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¡Cuidado con las manos, que muerden!

Fuentes: Rebelión

Desde que los mercenarios excarcelados por el gobierno cubano llegaron a España, junto a numerosos familiares, han estado haciendo declaraciones públicas y enseñando actitudes que demuestran los «nobles ideales» y también la ética, de esos «defensores de los derechos humanos» y «luchadores por la libertad». Ahora, muchos españoles han llegado a comprender los verdaderos motivos […]

Desde que los mercenarios excarcelados por el gobierno cubano llegaron a España, junto a numerosos familiares, han estado haciendo declaraciones públicas y enseñando actitudes que demuestran los «nobles ideales» y también la ética, de esos «defensores de los derechos humanos» y «luchadores por la libertad».

Ahora, muchos españoles han llegado a comprender los verdaderos motivos de su «disidencia» y traición, es decir, los intereses «patrióticos» que los llevaron a venderse a un gobierno que es enemigo declarado de su país: el de Estados Unidos.

Nada nuevo, para quienes ya sabíamos de ellos.

En los medios periodísticos es frecuente escuchar que una imagen dice más que muchas palabras, lo cuál es cierto. Pero si la imagen va acompañada de palabras, entonces, el que ve y escucha o lee, tendrá mayores posibilidades de sacar mejores conclusiones.

En el año 2003 y en posteriores ocasiones, todo el pueblo de Cuba ha visto y oído, en la TV cubana, vídeos que evidencian la subordinación de esos «patriotas» a la Sección de Intereses Norteamericanos en Cuba (SINA). Hemos visto a funcionarios de esa Sección indicándoles las actividades contrarrevolucionarias que debían realizar y capacitándolos al respecto; entregándoles materiales y medios con fines subversivos y paquetes con regalos. Y también, se han visto los comprobantes del dinero recibido por sus servicios.

Si en el exterior no se conocen éstos vídeos y otras pruebas, donde se han denunciado los vínculos y la desfachatez de esos y otros elementos contrarrevolucionarios, cúlpese a los medios de prensa que mienten y manipulan las informaciones relacionadas con nuestro país.

A muchos españoles les pasaron gato por liebre. Y esperaban encontrarse en los periódicos con fotos de personas enfermas, enflaquecidas, demacradas, y con rastros de las torturas psicológicas y físicas recibidas en las «mazmorras del castrismo», a mártires de elevados principios e ideales. Y han visto a personas en magníficas condiciones físicas y mentales, y sin siquiera el elemental principio de gratitud hacia ellos. Pero no podían ver otra cosa, sólo a farsantes.

Han despotricado de la Iglesia Católica Cubana y del Gobierno Español, cuando éste los ha privilegiado con relación a personas de otras nacionalidades que sí son perseguidos políticos. Y han comparado, despectivamente, la situación de España con la de Grecia.

Han protestado por las condiciones de los lugares en que han sido alojados y porque le dijeron que serían radicados fuera de Madrid, como Valencia y Málaga, de ésta porque en el centro de acogida hay » 40 personas de otras culturas, la mayoría refugiados de África» , o sea: negros.

Reclaman a los españoles, ¿Por qué no reclaman a Estados Unidos que era su patrón?

No pueden hacerlo, como mercancía han perdido su valor y como asalariados el empleo. Fueron útiles mientras estaban en Cuba, ya no lo son.

Tal vez ellos pensaron que los «artistas e intelectuales españoles» que el 12 de mayo pasado circularon la llamada «Plataforma de Españoles por la Democratización de Cuba», en la que acusan al gobierno cubano de atrocidades, aprovecharían la oportunidad de hacer valederas sus opiniones y Pedro Almodóvar, Ana Belén, Imanol Arias, Jorge Semprún, Rosa Montero y otros tantos, como el mismísimo flamante Premio Nobel Mario Vargas Llosa, los alojarían en sus residencias o al menos, que les pagarían un hotel cinco estrellas y les darían dinero suficiente para que disfrutaran la sociedad de consumo.

En justicia, eso es lo que debían haber hecho esos firmantes de la «Plataforma», después de tantas declaraciones a la prensa, como la de Rosa Montero durante la presentación pública del panfleto: «los españoles tenemos una responsabilidad en ello » o la del favorecido Premio Nobel:  » la respuesta es siempre que se debe denunciar a la dictadura, atacar a la dictadura, solidarizarse abierta, clara y francamente con quienes se le enfrentan» . Claro, se referían a dar entrevistas, discursitos y más panfletos, no a gastar el dinero propio.

