Cuando Mary Clinton, de 25 años, organizó junto con otros activistas estadounidenses la movilización Ocupa Wall Street el 17 de septiembre, nunca imaginó que la iniciativa se transformaría en un «movimiento popular de izquierda del siglo XXI».
«Lo revolucionario del movimiento es que permitió nuevas formas de organización que no se habían probado antes en Estados Unidos. Es realmente un momento nuevo», señaló Clinton en el foro «Jóvenes trabajadores y organizadores: Confrontando una economía fracasada», convocado por el Instituto Murhy de Estudios Laborales y Educación para los Trabajadores.
La joven trató de alentar a estudiantes, académicos y activistas a ayudar a crear una estrategia para la siguiente etapa del movimiento: recrear la economía y mejorar la vida de las personas.
Clinton desempeñó un papel importante en logar el apoyo de la central sindical Federación Americana del Trabajo-Congreso de Organizaciones Industriales (AFL-CIO, por sus siglas en inglés) al movimiento Ocupa Wall Street en septiembre.
No es un fenómeno de los últimos 60 días, sino una lucha de varias décadas, aclaró la activista en el foro realizado el sábado en Nueva York.
«Hacemos esto desde hace tiempo. Existe un movimiento para resolver tus problemas y es el de los trabajadores», indicó. «Desde nuestro lugar, contamos con una herramienta particular al poder trabajar con las capacidades internas de las organizaciones, movilizar y construir un mejor movimiento de trabajadores dentro del contexto de la lucha social», explicó.
Su compañero Alvin Ramnarain, director de actividades de campo del sindicato RWDSU Local 1102, que reúne a trabajadores de distintos sectores, coincidió en que el movimiento Ocupa Wall Street no era nuevo, pero sus tácticas y la rapidez con que suceden los acontecimientos, sí lo eran.
«Los jóvenes tratan de promover un cambio, y creo que es la primera vez que una acción colectiva concentra tanto interés en varios lugares del país», indicó Ramnarain.
«También creo que coincidió que las cosas han estado tan mal que realzaron lo que estaba equivocado, y en ese sentido también es nuevo», explicó.
Julia Getzel, carpintera con experiencia e integrante de la Hermandad Unida de Carpinteros, iba a participar en las acciones del 17 de septiembre, que llevaron a la creación de Ocupa Wall Street, pero debió ausentarse unas semanas antes porque consiguió un trabajo que no pudo rechazar pues hacía 18 meses que estaba desempleada.
Estados Unidos tiene la peor distribución de la riqueza en un siglo, señaló en el foro.
«Ocupa Wall Street hace una amalgama entre lo que dio más resultado y elige qué funciona para las dificultades actuales», dijo Getzel a IPS.
«Hay una gran desigualdad en la distribución de la riqueza. Antes había una oligarquía, pero la diferencia es que ahora tenemos la tecnología para difundir el mensaje e iremos a la raíz del problema, no solo a su manifestación», señaló.
Un movimiento sin líderes
Una de las cuestiones planteadas por estudiantes y sindicalistas en el foro fue la credibilidad de un movimiento sin líderes.
Un estudiante dijo que le teme al concepto porque no cree que «por declarar que no tiene líderes no los tenga».
«Creo que debe ser así porque el movimiento está en pañales y existe desde hace solo seis semanas», indicó Getzel.
«Si hubiera un líder, esa persona tendría su propio punto de vista y no representaría a 99 por ciento de los participantes», dijo a IPS.
«El liderazgo no ha funcionado en los últimos 30 años para otros paradigmas, muchos sindicatos se debilitaron, y es obvio que ese modelo tiene un problema», apuntó.
La participación de varios sectores, desde trabajadores de la salud hasta empleados administrativos, hace que cada uno tenga preocupaciones particulares, lo cual podría ser problemático para lograr un resultado común, reconoció Getzel.
«Ahora estamos en la etapa de compartir ideas, y las acciones apuntan a la disparidad de la riqueza», indicó.
«Ahora no deben de haber líderes para poder construir el movimiento. Si alguien pudiera explicarme cuál es la raíz del problema, entonces tendríamos uno, pero hasta entonces todos compartimos el mismo problema», añadió.
Futuras estrategias
Otro de los asuntos que más preocupa a los jóvenes en la actualidad es la inseguridad económica, que puede tener forma de desempleo o de subempleo, así como el peso del endeudamiento, señaló David Pedulla, de 29 años y estudiante de sociología y políticas sociales de la Universidad de Princeton.
«Es fundamental mejorar las oportunidades laborales y la seguridad económica de los jóvenes», dijo a IPS.
«Fue muy inspirador escuchar la complejidad y la honestidad con que las personas pensaban y hablaban sobre estrategias para lograr un cambio social. No me voy con respuestas concretas, sino con la esperanza y la confianza de que estas vendrán si seguimos haciendo las preguntas correctas», indicó.
Con la incorporación de trabajadores jóvenes, el movimiento sindical podrá revitalizarse y ser más representativo, indicó Getzel.
«El movimiento puede ser catalizador para renovar y validar la energía necesaria para fortalecer el sindicalismo, así este puede reflejar las necesidades y los derechos de sus bases, y sobrevivir para las futuras generaciones», señaló a IPS.
Ocupa Wall Street tiene plena conciencia de sus vínculos con otras luchas, sostuvo, a su vez, Frances Fox Piven, profesora de sociología y ciencias políticas en la estatal Universidad de la Ciudad de Nueva York. Es el primer movimiento juvenil que haya visto relacionarse con el sindicalismo.
«No creo que Ocupa Wall Street peque de creer que representa a todos, pero sí aportó mucho entusiasmo a la lucha actual», señaló Piven en el foro.
«Tenemos que reforzar las acciones y aumentar el trabajo del movimiento para que la gente no se deje estar», añadió. (FIN/201)