La pregunta por la causa nos orienta hacia los factores condicionantes que interaccionaron para provocar esta conducta. No puede haber una causa porque la conducta humana no se explica nunca por leyes, sean sociales, biológicas o psicológica. Lola Morón, psiquiatra y articulista del diario El País, escribe sobre el riesgo de diagnosticar, afirmando que no […]
La pregunta por la causa nos orienta hacia los factores condicionantes que interaccionaron para provocar esta conducta. No puede haber una causa porque la conducta humana no se explica nunca por leyes, sean sociales, biológicas o psicológica. Lola Morón, psiquiatra y articulista del diario El País, escribe sobre el riesgo de diagnosticar, afirmando que no se diagnostican los comportamientos sino las enfermedades. La conclusión que nos da es que no hay que buscar una enfermedad mental sino la utilización y la familiaridad de las armas de fuego en la sociedad norteamericana. Me parece que tiene parte de razón, pero solo parte. La explicación sociológica no es suficiente, aunque es necesaria. Michel Moore lo explicó muy bien en su película Bolos en Columbia. Pero su conclusión es que la legalidad de las armas de fuego tampoco es determinante. En Canadá hay tantas personas que tienen armas de fuego como en EEUU pero casi no hay muertos por ellas. Lo que tiene EEUU es un imaginario colectivo propio, que juntamente que la facilidad legal da un porcentaje de muertes por armas de fuego insólito en cualquier otro país capitalista avanzado. Este imaginario pasa por una cultura del miedo, del individualismo y de la violencia. Hay que defenderse de los demás, que son peligrosos, y hay que hacerlo con armas. Este es el aspecto sociológico y político que hay que denunciar. Hay que prohibir las armas de fuego. Algún político ha de tener el valor de decirlo y de hacerlo. Aparece también el elemento de los videojuegos pero el mismo Moore muestra en su película que sociedades como el Japón, inventora y consumidora de videojuegos, presenta una estadística muy pequeña de muertes por armas de fuego. En todo caso sí que hay que estudiar los efectos de unos niños y adolescentes formados a través de las pantallas (videojuegos, ordenadores, televisión, teléfonos,etc.).
Falta luego el elemento psicológico: ¿Por qué un joven de 22 año s mata a sus padres y a los niños y los adultos que habían en la guardería que trabajaba su madre? Evidentemente no conozco el caso bien y por tanto no puedo dar una explicación. Como tampoco lo conoce Lola Morón. Pero yo, como ella, opinaré. Porque entender la conducta humana no me parece patrimonio de los supuestos expertos, en este caso los psiquiatras. Sobre todo porque es una disciplina en la que hay diferencias radicales entre diferentes escuelas, aunque una sea la hegemónica. La articulista recurre a la teoría cognitivo-conductista por un lado y al DSM-IV por otro, que son justamente las dominantes en los campos de la psicología y la psiquiatría porque son las que más se adaptan a la lógica del sistema. Habla de falta de habilidades sociales del joven. Y dice que no parece tener ninguna de las enfermedades standarizadas en este manual: autismo, síndrome de Aspereger, paranoia. Pero aquí se ve una cierta trampa: intenta ver si se aplican o no estas etiquetas al personaje. La misma noción de habilidades sociales me parece más que discutible. A mí me resultan mucho más convincentes los conceptos que utiliza el psicoanálisis de orientación lacaniana. Entiende la psicosis como una estructura clínica que hay que singularizar en cada sujeto. Y el pasaje al acto como un acto psicótico. El pasaje al acto es cuando alguien ha salido completamente del orden simbólico y solo puede expresarse a través de una acto sin sentido, casi siempre totalmente destructivo. Cuando alguien no se entiende, no entiende a los otros y está en un abismo queda dominado por la pulsión de muerte, que le lleva a ala destrucción total, de sí mismo y de los otros.
Solo pretendo con esta reflexión dar algunos elementos que nos permitan entender estos actos incomprensibles. Buscar en la propia sociedad y en la propia psicología humana algo que, en parte, nos permita entenderlo. ¿ Solucionarlo ? De entrada con medidas legales pero también con una relfexión sobre nuestra sociedad y algunos de sus efectos psíquicamente devastadores.
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