Pero no sólo los españoles deben sentirse engañados, por Chile anda uno que en Cuba era «periodista independiente» al servicio del Gobierno de Estados Unidos. Y desde allá llegan noticias que caracterizan a este otro «personaje».

En un artículo de Carola Oyarce, publicado por Terra.cl/Chile.com el 3 de octubre pasado señala:

» Tan sólo tres días alcanzó a trabajar en la municipalidad de Isla de Maipo, José Ubaldo Izquierdo, el disidente cubano que llegó a nuestro país el 4 de agosto pasado, en calidad de refugiado, luego de ser liberado por el gobierno de Raúl Castro. Según relató a Terra.cl el propio Izquierdo, el motivo de la renuncia se debió a la lejanía existente entre su domicilio en la comuna de Maipú y su lugar de trabajo. Además, dijo no sentirse competente para la labor que le tocaba desarrollar en el municipio».

«…A José Ubaldo le ofrecieron un sueldo de 500 mil pesos por trabajar en la radio comunitaria de Isla de Maipo y apoyar al departamento de comunicaciones del municipio, sin embargo, cuando aún no cumplía una semana debió ausentarse para someterse a una operación a la uña del pie y ahí fue cuando tomó la decisión» . «…recibe del Fasic, organización no gubernamental para exiliados, una ayuda económica de 400 mil pesos para mantener los gastos básicos de la casa, cuyo arriendo está a cargo del Ministerio del Interior y del mismo Fasic.»

 Agrega Carola Oyarce, que según Izquierdo, en el correo electrónico que envió al alcalde de la municipalidad, donde argumenta los motivos de su renuncia a continuar trabajando en la emisora, le expresó que en ésta ya había «tres profesionales íntegros de la información y yo hice periodismo en Cuba, pero no soy graduado, por lo que no me sentí competente».  

Otro artículo sobre este «personaje» aparece el 9 de octubre en La Cuarta, firmado por Carlos Godoy S., con el título «Qué balsa: Cubano quería pega al frente de su casa…», en el que se dice que llegó a Chile junto a su esposa, sus hijas, un sobrino y sus suegros . Le buscaron trabajo a ella como educadora en una escuela de idiomas y a él en una emisora radial comunitaria y apenas trabajó dos días y renunció, con el argumento:

 » la radio queda muy lejos de la ciudad y me tenía que levantar a las 6 y media de la mañana».

«alguien debe cuidar a mis hijas, llevarlas al colegio y darles la comida».

«Quiero trabajar en el comercio o en algo relacionado con la cocina porque mi sueño es ponerme con un restorán de comida cubana»

 Señala Godoy , que Luís Villanova, vocero municipal, se refirió a Izquierdo en estos términos: «En su primer día de trabajo yo lo llevé a la radio y al día siguiente dijo que se había lesionado un pie. Luego no se presentó más y una semana después mandó un correo electrónico para avisar que no iba a ir más a trabajar» 

 Es natural que tengan ese comportamiento: se acostumbraron a ser mantenidos, a no trabajar.

En Cuba, tampoco lo hacían y vivían mejor que el resto de la población: gozaban de los beneficios sociales del socialismo, como educación y salud gratuita, canasta básica subvencionada, vivienda, bajos precios del gas, el agua y la electricidad, etc. y recibían dinero, visas y regalos del gobierno de Estados Unidos. Parásitos del socialismo y del contribuyente norteamericano.

Ya están a la venta y como era de esperar se alían a la derecha más recalcitrante, enemiga por naturaleza de las clases populares españolas y del pueblo cubano.

Ingratos. Hoy, tal como hicieron con la Revolución Cubana, muerden la mano que le extiende el pueblo español.

No sé si quedarán por acá muchos más de esos ejemplares. Si quedan algunos, tengo la seguridad de que los cubanos que no deseamos otro sistema que no sea el socialista, y somos más del 90%, nos sentiríamos muy felices de ceder esos parásitos a quien desee mantenerlos. Sólo un consejo: ¡Cuidado con las manos, que muerden!

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.