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Su acento sonaba a muchos acentos, pero por encima de todos ellos, conocimos a un aragonés de Teruel bajo una gorra de lana

Homenaje a un guerillero antifascista. Muere Manuel Pérez Cubero, «El Rubio»

Fuentes: Foro por la Memoria

  -Hola, busco a La Gavilla Verde. -Aquí tiene usted una parte. Quien nos buscaba pasaba de los setenta años. Su acento sonaba a muchos acentos, pero por encima de todos ellos, conocimos a un aragonés de Teruel bajo una gorra de lana. Había entrado en la escuela municipal, donde organizamos la oficina de las […]


 

-Hola, busco a La Gavilla Verde.

-Aquí tiene usted una parte. Quien nos buscaba pasaba de los setenta años. Su acento sonaba a muchos acentos, pero por encima de todos ellos, conocimos a un aragonés de Teruel bajo una gorra de lana. Había entrado en la escuela municipal, donde organizamos la oficina de las primeras Jornadas el Maquis en Santa Cruz de Moya.

-Me han dicho que organizáis unas jornadas sobre la guerrilla.

-Sí, pero empiezan el viernes, se ha adelantado usted unos días.

-Es que vengo para echaros una mano. Soy Manuel Pérez Cubero, «El Rubio».

Y enmudecimos.

El 26 de septiembre de 2000 conocimos a Manuel Pérez Cubero. Algunos pueden molestarse por iniciar mi pequeño homenaje a Manuel hablando de divisiones, pero por ellas llegó nuestra amistad y debemos ser fieles a la historia ¿No?. Nosotros no entendíamos que en algunos espacios la convocatoria de unas jornadas sobre la guerrilla antifranquista pudiera ser mal recibida, pero así había sido, especialmente por aquellos que quieren elevarse en ser los únicos representantes de este diezmado colectivo. Nosotros jamás lo hemos pretendido. Se realizaron una serie de llamadas para que algunos guerrilleros que habían recibido nuestra invitación no vinieran, bajo el pretexto de que los fines que perseguía nuestra asociación no eran políticamente correctos. En aquel entonces, nosotros no podíamos entender que rescatar la memoria de nuestro pueblo y el de la guerrilla antifranquista pudiera significar un conflicto que acabaría estallando en el año 2005 y que en su mayor parte ahora está superado.

Manuel Pérez Cubero cogió su coche y desde Madrid, sin avisar, se presentó en Santa Cruz de Moya y nos dijo: aquí tenéis a un guerrillero para daros apoyo y ayudaros en lo que haga falta. Como Manuel, al final, acudieron casi todos los guerrilleros a los que habíamos invitado, pero él fue el primero.

«Cuando la organización de la Gavilla Verde necesitó de nosotros para organizar las jornadas, pidió ayuda y colaboración a los guerrilleros, y a través de Fernanda Romeu, fui consultado y accedí; pues en estos casos es un deber de todos nosotros estar dispuestos; así estuve colaborando con la Gavilla Verde durante una semana para la preparación de dicho evento». Manuel Pérez Cubero. Carta al Alcalde de Santa Cruz de Moya. Madrid 28 de agosto de 2005.

Manuel consideraba que el monumento al guerrillero en Santa Cruz de Moya era el único símbolo de unidad entre todos los guerrilleros y puntos de apoyo:

«Es igual que una planta que uno siembra, con la esperanza de ver o tener una flor o recoger un fruto que se ha plantado, al cual has dedicado parte de tu esfuerzo y vida, cuando ves que ha echado raíces, podrán venir vientos racheados, los cuales la bambolearan, pero esta se erguirá nuevamente e ira tomando cada vez más fuerza si la cuidas y tratas bien, pero si por el contrario, vas rompiendo poco a poco la maceta, no la riegas; la raíz (la unidad) se irá entristeciendo y al final morirá sin ver tus deseos cumplidos». (Ponencia presentada por Manuel en las IV Jornadas El Maquis en Santa Cruz de Moya. 2004).

