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Acerca de echar a Rajoy ya

¿Más vale malo conocido…?

Fuentes: Rebelión

En las manifestaciones multitudinarias de trabajadores, estudiantes, sectores populares o movimientos sociales se ha convertido en un grito masivo la exigencia de dimisión del Gobierno Rajoy. En la forma de ¡que se vayan!, ¡dimisión!, etc. la voluntad de echar al gobierno es masiva. El carácter de las medidas sociales y económicas apunta en forma permanente […]

En las manifestaciones multitudinarias de trabajadores, estudiantes, sectores populares o movimientos sociales se ha convertido en un grito masivo la exigencia de dimisión del Gobierno Rajoy. En la forma de ¡que se vayan!, ¡dimisión!, etc. la voluntad de echar al gobierno es masiva.

El carácter de las medidas sociales y económicas apunta en forma permanente y directa al Gobierno porque los recortes nacen de reales decretos dictados por él, porque las reformas laborales o los planes de privatizaciones nacen de uno u otro ministerio del Gobierno. ¿Es posible recuperar las pagas robadas a golpe de Real Decreto, acabar con los ERES y ERTES dictados al amparo de la reforma laboral impuesta, sin acabar con el gobierno? ¿Es posible detener el desmantelamiento de la sanidad y la educación pública sin acabar con el gobierno? ¿Es posible evitar el desmantelamiento de Iberia o el que se anuncia en Renfe sin acabar con el gobierno?

La brutalidad de las medidas económicas y sociales, la sucesión continua de las mismas, convierte esa tarea, echar al Gobierno Rajoy, en una necesitad inmediata para los trabajadores y el pueblo.

Pero lo que es una necesidad objetiva y un sentimiento generalizado por abajo, no se expresa en las propuestas de las organizaciones obreras y populares, ni siquiera del sindicalismo de clase y alternativo, salvo honrosas excepciones. No hay forma de escuchar a los dirigentes sindicales decir en las asambleas ¡hay que echar ya al gobierno! Se habla, con justísima razón de que son ladrones, corruptos, que gobiernan para los banqueros y al dictado de la Troika, pero ese llamado a la acción masiva e inmediata ¡hay que echarlos ya! ¡que se vayan! ¡Gobierno dimisión! nace de las gargantas de centenares de miles de manifestantes, pero no de los dirigentes de la izquierda que detienen sus protestas en las puertas de la exigencia de acabar con el Gobierno.

Las luchas, privadas de este objetivo unificador e inmediato, acaban en una deriva particularista y de hecho dividida. Las justas y progresivas mareas se convierten en un auténtico mareo de manifestaciones a las que el gobierno responde con la fuerza de la costumbre, lo que incluye la costumbre de los palos.

¿Por qué el fuera Rajoy, abajo el gobierno, sigue sin plantearse como la consigna que unifique a todo el movimiento de masas?

Los que objetivamente sostienen desde la «izquierda» al gobierno.

Los dirigentes de CCOO y UGT, del PSOE, IU… y el impulso de su «Cumbre social» dejó claro desde el primer momento que su propósito no es echar al gobierno. El manifiesto con el que se recogen firmas exigiéndole un referéndum, comienza por un clarísimo «reconocemos la legitimidad del gobierno». Para ellos las protestas masivas solo deben tener un propósito: forzar al gobierno a sentarse a negociar un gran pacto social, donde en lo sustancial se trata de atenuar las medidas de choque y negociar con Bruselas plazos más amplios para que sigamos pagando su deuda, la misma que nos está llevando a la ruina y a la actual catástrofe social.

¿Y si el gobierno lejos de llamarles sigue con sus planes de guerra social?, pues las protestas servirán como elemento de desgaste electoral del Gobierno y caladero de votos para los próximos comicios. Al PSOE no parece que esta estrategia le esté permitiendo recuperarse del varapalo, pero a IU ya le va bien y al fin y al cabo la experiencia andaluza del Gobierno PSOE-IU sería para ellos un buen escenario post electoral.

Para 6 millones de parados/as, para millones de trabajadores que se ven cada día con un nuevo recorte o un ERE, para los estudiantes que se ven fuera de la Universidad por unas tasas que le son imposibles de pagar, para quien pende sobre él o ella un desahucio inminente, cada día son 24 horas interminables de problemas, angustias o dramas. Para estos estrategas de las urnas el tiempo es un aliado. Por eso objetivamente son sostenedores de este gobierno.

