Más de 700 millones de personas malnutridas. Acción mundial el 16 de octubre
Lejos de debilitarse, toma fuerza en casi todo el planeta. La
defensa de la soberanía alimentaria ocupa el centro del debate sobre un modelo
económico viable que reduzca el flagelo del hambre. La Vía Campesina (LVC) lo
recuerda y convoca a una acción mundial.
La organización internacional que aglutina a 200 millones de
campesinas y campesinos de más de 80 países acaba de lanzar la convocatoria
para la próxima Acción Internacional por la Soberanía Alimentaria de los
Pueblos contra las Transnacionales. Será el 16 de octubre y busca lograr una
movilización lo más amplia, activa y descentralizada posible, proponiendo
además que se ganen las redes sociales mediante la difusión de los múltiples
eventos locales previstos (https://viacampesina.org/es/).
El movimiento de pequeña-os productora-es rurales entiende esta convocatoria como una oportunidad más para ratificar la denuncia del control de los sistemas alimentarios en manos, fundamentalmente, de las transnacionales del agronegocio. A las que define como “un entramado corporativo global que está intensificando el hambre de millones de personas en el mundo, así como la masificación de la desnutrición como enfermedad crónica de las nuevas generaciones”.
La Vía Campesina (LVC) considera “inaceptable que cada vez haya más personas que pasan hambre y que la inseguridad alimentaria se intensifique y afecte a un tercio de la población mundial”. Y recuerda que las crisis globales y los grandes desplazamientos migratorios que afectan a millones de personas se producen en un contexto de crisis climática, de alimentos y medioambiental que golpea a toda la humanidad.
Sus argumentos fluyen de datos de fuentes oficiales, como el
documento “2013: El Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en
el Mundo” publicado por cinco agencias de las Naciones Unidas bajo la
coordinación de su Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) (https://www.fao.org/3/cc6550es/cc6550es.pdf).
Radiografía espeluznante
El documento de la FAO –elaborado junto con la Organización
Mundial de la Salud, el Fondo para la Infancia, el Programa Mundial de
Alimentos y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola– reconoce que aunque
el hambre a nivel planetario se mantuvo sin variaciones significativas
entre 2021 y 2022, continúa muy por encima de los niveles anteriores
a la pandemia de Covid-19. En 2022 afectó a cerca del 9,2% de la población
planetaria, superando así el 7,9% registrado en 2019, es decir, la etapa
prepandemia.
Los porcentajes expresan menos que las cifras, las cuales reflejan, con rudeza,
el rostro humano de este flagelo: en 2022 padecieron hambre en todo el
mundo entre 691 y 783 millones de personas, lo que significa 122
millones más que 2019.
Aunque en igual periodo se logró cierto progreso en la reducción del hambre en
América Latina y en parte de Asia, de todos modos sigue aumentando en Asia
occidental, la región del Caribe y África en su totalidad.
Por otra parte, la prevalencia de la inseguridad alimentaria se mantuvo sin
variaciones por segundo año consecutivo después de aumentar bruscamente
de 2019 a 2020. En 2022, alrededor de unos 2.400 millones (el 29,6%
de la población mundial) experimentó dicha inseguridad. Entre ellos unos 900
millones de forma grave. El drama de la inseguridad alimentaria afecta
particularmente a las mujeres y a las comunidades rurales. Así, por ejemplo, en
2022 golpeó a un 33,3% de las personas adultas en zonas rurales (más que el
28,8% en zonas periurbanas y el 26,0% en zonas urbanas). Paradójicamente, los
efectos más perversos de la falta de alimentos se producen en las regiones
campesinas, escenario donde teóricamente se originan los productos alimenticios
básicos.
El estudio de la ONU constata que, en 2022, 148 millones de niños y niñas menores de cinco años sufrieron retrasos de crecimiento debido a dietas insatisfactorias. En tanto, 45 millones padecieron emaciación y 37 millones, sobrepeso. El sobrepeso es más frecuente en las zonas urbanas, en tanto que los primeros dos fenómenos prevalecen en las zonas rurales.
Foros superestructurales, pero el hambre perdura
De cara a la próxima Acción Internacional por la Soberanía Alimentaria de los Pueblos contra las Transnacionales, la Vía Campesina argumenta que se vive “un escenario de monopolización generalizada de todos los eslabones de los sistemas alimentarios”. Y en su diagnóstico global apunta que “nos acaparan nuestra producción agrícola, las semillas, las tierras, los territorios; se vulnera nuestros derechos campesinos a la renta y a una vida digna, a la protesta y a la autonomía de nuestros pueblos”.