Así que lo alojamos en la posada y fue con el primer guerrillero que trabé amistad personal que ha finalizado en el día , 14 de octubre de 2008. En todos estos años nos hemos carteado, visitado, recorrido algunos parajes y nos ha llegado a representar en Las Cortes.

«Buenos días a todos los presentes en este acto; La Gavilla Verde ha tenido a bien delegar en mi persona su representación en este evento y les envía un caluroso saludo a todos los participantes del mismo; con la esperanza que sea en su justo término reconocidos todos aquellos que lucharon por restaurar la democracia en nuestro país y derrocar a la dictadura franquista, así como superar el pasado bajo el espíritu de la reconciliación nacional». Discurso de Manuel Pérez Cubero el 1 de diciembre de 2001 en el homenaje a las víctimas del franquismo en Las Cortes.

«El Rubio» era un hombre de carácter, algunos dirán que quisquilloso, otros que tozudo, era ambas cosas a la vez, era un profundo luchador que entregó todos los días de su vida a sus ideales y dispuesto a discutir por una coma. Para los que quieran conocer su biografía guerrillera podemos aconsejarles la lectura del capítulo «La audacia y temeridad de «Rubio», en Maquis: el puño que golpeó al franquismo, la lectura de La Agrupación Guerrillera de Levante. Más allá de la Utopía de Fernanda Romeu, Los Guerrilleros de Levante y Aragón de Salvador Fernández Cava y las obras de Mercedes Yusta. Como breve resumen decir que la Familia Pérez Cubero realiza funciones de enlace y forma parte de los comités de resistencia en la entrada de los cuarenta. Durante su servicio militar logra hacerse con la amistad y complicidad de José Miguel Celorrio Romano, con el que creó una red que proveía a la guerrilla de información sobre los movimientos de tropas del ejército y de la guardia civil. Tras las caídas de Manzanera se incorpora a la guerrilla a inicios de 1946. A finales de 1947 es nombrado como jefe del 1er batallón del 17º sector del AGLA. Más tarde sería el último responsable del 17º Sector. Cabe apuntar que forma parte de la delegación enviada por la Agrupación a Francia en 1949 y se libra por unos días de la caída de Cerro Moreno, al tener que demorarse su grupo por los obstáculos que encontraron a su vuelta de la citada reunión. Manuel, tendría un grave accidente a en 1952, así y todo, pudo incorporarse a la última marcha de la Agrupación que comandada por José Manuel Montorio «Chaval», lograrían llegar a Francia y significaría la desaparición de la AGLA. El exilio lo llevó a Checoslovaquia y de allí a Cuba. Volvería a España tras la muerte del dictador, primero a Barcelona y finalmente se establecería en Algete, Madrid, donde ha muerto.

Durante aquellos días del año 2000, Manuel se convirtió en un miembro más de la organización de las jornadas. Colaboró con Alicia en atender a los medios de comunicación, en los montajes de los escenarios, en la recepción de los ponentes e invitados, se escapaba con una cámara de fotos colgada al cuello y se hacía pasar por turista para saber que pensaban los vecinos de lo que estábamos organizando.

Recuerdo que ese primer día, nos fuimos a comer a la posada. El comedor estaba vacío e hicimos el amago de sentarnos en la misma silla. Finalmente él se sentó en el lugar escogido por ambos y me preguntó ¿sabes tú por qué quería sentarme aquí? Mi espalda está cubierta y desde aquí domino las dos puertas que dan acceso al comedor. La clandestinidad deja esos posos, uno debe estar siempre vigilante y cuando tantos años te has pasado huyendo de la policía, no pierdes la costumbre. Igual que cuando aprendes a montar en bicicleta, que nunca se olvida.

Manuel estaba constantemente en alerta, cuando nos llegaba un escrito me regañaba. Es que hay que saber leer entre líneas. Así fuimos construyendo una amistad ahora rota no por la voluntad de ninguno de nosotros. La vida nos va dejando sin amigos, más cuando tantos tenemos que no nacieron ayer pasado, sino que llevan muchas luchas en sus espaladas.

