher Dodd declaró a los medios que aún esperaba poder llegar a uno, y que las complicaciones de última hora hacían sospechar que se había convertido en «un plan de rescate para John McCain», más que para el sector financiero, reportó The New York Times.
El secretario del Tesoro, Henry Paulson, y el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, regresaron esta tarde al Congreso donde se esperaba que habría nuevas negociaciones durante buena parte de la noche. O sea, todos retornaron a sus esquinas para ver si logran recuperar el consenso.
A la vez, no todo es teatro político, y se continúa manifestando una amplia oposición pública, con legisladores reportando denuncias y críticas de sus bases electorales a un rescate sin precedente para los ricos con los fondos públicos de todos.
Hoy se realizaron decenas de protestas a lo largo del país, organizadas por agrupaciones ciudadanas contra un rescate financiero que no incluye apoyo para los ciudadanos que están perdiendo sus viviendas y han sido afectados por la crisis hipotecaria, como otra asistencia para los trabajadores y consumidores afectados por la crisis.
Frente a la bolsa de valores de Nueva York en Wall Street, cientos de representantes sindicales encabezados por John Sweeney, presidente de la central obrera nacional AFL-CIO, se manifestaron. Con pancartas en las que se leía «no a un cheque en blanco para Wall Street», maestros, trabajadores de la construcción, de tránsito y más denunciaron lo que ven como un rescate de los ricos. «Queremos que nuestros impuestos sean empleados para darle una mano a millones de personas… y no para caridad para una banda privilegiada de ejecutivos con ingresos inflados», declaró Sweeney.
Estas presiones, en parte, obligaron a la cúpula política a frenar el plan inicial y negociarlo. Por ello el acuerdo preliminar acordado por líderes de ambos partidos y por el gobierno de Bush ya incorporaba mecanismos para asegurar una supervisión externa a la administración del plan, y límites para evitar que los ejecutivos de las empresas afectadas sean personalmente beneficiados con esta asistencia, entre otras.
Por ahora, aunque aún no hay un consenso entre la cúpula de ambos partidos para aprobar algo, el teatro político continúa. Todavía está en suspenso si este viernes se realizará el primero de tres debates programados entre los candidatos presidenciales. McCain, con el anuncio de «suspender» su campaña también anunció que no asistiría al debate si no había un acuerdo sobre el paquete de rescate financiero, e invitó a Obama a hacer lo mismo. Esta noche el candidato demócrata, una vez más, dijo que el debate era más importante ahora que antes, ya que el país necesitaba escuchar las posiciones de ambos hombres, ya que en unos cuatro meses uno de ellos estaría encargado de manejar esta crisis.
Mientras tanto, las negociaciones avanzan entre la cúpula política de este país, expresando optimismo de que al final se llegará a un acuerdo aceptable -ya que, como sugieren las palabras del presidente anoche, el sistema mismo está en juego.
Todos esperan el próximo acto.