Lizzie era encantadora y divertida como sóólo saben serlo las viejas damas procedentes del profundo sur. Su voz estaba teñida de un acento musical muy armonioso. Tenía 80 años pero con toda la energía de una persona de 40. Era alegree y cálida, amable e inteligente. Estudió ciencias políticas en la Universidad y viajó por […]
Lizzie era encantadora y divertida como sóólo saben serlo las viejas damas procedentes del profundo sur. Su voz estaba teñida de un acento musical muy armonioso. Tenía 80 años pero con toda la energía de una persona de 40. Era alegree y cálida, amable e inteligente. Estudió ciencias políticas en la Universidad y viajó por todo el mundo. Profundamente republicana aunque sus opiniones no estaban exentas de sorpresa. En el tema punta de los conservadores, aborto, estaba vivamente a favor, declarando abiertamente y con voz alta que no podíía soportar que los hombres decidieran lo que las mujeres tenían que hacer, y, afirmaba con ojos chispeantes, !siempre son los hombres los que hablan del aborto! !No es asunto de ellos!. Era, en pocas palabras, la perfecta invitada a cenar. Hasta que comenzó a hablar de «The niggers» (palabra ofensiva para referirse a los negros) y lo vagos que eran. Es difícil subestimar el impacto chocante de ciertas palabras en la amable sociedad americana. Llegamos a la sociedad mal educada. Nada hay tan ofensivo que oír a Lizzie, en especial alguien tan aparentemente dulce y alegre como Lizzie, usar ese término abiertamente. Ha sido una experiencia insólita y chocante. Este hecho saca a relucir algunas preguntas inesperadas en el tema de la buena educación a la mesa. ¿Cóómo reaccionar? Especialmente siendo una vecina invitada a una fiesta familiar. La cobardía se impuso durante todo el día. Flotaban aquí y allá miradas nerviosas. Se cambió de tema al instante.
Lizzie reveló, descuidadamente, algunas verdades sobre la experiencia americana que se pasan por alto muy a menudo. La población blanca, especialmente aquellos que son inteligentes y educados, consideran que describir a sus conciudadanos americanos como «niggers» es cosa del pasado. O de ignorantes cuellos rojos. (Esa población blanca que come mucha carne roja y tienen el cuello hinchado). Todo acabó en 1960, según la versión oficial. Martin Luther King y JFK dieron carpetazo al asunto. Sin embargo la realidad es bastante diferente. Las cosas han cambiado enormemente desde 1960, pero esa época no es historia aún.
Aunque lo escalofriante de los adjetivos de Lizzie no era que ella tuviera esas opiniones. Era más bien el hecho de que ignorase lo fuera de lugar e incomodo de sus palabras. Nos recuerda como de cerca está realmente la «historia». Hoy día vive todavía gente que estuvo envuelta en linchamientos de la población negra americana y aquellos que trabajaron a favor de sus derechos civiles.
Recientemente se han abierto algunos casos importantes, especialmente en Mississippi. Echando una ojeada a la segregación que se produce en muchas ciudades americanas compuestas de barrios vecinales de blancos y afroamericanos se demuestra lo lejos que se ha llegado. Como ejemplo baste el incidente que produjo la dimisión del Senador republicano Trent Lott en 2002. Lott habló de su admiracióón por el candidato presidencial segregacionista de 1960 Strom Thurmond. En la fiesta del centenario cumpleaños de Thurmond, Lott declaró: Estamos orgullosos de ello y si el resto del país hubiera seguido nuestra dirección no habría habido, en estos años, todos estos problemas.
De nuevo lo que es sorprendente no es el proscrito prejuicio. Veamos, pocos de nosotros estamos libres de todo prejuicio. No, lo que es horrible sobre este comentario es la manera tan despreocupada como ha sido lanzao por su boca. Esto supone que no es un sentimiento secreto de desagrado furtivo, sino como Lizzie, un racismo descuidado y abierto, lo que parece ser la norma. Es una manera de decir, bueno todos pensamos lo mismo, no?.
Afortunadamente la mayoría de los americanos no piensan lo mismo. Conozco británicos de raza negra más cómodos en América que en su propia casa en el Reino Unido. Ven más oportunidades aquí, y más aceptación. Tomando como modelo a Condoleezza Rice (y antes que ella, Colin Powell), América tiene políticos de raza negra que podríían (si de verdad lo desearan) proponerse habitar la Casa Blanca. Por el contrario un Primer Ministro negro en Downing Street parece algo demasiado lejano.
Es interesante y práctico recordar todo el camino que le queda a América por recorrer en términos raciales, así como el camino realizado. Recordar este incidente tan usual da idea del tiempo que se necesita aún para fosilizar la historia y que, hasta entonces, todavía tenemos que vivir con ello.
Traducción del diario The Guardian
¿Adivina quién viene a cenar? Película de 1967, con Spencer Tracy, Katherine Herpburn (ganó un Óscar por su papel) y Sidney Poitier. Dirigida por Stanley Kramer, ha obtenido también un Óscar al mejor guión original. Trata el tema del racismo en Estados Unidos en los albores de la década de los sesenta.
Zuriñe Vázquez, www.zuria.blogspot.com