Esta abogada, hija de exiliado vasco y madre venezolana, no olvida los convulsos años de la Transición española, en especial el año 1979, «los comandos antimarxistas incendiaron mi despacho y murieron dos personas», recuerda. Benegas se incorpora a la primera línea política con entusiasmo y para reclamar en Europa lo que el Estado español no […]
Esta abogada, hija de exiliado vasco y madre venezolana, no olvida los convulsos años de la Transición española, en especial el año 1979, «los comandos antimarxistas incendiaron mi despacho y murieron dos personas», recuerda. Benegas se incorpora a la primera línea política con entusiasmo y para reclamar en Europa lo que el Estado español no reconoce, «su propio carácter plurinacional».
Para ser la primera vez que concurren y siendo estas elecciones las menos atractivas para los ciudadanos, su candidatura está teniendo bastante eco. El spot del gol de Maradona a Rubalcaba e invitados como Otegi en los mítines ayuda.
Creo que hay que empezar por el gol de Maradona, porque fue un primer éxito después de la ofensiva descomunal, absolutamente desproporcionada a la que fue sometida nuestra candidatura. Una ofensiva que atentaba contra derechos fundamentales como la libertad de pensamiento. Si miramos en qué se sustentan las demandas de la Abogacía y la Fiscalía nos recuerdan a viejos tiempos del régimen franquista.
¿Se esperaban la decisión del Tribunal Constitucional?
Siempre pensamos que teníamos posibilidad, a pesar de las presiones políticas que se ejercieron.
¿Cree que ha pesado que fueran unas elecciones europeas?
Puede que haya pesado. Pero la decisión del Supremo era tan impresentable, que presentar eso en Europa era muy vergonzoso. Aunque también es verdad que en muchas ocasiones la separación entre el poder judicial y el poder político no es suficiente. Desgraciadamente, este último llega a condicionar las decisiones judiciales.
En este caso a favor de su candidatura.
Creo que han cumplido con su deber. El TC lo que viene a decir en su sentencia es que se estaba poniendo en juego el pluralismo político. Es curioso que ahora todos ésos que se dicen constitucionalistas cuestionen, incluso ridiculizando a los jueces, la decisión del órgano encargado de proteger los derechos fundamentales recogidos en la Constitución.
¿Cree que la sentencia podría sentar precedente?
Yo creo que sí, entre otras cosas, porque el TC hace una llamada de atención al legislativo en la propia sentencia para reformar el proceso que se sigue en estos casos. Es decir, ante la posibilidad de ilegalizar una candidatura con un margen para defenderse de menos de 24 horas. El TC viene a decir que no porque haya una premura de plazos -en este caso, por las elecciones-, los procedimientos judiciales deben de conducir a vulnerar el derecho a la defensa o a no tener los medios para un proceso justo. En su sentencia, el TC cuestiona la Ley de Partidos.
También se ha cuestionado la ambigüedad de Iniciativa Internacionalista a la hora de condenar la violencia de ETA.
Hemos explicado por activa y por pasiva cuál es la posición de la coalición frente a la violencia. Nosotros rechazamos los métodos violentos en nuestra práctica política y para conseguir nuestros objetivos políticos utilizamos exclusivamente métodos políticos. Eso es lo que le hemos dicho al TC. Lo que nos sorprende enormemente es que no se pida al rey don Juan Carlos que condene los crímenes del franquismo o a Fraga Iribarne, que condene los asesinatos del 3 de marzo. La hipocresía imperante no conduce a nada.
¿Qué expectativas tienen de cara al domingo? Los votos de la izquierda abertzale suponen un importante apoyo en unas elecciones en las que el escaño está tan ‘caro’.
Tenemos buenas expectativas. Los votos de la izquierda abertzale los recibimos con satisfacción, como no podía ser de otra manera.
Es un ‘regalo’ jugoso.
Sí, es un regalo; pero a lo mejor nos lo merecemos. En la candidatura hemos reunido a personas de una altura política, personal e intelectual impresionante. Algo hemos tenido que hacer en nuestros años de lucha coherente y combativa.
¿Para qué utilizará su escaño en la Eurocámara, si lo consiguen?
Nuestros objetivos están plasmados en el manifiesto que recoge diversos puntos que van desde la necesidad de justicia social hasta a hacer frente a la crisis; planteamos objetivos democráticos, objetivos de género y recogemos como un elemento muy importante los derechos de los pueblos, porque el Estado español es un Estado plurinacional lo quieran o no lo quieran reconocer. Y esos pueblos tienen derechos internacionalmente reconocidos como el derecho de autodeterminación, que nosotros reclamamos y consideramos un reto importante.
Precisamente ésa es una vieja reivindicación de la izquierda abertzale ilegalizada. ¿II-SP pretende ser la voz de este sector en Europa?
La reflexión hay que hacerla a la inversa. Es decir, somos diversos pueblos, en los que han ido creciendo en los últimos años fuerzas propias de cada pueblo que han ido madurando y han comprendido que la articulación política para la defensa de los intereses de cada pueblo ha de hacerse en ese marco (plurinacional). El derecho de autodeterminación no es algo que nos venga importado, es algo propio. Efectivamente, hay una coincidencia ideológica con la izquierda aber-tzale; el señor Otegi lo ha puesto de manifiesto, pero eso no significa que hayan impuesto a nuestra candidatura su proyecto.
¿Por qué no concurrieron con Izquierda Anticapitalista y PCPE con las que coincidían ideológicamente también?
A la primera se lo planteamos tarde y con el PCPE no contactamos. En cualquier caso, esperamos confluir a partir de junio, porque esto es un camino que no acaba el 7-J.
¿Le preocupa la abstención?
Más que la abstención, me preocupa los intentos de pucherazo que puede haber y va a haber. Ya hemos tenido problemas para conseguir papeletas, recibir el censo y celebrar algún acto.
¿Qué tal se lleva tener como rival político a un hermano?
A nivel personal no tengo ningún problema. A nivel político a veces hablamos y otra veces procuramos no hablar, pero a mí sobre esta cuestión (de la ilegalización) sí me gustaría hablar. No hemos tenido oportunidad, nos vemos poco.