La primera elección primaria propulsó a Santorum al pelotón principal de candidatos y sacó de carrera a la ultraconservadora Michelle Bachman. Romney, el favorito del partido, no convenció, pero sumó el importante apoyo de John McCain.
Con una ajustada victoria en la primera interna republicana estado por estado, en Iowa, Mitt Romney propulsó ayer su candidatura a las elecciones presidenciales de Estados Unidos con el significativo apoyo de John McCain. Aunque se trata de la segunda primaria de 49 estados, y recién en agosto se conocerá al ganador, el senador republicano, y ex rival del presidente Barack Obama en 2008, vaticinó que, de ganar las internas del próximo martes en New Hampshire, Romney se convertirá en el candidato más fuerte para desbarrancar al presidente en su intento de reelección.
La sorpresa la dio el ultraconservador Rick Santorum, quien se catapultó desde el fondo de los siete precandidatos hacia el segundo lugar en los resultados, a escasos ocho puntos del ganador. Santorum, un ex senador por Pennsylvania y el favorito entre los evangélicos, espera emerger como la alternativa conservadora de Romney, a quien tildó de «moderado», un verdadero insulto para un republicano. El congresista Ron Paul, defensor del libre mercado y contrario a la inversión extranjera en el país, quedó posicionado en el tercer lugar.
Relegada a la sexta posición en los resultados del miércoles en Iowa, la congresista por Minnesota, Michelle Bachman, desistió de seguir compitiendo en la carrera por la candidatura. En una conferencia de prensa en Des Moines, Bachman dijo que continuará criticando las políticas de Obama, en particular su programa de salud prepaga y los controles a la industria financiera. «Seguiré peleando para derrotar la agenda socialista del presidente», avisó. Por su parte, el gobernador de Texas, Rick Perry, con un inesperado quinto lugar, dijo que seguirá en la contienda. Sin embargo, Perry desistiría de participar de la próxima primaria de New Hampshire, aunque haría una aparición en dos debates esta semana.
La primaria de Iowa fue la más ajustada en la historia de los caucases (asambleas partidarias).
Ayer, Romney viajó a la ciudad de Manchester, en New Hampshire, junto a McCain, para preparar el terreno de cara a las internas del martes. Allí, el ex candidato a presidente en 2008 intentó solidificar la posición de Romney, de quien fue archirival hace cuatro años, en las primarias republicanas que McCain terminaría ganando. «Estoy aquí por una única razón: asegurarme de que Romney sea el próximo presidente de Estados Unidos», arengó en un gimnasio semilleno de una escuela secundaria. «Romney liderará desde el frente, así como lo hizo Ronald Reagan, no desde atrás, como está haciendo este presidente», se divirtió. Por su parte, el actual precandidato imploró a los presentes mejorar la reciente performace. «¿Podemos conseguir más que un margen de ocho votos?», pidió con una sonrisa a los poco efusivos asistentes. Romney espera poder contar con otro triunfo antes de que la contienda llegue a Carolina del Sur, el 21 de enero. Ayer, en una entrevista, se presentó asimismo como el más capacitado para derrotar a Obama el 6 de noviembre y dijo que posee un equipo de campaña con los fondos necesarios para soportar la costosa y larga marcha hacia la convención republicana que, en agosto, proclamará oficialmente al candidato presidencial del partido. «Eso es algo que creo que los otros muchachos de esta carrera van a encontrar un poco más difícil de lograr», se adelantó con sorna.
Otros candidatos también aterrizaron en New Hampshire con la intención de obtener mejores resultados. Newt Gingrich, quien durante semanas disputó a Romney el primer lugar en todos los sondeos nacionales y quedó cuarto en Iowa, dijo ayer que, a partir de ahora, hará una campaña más agresiva contra el ex gobernador, a quien vinculó con una serie de ataques a través de avisos publicitarios. «Sé que los ataques van a venir y que ahora se van a volver más rápidos y furiosos», contestó Romney en una entrevista. En un clima hostil de acusaciones cruzadas, característico de las campañas presidenciales estadounidenses, Ron Paul tildó de cobarde a Romney por pedir ser aplazado como soldado durante la guerra de Vietnam. Gingrich dijo que, al ser padre durante la década del sesenta, recibía aplazos de forma automática. También disparó munición sobre Ron Paul, de quien se burló por sus comentarios racistas contra negros y judíos en la década del noventa, que luego negó. «Se trata de un hombre que hace declaraciones temerarias y salvajes y que luego niega lo que dijo o se pregunta quién las escribió», dijo. El ex embajador en China, John Huntsman, quien se salteó la interna de Iowa para centrarse en New Hampshire, le restó importancia al respaldo de McCain a Romney. «A nadie le importa», desafió el diplomático.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-184767-2012-01-05.html