La segunda sesión del juicio por la trama golpista de la red Ergenekon, que pretendía derrocar al Gobierno islamista de Recep Tayyip Erdogan, se vio precedida por las declaraciones de un policía retirado, que reconoció haber matado a mil personas en la guerra sucia en los años 90, y que estaba vinculado a la […]
La segunda sesión del juicio por la trama golpista de la red Ergenekon, que pretendía derrocar al Gobierno islamista de Recep Tayyip Erdogan, se vio precedida por las declaraciones de un policía retirado, que reconoció haber matado a mil personas en la guerra sucia en los años 90, y que estaba vinculado a la organización secreta formada por miembros de los aparatos del Estado.
En declaraciones al canal Star, el ex policía Ayhan Çarkin añadió que «la foto de Ergenekon es desagradable, pero no está completa. Debe ampliarse. Les juro que el proceso contra Ergenekon es correcto».
«Teníamos que luchar contra el terrorismo. Teníamos que eliminar a aquellos que cooperan con el terror. ¿Cómo lo habrías hecho tú? No se pueden conseguir resultados con la ley, hay cosas que las leyes no pueden hacer. ¿Entiendes lo que quiero decir?», añadió Çarkin, que era famoso por sus acciones contra independentistas kurdos o izquierdistas turcos, a quienes mataba en operaciones relámpago de apenas cinco minutos.
«Siempre se encontraban entre siete y 18 balas en el cuerpo de la víctima y una pistola junto al muerto para dar la impresión de que había mantenido un tiroteo con la Policía», informó el diario «Sabah».
Çarkin fue condenado a pena de muerte por sus actividades de guerra sucia contra el PKK kurdo, pero esta condena le fue conmutada por tan sólo tres años y medio de cárcel.
El juicio contra Ergenekon comenzó el lunes en la prisión de Silivri, en el extrarradio de Estambul, pero se interrumpió debido a la escasa capacidad de las salas de juicio, que no pueden albergar a los 86 imputados. El ministro de Justicia, Mehmet Ali Sahin, se vio obligado a acondicionar el gimnasio de la prisión para el juicio.
El Gladio turco
Los imputados en el proceso (generales, políticos kemalistas, profesores, periodistas y mafiosos) están acusados de formar una red que, a través de atentados, intentaba crear el ambiente propicio para justificar un golpe de Estado militar.
Este nuevo orden militar tendría como prioridad «proteger la integridad territorial y el carácter laico del Estado» de actores políticos como los kurdos o el islamista AKP del primer ministro Erdogan.
Varios analistas turcos piensan que con este juicio se ha conseguido dar con un coletazo de la Operación Gladio, organización ultraderechista surgida en la década de 1950 a instancias de EEUU y la OTAN, para hacer frente a una eventual invasión del Pacto de Varsovia e impedir el acceso de partidos de izquierda como el PCI italiano al Gobierno.