Manuel estaba escribiendo sus memorias. Un día me atreví a pedirle que me dejara ayudarle, pues sufría físicamente y debía abandonar su trabajo durante meses, para retomarlo y sus memorias avanzaban con lentitud. Nadie ha contado lo que quiero contar. Manuel fue el primero en darnos algunas pistas para conocer muchas de las cosas que hoy damos por sabidas, pero que en aquellos momentos ignorábamos.

El nos introdujo en la vida cotidiana de la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón y recuerdo como se emocionaba al hablar de su madre. En las siguientes líneas, reconocemos su homenaje a Asunción Cubero:

«La vida que he llevado y compartido en la lucha junto a mis semejantes, me ha hecho comprender como hombre, que lo más fiel a una causa, entre el ser humano, es la mujer convencida de sus ideas. Y sin embargo todo el mundo escurre el bulto a la hora de reconocer esta gran realidad manifestada en todo el proceso de la posguerra, sorteando todos cuantos escollos se encontraban en la vida para sacar adelante la prole. En la clandestinidad afrontando todos cuantos peligros acechaban en la vida; la cárcel de ella y su familia. En las que gracias a ese tesón que las caracteriza han sido el sustento de las guerrillas; muchas paginas de leyenda e historia se podrían escribir de estas familias que de una manera honesta y sencilla se enfrentaban a todos los riesgos que supone la lucha, en aras de la libertad; muchas dieron su vida por esta causa, han perdido sus hijos ó maridos.»

Son muchas las anécdotas que podría contar, su estado de salud no le permitía participar en los actos que se han ido celebrando en toda España en reconocimiento de los guerrilleros antifranquistas, tampoco le gustaba figurar en exceso, pero para La Gavilla Verde ha dejado este mundo uno de los nuestros. Y quiero cerrar este escrito con sus palabras, pues ellos fueron los protagonistas y a nosotros solo nos corresponde el papel de ser transmisores de aquellas historias, los hombres y las mujeres mueren, pero deben recordarse sus hechos, más cuando entregaron su vida a los demás.

«Voy a explicaros una situación que servirá de ejemplo al olvido que hemos sufrido: Una vez en la parada del tranvía había una cola de personas esperando y un señor mira el reloj y acto seguido al cielo, así una y otra vez, hasta que se acerca la señora y le pregunta ¿Por qué cada vez que usted mira el reloj, mira al cielo? Y le respondió el hombre, mire señora en el tiempo que llevamos aquí, el Sputnik ya ha dado tres vueltas a la Tierra y aún no ha llegado el tranvía.

Pues bien, más de 25 años ó una generación llevamos de Democracia y al parecer no se han enterado que existimos, ni que en el pasado fuimos parte protagonista de la historia, y parece que no paso nada ni hicimos nada; y mientras, nuestros elegidos en el Parlamento actúan como se actuó en el pasado, sin unidad de criterios, cuando uno dice sí el otro dice no, típico de la idiosincrasia española de no llegar acuerdos en aras de un objetivo común; y nos vemos como siempre relegados como si no fuésemos parte viva de la historia de lucha antifranquista». Manuel Pérez Cubero «El Rubio» Madrid 30 de Septiembre de 2003.

Siempre a vuestro lado.

Sierra y Libertad.

Manuel Pérez Cubero, «El Rubio», Benicalet, Valencia.

Miembro del Partido Comunista de España.

Ingresa en guerrillas en abril de 1947. Hasta aquel momento, había tenido una participación activa en la resistencia política y en la creación de una red de información durante su permanecia en el ejército.

Se incorpora al Sector 17 cuyo jefe es «Manso». Al tiempo, es nombrado jefe de la segunda compañía, al mando de doce hombres. Pasaría a ser el responsable de este sector.

El seís de marzo parte hacia Francia formando parte de una delegación que el Estado Mayor de la AGLA envía con la misión de la situación en guerrillas. Parte en el último grupo durante la evacuación de la AGLA en el año 1952.

Pedro Peinado Gil es presidente de La Gavilla Verde