Un argumento «radical» para una política conservadora

Pero existen quienes utilizan un argumento en apariencia mucho más «radical» y pragmático. «Si echamos a este gobierno ¿a quién ponemos?» «Si echamos a Rajoy vendrá otro Gobierno PP o de nuevo del PSOE aunque sea con IU»

Ese razonamiento expresa en realidad una lógica formal, deductiva, que partiendo de premisas ciertas acaba en un conclusión falsa, conservadora.

El primer lugar, porque objetivamente ese razonamiento sostiene por pasiva al gobierno, niega la fuerza trasformadora del movimiento y ayuda a meter la lucha obrera y popular en un callejón sin salida.

La pregunta cabría formularla de otra manera ¿sería un triunfo de la lucha obrera y popular echar al gobierno, forzarle a dimitir, sí o no? ¿Daria ese triunfo alas a las movilizaciones, más moral y fuerza a la idea de que la lucha paga, de que los trabajadores y el pueblo pueden echar a quien gobierna contra ellos? ¿Colocaría ese triunfo en peores condiciones a la Troika, a los banqueros…? ¿Sería un palo en la rueda a los planes de estos sátrapas? ¿El nuevo gobierno que entrara sería infinitamente más débil aún que éste y por tanto con más dificultades para aplicar sus planes?

Y por la contraría: si pese a las movilizaciones constantes el gobierno se sostiene ¿es un factor o no de desmoralización del movimiento? ¿aumenta o no la percepción de que las manifestaciones y las huelgas no sirven para nada?

Dice un viejo proverbio que los amigos se hieren con la verdad para no matarse con la mentira, con todo el respeto que nos merecen amigos con los que compartimos muchas ideas y lucha, seguir negándose a poner en primera línea unificadora de todas las huelgas y manifestaciones el abajo el gobierno, el fuera Rajoy, es arrimar las ascuas a la sartén del Gobierno y de todos los aparatos que lo sostienen.

¿Podemos desde las luchas construir una alternativa de gobierno?

Pero lo cierto es que echando al Gobierno de Rajoy cualquier gobierno que viniera, por más débil que naciera y por más triunfo que hubiera sido echar al actual, no resuelve el problema de garantizar un gobierno que imponga un plan de emergencia social, que afronte la actual catástrofe social desde una óptica de clase, anticapitalista, socialista y democrática, que liquidando las infames reglas del juego actuales convoque una Asamblea Constituyente soberana y democrática. Y efectivamente así es porque el único gobierno que puede hacer eso es un gobierno de los trabajadores y el pueblo. «Pero ese gobierno no existe» se nos puede alegar, y así es, pero tampoco existe garantía de tener un techo bajo el que vivir o garantía de que no te desahucien y eso no ha impedido la justa lucha por la dación en pago y el alquiler social, ni está deteniendo las ocupaciones de viviendas. La pregunta no es si existe o no, es si es una necesidad o no y si hay bases para construirlo o no. Y ahí es donde hay que decir con absoluta claridad que solo un gobierno así es garantía de cambio para los trabajadores y el pueblo por eso es una necesidad objetiva. Y ahí es donde hay que decir que las movilizaciones sientan las bases para avanzar en su construcción.

¿Es posible lograr un Encuentro de base y democrático de todas las organizaciones populares como el 15M, Stop Desahucios, del sindicalismo de clase, de las coordinadoras nacidas al calor de la lucha en la sanidad, en la enseñanza…, en donde se acuerde un plan de emergencia social, de rescate de los trabajadores y el pueblo, que unifique los objetivos de la lucha y el plan de acción? ¿Es posible avanzar en ese camino y si esos organismos se extienden y se unifican sean una verdadera referencia, una dirección alternativa y un embrión de poder sobre el que asentar un gobierno diferente, obrero y popular?

Por eso volviendo al principio, se trata de ver la realidad en movimiento, echar al gobierno Rajoy invertiría la situación actual, daría alas a la lucha, desmoralización a los de arriba y ánimos y conciencia a los de abajo y al calor de ese movimiento podemos y debemos avanzar en construir una alternativa de dirección y sentar las bases para una alternativa de gobierno obrero y popular. Lo contrario, se adorne como se adorne, remite al viejo dicho de «más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer».

Ángel Luis Parras. Miembro del Sindicato de Comisiones de Base (COBAS) y militante de Corriente Roja

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.