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Adolf Hitler al socorro de Benjamin Netanyahou

Fuentes: Investigaction

Ante el Congreso Sionista mundial, el primer ministro israelí acaba de tener la osadía de declarar que » Hitler no quería exterminar a los judíos » y a continuación añadió que el gran mufti de Jerusalén fue quien empujó a aquél a cometer el Holocausto. Una provocación, una más, que sólo apunta a dar legitimidad […]

Ante el Congreso Sionista mundial, el primer ministro israelí acaba de tener la osadía de declarar que » Hitler no quería exterminar a los judíos » y a continuación añadió que el gran mufti de Jerusalén fue quien empujó a aquél a cometer el Holocausto. Una provocación, una más, que sólo apunta a dar legitimidad a la política belicista y colonialista de la extrema derecha israelí.

Aparte un puñado de gobiernos de occidente que siguen siendo fieles a Tel Aviv, la inmensa mayoría de los gobiernos del planeta no cesan de condenar la política del gobierno de Benjamin Netanyahou para con el pueblo palestino.

Las recientes violencias cometidas por los soldados de «Tsahal» no hacen sino acrecentar el repudio hacia Israel dentro de la comunidad internacional. Y lo atestiguan las numerosas campañas que Boycot Désinversiones y Sanciones (BDS) viene organizando con un éxito mundial.

Tras haber mandado su ejército a masacrar a más de dos mil palestinos, el verano pasado, en Gaza, Netanyahou parece más decidido que nunca a acabar con la resistencia palestina. En vano.

Efectivamente, desde primeros de octube, centenares de jóvenes palestinos, venidos principalmente de Jerusalén-este, se echan todos los días a las calles para clamar su rabia y su desesperación frente a una situación insostenible y que no tiene fin. Enfrentados con la miseria, el paro forzoso y también la humilación, estos jóvenes desocupados y sin porvenir no tienen más opción que la de elegir la violencia y la rebelión para protestar contra el régimen de apartheid que padecen día tras día.

Como de costumbre, frente a ellos, el gobierno israelí no vacila en recurrir a los medios más violentos para acallar la protesta.

Cada día más aislado e incapaz de saber cómo justificar su política racista y expansionista, el primer ministro israelí ha pensado oportuno rehabilitar al personaje de Adolfo Hitler para mejor legitimar su plan de aniquilamiento de todo un pueblo.

¿Serán los palestinos comanditarios del Holocausto?

Cuando resulta difícil justificar los acontecimientos presentes se puede optar por disfrazar y falsificar el pasado. Esto es lo que acabar de hacer Netanyahou ante el congreso sionista mundial que acaba de sesionar esta semana.

Volviendo a escribir la Historia a su antojo y dándole vueltas a su imaginación para mejor manipular los datos, el jefe del gobierno israelí emprendió relatar la entrevista que habrían tenido Hitler y el gran mufti de Jerusalén, Amin Al-Husseini. Según Netanyahou, en el transcurso de aquella entrevista, Hitler no habría expresado su voluntad de exterminar a los judíos sino que, finalmente, fue Amin Al-Husseini quien le habría convencido de poner en marcha la «solución final».

En cuanto se supo de esa declaración, se levantó un clamor de protestas tanto por parte de los palestinos como de la oposición israelí que se hace preguntas, y con razón, a propósito del posible «negacionismo» de Netanyahou.

La historiadora Dina Porat también ha condenado esta versión histórica y ha recordado que el proyecto de exterminación de la raza judía ya figuraba en el discurso que pronunció Adolfo Hitler ante el Reichstag el 30 de enero 1939.

No obstante, la acusación en contra del gran mufti de Jerusalén por parte del movimiento sionista no es ninguna novedad. Efectivamente, desde el final de la segunda guerra mundial, no pocos artículos y libros han sido publicados en Israel para subrayar el papel que habría desempeñado Al-Husseini en la muerte de seis millones de judíos durante la segunda guerra mundial. Y verdad es que éste último expresaba un feroz antisemitismo y que instó a los musulmanes a unirse con las fuerzas del «Eje», pero hacer de él la clave de la exterminación de millones de personas resulta una idea tan absurda como grotesca.

Y además – y esto Netanyahou bien se libra de mencionarlo – Al Husseini ha sido ampliamente desacreditado en el mundo árabe y sólo un puñado de hombres venidos de los países árabes (6.300) se unieron con las potencias del Eje.

Pero entonces, ¿por qué el movimiento sionista se ensaña, tanto hoy como ayer, en designar al antiguo gran mufti de Jerusalén como el principal responsable del Holocausto?

La verdad es que tras la acusación en contra de Al Husseini la propaganda sionista trata de designar al pueblo palestino como el verdadero responsable de una de la peores tragedias de la Historia. Pero, ¿son los jóvenes palestinos de hoy verdaderamente responsables del antisemistismo y de las miras exterminadoras de una antigua figura del nacionalismo árabe?

¿Merecen ser tratados como una raza inferior bajo el pretexto que uno de sus antiguos representantes quería acabar con los judíos?

Según Netanyahou la respuesta es sí.

Estrategia de la tensión

La masacre cometida en Gaza, el verano pasado, la continuación de la colonización, la violación sistemática de los derechos de los palestinos así como las provocaciones de toda clase demuestran la voluntad del gobierno israelí de que el statu quo siga tal cual.

Y es que el gobierno israelí se niega rotundamente a discutir sobre un verdadero proceso para llegar a una paz duradera y benéfica tanto para el pueblo palestino como para el pueblo israelí.

A pesar de las numerosas condenas internacionales en contra suya, el gobierno israelí sigue sin escuchar a nadie y persevera en su política de apartheid.

Luego, el discurso de Netanyahou ante los eminentes representantes del sionismo mundial, no es sino una provocación más para encender la mecha del polvorín y crear tensiones confesionales y así ocultar los verdaderos desafíos políticos y geopolíticos.

Y es que conviene recalcar un punto fundamental: lo que ocurre en Palestina desde hace más de cincuenta años no es un problema de religión sino una cuestión política. Un ejército todopoderoso y con el apoyo de Estados Unidos Unidos y de los países del Golfo aplasta, oprime y martiriza a un pueblo que sólo dispone de su determinación, de su valentía y de una piedras para luchar contra el colonialismo y el imperialismo.

Hacer del problema del colonialismo un asunto religioso siempre fue la estrategia de los sucesivos gobiernos israelíes para eludir los verdaderos problemas.

Como tan acertadamente lo ha recordado Ilan Pappe, ese gran historiador israelí, «La mayoría de los sionistas no creen que Dios existe, pero sí creen que les tiene prometida la Palestina».

Traducido por Manuel Colinas para Investig’Action

Fuente: Investig’Action