Recomiendo:
0

Abbas podría darse por finalizado

Fuentes: Al-Ahram Weekly

Traducido para Rebelión por Loles Oliván

Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina (AP) ha dado señales de su intención de dimitir como presidente de la AP. Un Abbas visiblemente desesperado declaraba ante los periodistas a comienzos de semana que «pronto dejarán de hablar conmigo como presidente». Un periodista palestino que viajaba a bordo del avión presidencial informó de que Abbas les dijo a él y a otros periodistas: «esta es la última vez que viajan conmigo como presidente de la AP».

Abbas ha amenazado con dimitir en varias ocasiones, sin embargo ha seguido al frente tanto de la AP como de la OLP. Más importante aún, ha mantenido su posición como dirigente de Fatah.

Pero fuentes próximas al proceso de toma de decisiones en Ramala revelan que ahora Abbas está más desilusionado que nunca con la «futilidad e inutilidad» del proceso de paz y que bien podría salir «para retirarse con su dignidad intacta».

Muchos palestinos critican a Abbas, a menudo con dureza, por ser indulgente en un proceso indefinido que ha diluido la causa palestina y ha permitido a Israel arrastrar a los palestinos a un laberinto de detalles secundarios. Otros, especialmente dentro del movimiento islamista, lo han acusado de entregar la soberanía palestina a las potencias regionales -una alusión no muy sutil a Egipto-.

Las últimas reflexiones del líder palestino sobre dimitir llegan en medio de la dura crisis que aqueja a las conversaciones palestinas-israelíes tras la reanudación total de las actividades de los asentamientos israelíes.

Los palestinos argumentan que las conversaciones de paz carecen de sentido si a Israel se le permite devorar el resto de Cisjordania, haciendo inalcanzable el objetivo de establecer un Estado palestino viable y territorialmente contiguo.

Se contaba con que esta semana Abbas daría un discurso en el que declararía el colapso del proceso de paz y, en consecuencia, su propia dimisión. Pero parece que el gobierno de Obama, y quizás algunas potencias regionales, han pedido al líder palestino que reconsidere tal movimiento, al menos de momento. En la otra dirección, Abbas hace frente a constantes advertencias del movimiento Fatah y de las facciones de la OLP de que no sucumba a la presión israelí y estadounidense. Parece que, finalmente, ha sucumbido a tales advertencias e insiste en que Israel debe parar las actividades de la expansión de asentamientos antes de que se reanuden las conversaciones de paz.

Esta semana, el comité ejecutivo de la OLP, el órgano palestino de toma de decisiones de más alto rango, emplazó a Abbas a que no cediese a la presión estadounidense y a que no vuelva a las conversaciones sin que se produzca una total congelación de los asentamientos en Cisjordania. Fatah también ha advertido a Abbas de que el modo en que se está gestionando el proceso de paz está dañando la imagen del movimiento y permite a Hamás obtener ventajas propagandistas.

Las perspectivas de que Israel acepte una congelación de nuevos asentamientos no parecen alentadoras. Los colonos y sus poderosos aliados políticos en el gobierno de Israel parecen demasiado poderosos como para permitir que el primer ministro Benjamin Netanyahu ordene la congelación de nuevos asentamientos, suponiendo, en primer lugar, que esté a favor de tal congelación.

Fuentes de medios de comunicación israelíes informan de que Netanyahu intenta desesperadamente que los ministros partidarios de los colonos dentro de su gabinete acepten una congelación de dos meses con el fin de aliviar la presión de Washington y, lo que es más importante, lanzar la pelota nuevamente al campo palestino. Asimismo, hay informaciones de que Washington ha ofrecido a Netanyahu un paquete de incentivos militares y diplomáticos para alentar al Primer Ministro israelí a que presione para una prórroga.

No está claro por qué el gobierno de Obama está tan interesado en prolongar la congelación un par de semanas más. Algunos observadores sugieren que la posición de Estados Unidos tiene más que ver con crear una mejor atmósfera ante las próximas elecciones del Congreso que con cualquier consideración sobre el terreno. Una crisis de las conversaciones en toda regla, dicen, no augura nada bueno para las posibilidades de elección de los demócratas. Por lo tanto, los esfuerzos para evitar tal crisis hasta las elecciones han terminado.

Congelar los asentamientos durante dos meses no cambia nada, porque Israel, dicen los palestinos, rechaza abordar temas como Jerusalén y los refugiados, y mucho menos poner fin a la ocupación iniciada en 1967, y quiere que las conversaciones se restrinjan a cuestiones de seguridad.

La creciente desilusión de Abbas podría atribuirse a que se haya dado cuenta tardíamente de que Israel en realidad no quiere la paz y que al gobierno de Netanyahu sólo le interesa ganar más tiempo con el fin de crear hechos sobre el terreno que hagan que la creación de un Estado palestino viable sea imposible.

Puede que Abbas se haya dado cuenta también de que Estados Unidos, el guardián aliado de Israel, es incapaz de forzar que Israel renuncie al botín de la guerra de 1967, atado como está por consideraciones internas.

En caso de que Abbas, a quien se considera con tanta frecuencia el dirigente palestino más moderado que ha habido nunca, dimita realmente, el acto marcará un cambio estratégico en la posición palestina, y un posible abandono de la estrategia de la solución de dos Estados.

No está claro cómo podría afectar la salida de Abbas a la situación en los territorios ocupados. Fatah está demasiado dividido para diseñar una transición sin problemas hacia un nuevo dirigente. El Primer Ministro palestino, Salam Fayad, es probablemente más popular en Europa y en Estados Unidos que en Cisjordania.

El resultado más probable es que a la retirada o a la desaparición política del actual dirigente palestino, le seguiría un periodo de caos, desorden e inestabilidad. En ausencia de cualquier esperanza de paz con Israel, y con los palestinos presas del terror de los colonos israelíes, no se puede descartar un brote repentino de violencia.

Fuente: http://weekly.ahram.org.eg/2010/1018/fr1.htm

rCR