Traducción y epílogo incorrecto de Manuel Talens
En una nación que fue creada sobre el genocidio y luego creció a expensas de esclavos, éste ha sido un momento inesperado, espeluznante en su sencillez: Barack Obama, un hombre bueno, un negro, dijo que traería el cambio a Washington y a la mayoría del país le gustó la idea. Los racistas estuvieron presentes durante toda la campaña y también en la soledad del voto, pero ya no son la mayoría y nuestra generación va a asistir al fracaso de su odio.
La pasada noche fue también testigo de otra importante primicia. Nunca antes en nuestra historia habíamos elegido como presidente a un candidato contrario a la guerra en tiempos de guerra. Espero que el presidente electo Obama recuerde esto cuando tenga la tentación de intensificar la guerra en Afganistán. La fe que ahora tenemos se disolverá si olvida el argumento principal con el que derrotó a sus contrincantes demócratas en las primarias y luego a un héroe de guerra en las elecciones generales: el pueblo de Usamérica está harto de guerra. Harto y cansado. Y ayer lo gritó fuerte y claro.
Han tenido que pasar 44 años antes de que un candidato demócrata obtenga el 51% del voto. Eso ha sido así porque a la mayoría de los usamericanos no les han gustado los demócratas. Saben que rara vez tienen agallas para hacer lo que deben o para defender a esos mismos trabajadores a quienes dicen apoyar. Pues bien, he aquí su oportunidad. Se la han ofrecido en bandeja al votar a un hombre que no es un político de poca monta ni el eterno burócrata provinciano. ¿Se convertirá ahora en uno de ellos o los obligará a ser como él? Crucemos los dedos para que opte por la segunda opción.
Hoy celebramos este triunfo de la honradez contra el ataque personal, de la paz contra la guerra, de la inteligencia contra la fe del carbonero que vive convencido de que Adán y Eva se paseaban sobre dinosaurios hace sólo 6.000 años. ¿Cómo será eso de tener un presidente con cerebro? La ciencia, desterrada durante ocho años, regresará. Imaginen lo que puede suceder si respaldamos a las mentes más preclaras de nuestro país cuando traten de curar la enfermedad, de descubrir nuevas formas de energía y de trabajar para salvar el planeta. Lo sé, estoy soñando, pellízquenme.
También podríamos ser testigos de un tiempo refrescante, de ilustración y creatividad. Las artes y los artistas no serán considerados como el enemigo. Quizá se explore el arte para descubrir las verdades más trascendentales. Cuando el presidente Franklin Delano Roosevelt fue elegido por abrumadora mayoría en 1932, lo que siguió fue Frank Capra y Preston Sturgis, Woody Guthrie y John Steinbeck, Dorothea Lange y Orson Welles. Durante toda la semana los medios me han estado haciendo la siguiente pregunta: «Oye, Mike, ¿qué vas a hacer ahora que ya no está Bush?» ¿Están bromeando? ¿Cómo será eso de trabajar y crear en un ambiente que alienta y apoya el cine y las artes, la ciencia y la invención y la libertad para que cada uno sea lo que quiera ser? ¡Que mil flores florezcan! Hemos iniciado una nueva era y, si se me permite que resuma nuestro pensamiento colectivo de esta nueva era, helo aquí: todo es posible.
¡Un usamericano de origen africano ha sido elegido Presidente de este país! ¡Todo es posible! Podremos arrancar nuestra economía de las manos de los ricos irresponsables y devolvérsela a la gente. ¡Todo es posible! Cualquier ciudadano podrá tener atención sanitaria asegurada. ¡Todo es posible! Podremos impedir que se derrita el hielo polar. ¡Todo es posible! Quienes han cometido crímenes de guerra serán juzgados. Todo es posible.
No nos queda mucho tiempo. Hay tanto trabajo por hacer. Pero ésta es la semana que se nos ha concedido a todos nosotros para deleitarnos con este gran momento. Seamos humildes. No tratemos a los republicanos de nuestro entorno como ellos nos han estado tratando los ocho años pasados. Mostrémosles la gracia y la bondad que Barack Obama ha transmitido durante toda la campaña. Incluso si recibió todos los insultos habidos y por haber, se negó a bajar a las cloacas y a responder con cieno. ¿Podremos seguir su ejemplo? Será difícil, lo sé.
Quiero dar las gracias a todos los que ofrecieron su tiempo y su dinero para que esta victoria fuese posible. Ha sido un largo camino y el daño que se le ha hecho a este gran país es enorme, por no mencionar a los muchos que han perdido su trabajo, que han dado en bancarrota a causa de los gastos médicos o que han sufrido al ver cómo a un ser querido lo enviaban a Iraq. Ahora, trabajaremos para reparar ese daño. Y no será fácil.
¡Pero qué magnífica manera de empezar! Barack Hussein Obama, el presidente número 44 de Usamérica. ¡Fantástico! Lo digo en serio: ¡Fantástico!
Fuente: http://www.michaelmoore.com/words/message/index.php?id=240
Michael Moore es cineasta usamericano.
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Epílogo incorrecto del traductor
Michael Moore es un autor muy querido en estas páginas. Básteme decir que sus diatribas contra las canalladas de todo tipo que comete su país alcanzan aquí cifras espectaculares de lectura. A mí, personalmente, me parece un personaje simpático, ingenioso, buen cineasta comprometido y mediano escritor, pero siempre me deja con la sensación de no llegar al fondo en sus análisis políticos, pues por muy a contracorriente que parezca su obra y por muy a la izquierda que se lo sitúe en la farándula usamericana, creo que fuera del ámbito imperial no pasaría de ser un lúcido socialdemócrata.
La izquierda del rock o del celuloide yanqui tiene eso, que le faltan dientes para morder de verdad y, en el fondo, cree a pies juntillas que el sistema en que vive es la democracia. Y así, de campaña electoral en campaña electoral, vemos a los Neil Young, Michael Moore, Tom Hanks o Bruce Springteen apoyando a candidatos del Partido Demócrata como si fueran el non plus ultra. ¿Son ingenuos o ciegos o simplemente se conforman con lo que hay? No lo sé, pero una y otra vez parecen olvidar que sus políticos favoritos, cuando ganan las elecciones, son tan guerreristas y genocidas como el que más. Lo cual no quiere decir que Neil Young, Michael Moore, Tom Hanks o Bruce Springteen, por citar sólo a estos cuatro, no me parezcan grandes artistas, dignos de elogio. Una cosa no quita la otra.
Pero sigamos con Michael Moore. La carta suya que hoy presento me parece de una ingenuidad rayana en el misticismo y si la he traducido es porque quiero que quede constancia de que en esta casa somos fieles a nuestros autores incluso si no estamos de acuerdo con algunos de sus planteamientos.
Desde la periferia del imperio me ha alegrado, por supuesto, que el próximo presidente usamericano sea Obama y no McCain, de la misma manera que me alegré cuando ganó Zapatero y no Rajoy. Quienes no somos masoquistas preferimos siempre el mal menor. Pero de ahí a creer, como parece hacerlo Moore, que las cosas van a cambiar en su país (y en el mundo) por el simple hecho de que hayan elegido a un hombre negro y honrado va un abismo. Quisiera equivocarme, pero estoy dispuesto a apostarle (y a ganarle) una Budweiser a que George W. Bush no será nunca juzgado por crímenes de guerra. Y si no, al tiempo.
El escritor y traductor Manuel Talens es miembro de los colectivos de Cubadebate, Rebelión y Tlaxcala.