Como si Joseph Biden fuese ejemplo de autoridad política, el presidente de Estados Unidos se ha deslindado de las matanzas que han ocasionado las guerras confeccionadas por los empresarios que han influido en los gobiernos de su nación.
No importa si aquellos eventos trágicos ocurrieron durante otras administraciones, como jefe de Estado, Biden sí puede dar una explicación verídica de la política injerencista que han mantenido los gobiernos estadunidense anteriores y de las tragedias que han ocasionado en el mundo. No importa quién haya ocupado el salón Oval, todos han pertenecido a la misma ideología. Diferente partido, mismo pensamiento.
Por otro lado, sin que ningún tribunal les haya pedido cuentas, utilizan los horrores que causan los enfrentamientos bélicos para amenazar a media humanidad con la destrucción atómica. Una de sus metas, entre muchas absurdas, es seguir dominando y acaparando las riquezas de la colectividad, donde quiera que éstas se encuentren.
El gran daño ya está hecho. La industria bélica ha generado repudio por los elementos utilizados en la elaboración de la bomba atómica. Nos referimos al elemento uranio. Sin embargo, éste es una fuente de energía de gran valor, pues también es utilizado como materia prima en diversos rubros de la industria.
Con las amenazas periódicas de los gobiernos dominados por sus oligarquías han provocado temor colectivo a las guerras, especialmente y con sobrada razón a las de exterminio masivo, como la nuclear. ¿Con qué derecho nos someten a un tipo de estrés de ese calibre? ¿No aprendimos la lección de Hiroshima y Nagasaki? Ejemplo de la aberración humana en contra de la población civil.
De tal forma, las palabras uranio y derivadas están condenadas al repudio general. La inseguridad y las crisis económicas, si bien son una realidad, también son distractores utilizados por estos expertos en el simulacro, para ocultar el avance de la industria bélica nuclear.
Sin mayores datos, a través de redes sociales, compartieron un video corto donde un ciudadano estadunidense reclama de frente al presidente Joe Biden su parte en la provocación a Rusia, a través de Ucrania, país al que apoyó para que el presidente Volodimyr Zelensky tomara el poder.
Le recordó al mandatario acerca de los miles de civiles que fallecieron en Irak y en Afganistán, donde sus amigos, entre muchos estadunidenses más, perdieron la vida. El también exmilitar lo señaló como descalificado para el cargo de presidente. Pese a que Biden le da la espalda y se aleja, el ciudadano le espetó varias veces en voz alta: «¡Usted está descalificado señor!».
No es cualquier cosa una guerra nuclear, sin embargo, los gobiernos estadounidenses han utilizado esta desgraciada idea como negociación diplomática. Y, al mismo tiempo, influyen más allá de la guerra. Es decir, desinforman acerca de la utilización pacífica del uranio. Se pierde así una oportunidad de avanzar más rápido hacia la transición energética debido al prejuicio en contra de las centrales nucleares.
Con esta evidencia destructiva del uranio se complica su aceptación para su utilización como energía limpia no renovable. No obstante, comparada con otras fuentes de energía, la nuclear no despide gases que provoquen el efecto invernadero.
El combustible utilizado en las centrales nucleares por supuesto que es altamente radioactivo. Sin embargo, para evitar la contaminación, existe la regulación y todas las medidas que se indican en los protocolos de seguridad y manejo. Se ha avanzado en las técnicas para su destino final, sin que implique contaminación ambiental
Como ya se sabe, la energía nuclear es la principal fuente para generar electricidad. Otras aplicaciones de esta tecnología, es la de servir como auxiliar en no pocas acciones para la automatización en las líneas de producción que requieren alta velocidad.
En el área de la medicina nuclear, ha sido de suma importancia en los procesos de diagnóstico. El avance en la investigación permitirá el tratamiento de enfermedades complicadas y, sobre todo, alcanzará con un costo más bajo la utilización más accesible para la población que lo requiera. Por eso es importante que el uranio disminuya su utilización en material bélico.
La energía nuclear resulta indispensable para el desarrollo de la ciencia, la medicina y otras áreas donde se necesiten artículos de plásticos diversos, además de su potencial para la esterilización de varios productos desechables. Sin olvidarnos de la energía calorífica para la propulsión de turbinas, tanto de las centrales nucleares, como para algunos vehículos de grandes dimensiones.
No necesitamos más amenazas nucleares. Requerimos que se cumplan todos aquellos acuerdos y tratados que nos previenen y nos alejan de una hecatombe definitiva.
Esperemos que propuestas como las del Tratado de Tlatelolco y leyes más objetivas, se multipliquen y sean asimiladas por todos aquellos gobiernos que fabrican material bélico nuclear. Lo necesitamos para un futuro inmediato, donde la guerra nuclear sólo sea una desafortunada característica de la fase destructiva del desarrollo humano.
Fuente: https://www.jornada.com.mx/2022/03/20/opinion/015a1pol