Discursos de odio y políticas de la violencia
El propósito de este breve texto es criticar y desarmar las narrativas y políticas de odio y xenofobia del gobierno de EAU hacia los migrantes, especialmente los procedentes del sur global y sin documentos migratorios. Con el comienzo de la reciente administración estadounidense los migrantes (especialmente los irregularizados) han vivido un intenso proceso de precarización de sus situaciones laborales y condiciones de vida. Esto ha sido producto de una agresiva dinámica de ataques. Son tres los procesos que destacan en esta arbitraria y racista producción de políticas de la violencia y de discursos de odio.
1) Por un lado, las actuales políticas migratorias estadounidenses no están basadas en datos oficiales, ni en información académica. Dichas acciones, por el contrario, se fundan en narrativas xenófobas y racistas; discursos viciados que no corresponden con los procesos migratorios.
2) Por otra parte, dichas políticas no se ciñen, ni siguen la constitución de EUA; tampoco se ubican en el marco del respeto a los derechos humanos. Para el actual gobierno estadounidense todo es válido para realizar su violenta agenda contra los migrantes; incluso piensa que, para conseguir tal fin, es legítimo violentar la propia ley e incumplir procedimientos jurídicos.
3) Finalmente, dichas políticas están atravesadas por la finalidad de infligir en los migrantes (particularmente en los irregularizados) la mayor violencia y dolor posibles. Los migrantes son estigmatizados como supuestos “agresores” públicos a los que, además de desterrar, hay que denigrar y descargar sobre ellos castigos ejemplares e inhumanos.
Con toda conciencia, la actual administración de EUA usa la crueldad como una estrategia política hacia los extranjeros irregularizados; y esto es particularmente drástico y focalizado hacia poblaciones mediáticamente difamadas (como los mexicanos, centroamericanos, venezolanos, entre otros).
Estos tres procesos han sido el fundamento para que la actual administración estadounidense produzca acciones drásticas y controversiales, que muy frecuentemente transgreden el “debido proceso” de las leyes migratorias de EUA. Estas medidas comprenden, desde procesos de cierre y militarización de la frontera sur estadounidense y el aumento de la capacidad operativa de diversas agencias federales (para la detención y agresión a migrantes), hasta la ejecución de redadas súbitas y masivas, la persecución a las ciudades santuario (Chicago, Los Ángeles), y las deportaciones ilegales.
Desarticulando las narrativas de xenofobia y las política de criminalización
Primero. Es falso que los migrantes sean una merma económica, y una sangría al erario del gobierno de EUA. Conforme a las investigaciones de Ana Nieto del periódico El País (2025) y del American Inmigration Council (2025), se sabe que los migrantes contribuyen de manera contundente y millonaria a la economía estadounidense. Por ejemplo, para el año 2023, los migrantes en EUA pagaron más de 650.000 millones de dólares en impuestos, casi el 20% de todos los impuestos de dicho año. Y, particularmente, los migrantes indocumentados (alrededor del 25% de todos los migrantes de 2023), pagaron poco menos de 90.000 millones de dólares en impuestos; aproximadamente el 2.6% de los ingresos federales de dicho año. Además, los migrantes contribuyeron con alrededor de 250 mil millones al programa de Medicare y a la seguridad social.
Segundo. Es impreciso y tendencioso decir que los migrantes “se roban” y “ocupan” trabajos que corresponden a los ciudadanos estadounidenses. Por el contrario, debido a su estructura demográfica y a los acentuados y consolidados procesos de envejecimiento, EUA no cuenta con suficientes jóvenes para determinados nichos laborales clave. De acuerdo a investigaciones del Pew Research Center (2024) y de la BBC (2024), los migrantes son esenciales para ciertos sectores económicos de EU. Para el 2022, los cerca de once millones de migrantes indocumentados eran casi el 5% de la fuerza laboral estadounidense. Y estos migrantes se encontraban localizados en sectores estratégicos: agricultura, construcción, empaquetadoras, servicios, labores de cuidado y limpieza, entre otros. Por ejemplo, en el año 2022, entre 50 y 40% de todos los trabajadores agrícolas eran migrantes indocumentados.
Tercero. Es mentira que todos los migrantes son delincuentes, y transgresores de la ley. Con base en estudios del Cato Institute (2025) y del Institute for Economic Policy de la Universidad de Stanford (2023), se sabe que los migrantes cometen mucho menos crímenes que los ciudadanos de EUA. Por ejemplo, en delitos serios, los migrantes en EUA tienen 30% menos de posibilidades de ser encarcelados que los blancos anglosajones estadounidenses (una de las poblaciones estadounidenses con los menores índices de encarcelamiento entre los ciudadanos estadounidenses). Además, la tasa de encarcelamiento de migrantes indocumentados en EUA es de 613 por cada 100 mil, mientras que la de estadounidenses es de 1,221 por cada 100 mil.
Cuarto. Finalmente, fue y es una mentira que la frontera estaba y está en crisis y desbordada. De acuerdo con datos del Custom and Border Protection del gobierno de EAU (2023, 2024, 2025) los cruces irregularizados han disminuido de forma constante desde el último año de la administración de Biden (2024). De forma que, cuando llegó el actual presidente de EUA a inicios de 2025, había mucho menos migrantes irregularizados en la frontera que en años previos. En este contexto, las detenciones de migrantes en la frontera sur de EUA decrecieron más del 10% en el 2024; de casi 2.5 millones para el año fiscal 2023, se bajó a 2.13 millones en el año fiscal 2024. Y, en enero de 2025, el último mes del gobierno de Biden, se tuvo el menor registro mensual de migrantes detenidos en la frontera de los últimos tres años y medio.
Los datos mostrados previamente son contundentes: los migrantes no son delincuentes, ni abusadores; no son una carga al erario, y tampoco son transgresores de la ley. Por el contrario, son fuertes contribuyentes a la economía y el mercado laboral de EUA. La criminalización y discriminación migratoria no se basan en hechos, sino en prejuicios. La desinformación y mentiras no pueden ser elementos para producir políticas migratorias de corte xenófobo y racista.
Guillermo Castillo Ramírez – UNAM
https://unam.academia.edu/GuillermoCastilloRamirez
https://www.researchgate.net/profile/Guillermo-Castillo-Ramirez
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.