El movimiento considera que la actual crisis alimentaria no tiene precedentes, se entreteje con la crisis climática, las guerras, la corrupción, el control mediático, el racismo institucional y el neofascismo, a la par que el campesinado sigue siendo “criminalizando, desplazando y se continúa acaparando nuestros medios de vida y de subsistencia”.
La Acción programada para el 16 de octubre busca también
impactar en los debates de un nuevo Foro Mundial de la Alimentación donde
participarán representantes gubernamentales que la FAO ha convocado para Roma
entre el 16 y el 20 de octubre. Este tipo de foros se está volviendo más
habitual y repetitivo, aunque escasean las resoluciones estratégicas positivas.
En enero pasado se realizó en Berlín, Alemania, un encuentro de esta naturaleza
(https://www.fao.org/newsroom/detail/at-gffa-in-berlin-fao-stresses-importance-of-making-agrifood-systems-more-resilient-against-multiple-shocks/es).
Un análisis de las discusiones y los comunicados públicos del foro de Berlín muestra
que, aun cuando dicho evento reconoció “la crucial importancia de adoptar
medidas concretas para acelerar el acceso de las personas a dietas saludables
mediante la transformación de los sistemas agroalimentarios para que estos sean
más resilientes, eficientes, sostenibles e inclusivos”, de todos modos las
propuestas concretas fueron frágiles o vagas. Para la FAO, es necesario contar
con mercados y con un comercio agroalimentario “abiertos, transparentes y
libres, elementos esenciales para hacer frente a los actuales problemas de
seguridad agroalimentaria”. El problema es que, en la concepción imperante en
las Naciones Unidas, ni el concepto de soberanía alimentaria, ni la
intervención cooperativa del Estado como un potencial actor regulador, ni la crítica
a la gran producción agroexportadora transnacional (agronegocio), ni el rol
decisivo de la pequeña producción rural para la lucha contra el hambre
adquieren la relevancia debida. Ocurre igual con muchos otros cónclaves de este
tipo, que continúan repitiendo más de lo mismo pero sin confrontar los grandes
temas estructurales. Y otorgan cada vez mayor importancia a las grandes
multinacionales cuando se evalúan las opciones para luchar contra el hambre.
La Vía Campesina expresa, una vez más, su preocupación al considerar que “las grandes corporaciones siguen capturando este espacio (el del Foro Mundial de la Alimentación) para sus propios intereses”. Y por tal razón apunta al evento del 16 de octubre, como una gran oportunidad para denunciar las falsas soluciones que el poder corporativo, en complicidad con muchos gobiernos, está fomentando y forzando para “reslver” estas crisis. Convencida de que dichas soluciones son meras apariencias, La Vía Campesina se pronuncia enérgicamente: “Una vez más, decimos ¡basta de agronegocio! ¡basta de falsas soluciones! ¡Sin Soberanía Alimentaria no podremos asegurarle un futuro a la humanidad!”.
Encuentros populares, propuestas alternativas
Entre sus próximos pasos, el movimiento campesino confirmó la realización, la primera semana de diciembre próximo, de su 8va Conferencia Internacional en Bogotá, Colombia (https://viacampesina.org/es/viii-conferencia-internacional-de-la-via-campesina-soluciones-claras-para-las-crisis-de-la-humanidad-descargar-el-kit-de-comunicacion/).
Más de 500 delegadas y delegados de las diez regiones que la integran analizarán sobre el tema principal: “Frente a las crisis globales, construimos soberanía alimentaria para asegurar un futuro para la humanidad”.
Esta conferencia, al igual que las anteriores y desde su
fundación en Mons, Bélgica, en 1993, constituye el espacio más importante de La
Vía Campesina. Sus otras conferencias fueron en México (1996); India (2000);
Brasil (2004); Mozambique (2008); Indonesia (2013) y el País Vasco (2017).
En su próxima convocatoria, en Colombia, además de hacer un balance de su
trabajo de tres décadas, lanzará oficialmente, la décima región, que integran
los países árabes y los del Norte de África (ARNA). Y deberá decidir
cómo avanzar en la implementación de la Declaración
de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las y los Campesinos y
de Otras Personas que Trabajan en las Zonas Rurales (UNDROP),
aprobada en el 2020 (https://viacampesina.org/wp-content/uploads/2020/04/UNDROP-Book-of-Illustrations-l-ES-l-Web.pdf).
Además, se propone impulsar la construcción de “ un marco
alternativo de comercio global que acabe con la voracidad de
los Tratados de Libre Comercio y de la Organización Mundial del Comercio”. Y
define también entre sus desafíos, consolidar un Tratado
vinculante contra las Transnacionales que permita proteger los
convenios laborales colectivos e individuales de los trabajadores rurales, así
como los derechos territoriales, de la naturaleza, de producción y de
servicios básicos para las comunidades en las zonas afectadas por dichas
empresas.
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