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África, el gran genocidio

Fuentes: inSurGente

Muertes por hambre, muertes por enfermedades, muertes por corrupción, abusos, explotación, engaños… muertes por acción o por omisión. OPINIONES EN CONTRA DE LA ONU EN COSTA DE MARFIL Mamadou Koulibaly, influyente portavoz del parlamento marfileño, declaró el pasado miércoles que lejos de traer la paz a Costa de Marfil, las fuerzas de paz de ONU […]

Muertes por hambre, muertes por enfermedades, muertes por corrupción, abusos, explotación, engaños… muertes por acción o por omisión.
OPINIONES EN CONTRA DE LA ONU EN COSTA DE MARFIL

Mamadou Koulibaly, influyente portavoz del parlamento marfileño, declaró el pasado miércoles que lejos de traer la paz a Costa de Marfil, las fuerzas de paz de ONU contribuían a generar más tensión. En declaraciones al diario pro-gubernamental ‘Koulibaly’, subrayó que «si bien un primer momento llegó a ser una solución a la crisis marfileña, la presencia de la ONU se convirtió en parte del conflicto en Costa de Marfil». Koulibaly, considerado uno de los seguidores más acérrimos del presidente Laurent Gbagbo, también acusó a la UNMIL (misión militar de la ONU en Costa de Marfil) de llevar a cabo un «intento de golpe de estado» y alegó que los miembros clave de la misión eran «cómplices de Francia», la antigua potencia colonial.

Algo más de 7.000 efectivos de la UNMIL, a los que se suman 4.000 tropas francesas, permanecen en Costa de Marfil, un país dividido en norte -controlado por los «rebeldes»-, y sur -que controla el gobierno central- desde hace más de tres años.

Sin embargo, hace dos semanas, el movimiento juvenil en favor de Gbagbo «Juventud Patriota» causó graves daños a las instalaciones de la ONU. Su líder, Charles Ble Goude, pidió a los jóvenes que salieran a las calles para protestar porque la ONU había manifestado que no había motivos para renovar la asamblea parlamentaria, cuyo mandato terminaba el 16 de diciembre. Varias instalaciones y vehículos de la ONU fueron saqueados e incendiados, y cientos de cascos azules se vieron obligados a salir del este del país.

Mientras la violencia se extendía, el embajador de EE.UU., John Bolton, dijo al Consejo de Seguridad que la UNMIL de Costa de Marfil «se había convertido más en un problema que en una solución», según fuentes diplomáticas.

COMPAÑÍAS EXTRANJERAS SE PELEAN POR LAS RIQUEZAS DE LIBERIA

Con la llegada de un nuevo gobierno civil a Monrovia, la ONU ha prometido ayudar a Liberia a poner fin a las sanciones a las que el país aún hace frente. En particular, se considera que el bloqueo de las sanciones internacionales que prohíben las exportaciones de diamante, impuestas en 2001, ayudará a la revitalización de la economía del país. De hecho, las compañías extranjeras ya han empezado a llegar. El enviado de la ONU en Liberia, Alan Doss, ha apelado a la comunidad internacional para que trabaje con el gobierno de la presidenta Ellen Jonson Sirleaf para preparar el camino para el fin del bloqueo de las sanciones internacionales que prohíben la exportación de diamantes. Los diamantes y la madera eran los principales productos de exportación de Liberia hasta que la ONU prohibió su exportación en 2001. Las materias primas financiaban la guerra de Liberia y la de los países vecinos. Desde que la ONU expulsó al presidente Charles Taylor en 2003, el gobierno de transición y el gobierno elegido de Johnson Sirleaf han presionado para obtener el levantamiento de las sanciones, y así poder revitalizar la economía liberiana.

La riqueza en diamantes de Liberia es ampliamente conocida, por eso, las compañías extranjeras se «pelean» por reiniciar las excavaciones y las exportaciones de diamantes. La compañía canadiense Diamond Fields Internacional Ltd aseguró sus derechos de excavación durante el gobierno de transición y se ha informado de varios descubrimientos de «kimberlites» en el país. En enero, Diamond Fields informó del descubrimiento de «kimberlites» y de oro en su proyecto de excavación en Grand Cape (Liberia).

No obstante, antes de que la producción de oro y nuevas minas de diamante puedan ser exportadas de nuevo, un equipo de expertos de la ONU tiene que aprobar la transparencia de exportación de Liberia y garantizar la estabilidad en las zonas mineras para que el Consejo de Seguridad de la ONU levante las sanciones. También la UNMIL (Misión de la ONU en Liberia) declaró su apoyo al levantamiento de las sanciones.

Por su parte, Alan Doss afirmó que la UNMIL continuará ayudando al gobierno de Monrovia facilitándole medios aéreos para supervisar las actividades mineras. La UNMIL también está preparada para ayudar al Ministerio de Industria en el seguimiento aéreo de las zonas mineras.

DE LA CARIDAD A LA BURLA

La estrella del rock Bono lanzó en Davos una iniciativa económica, bautizada «Red» (rouge), para luchar contra el sida en África y en la que participan financieramente grandes marcas como Converse (Nike), Gap, Armani o American Express. «Es la primera vez que grandes compañías del mundo se comprometen a financiar un Fondo de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria, con parte de sus beneficios obtenidos de la comercialización de productos especialmente elaborados», indicó un comunicado. «El dinero estará destinado a la lucha contra el sida en África, y especialmente en favor de las mujeres y los niños», añade el texto. Los promotores de esta iniciativa precisaron sin embargo que no se trataba de filantropía, y que estas actividades iban a generar beneficios para las sociedades. «Es la única manera de asegurar la longevidad de esta iniciativa», declararon Bono y Bobby Shriver, presidente de «Produits Red», el grupo que lleva a cabo las operaciones. Así, Nike va a comercializar Converses especialmente diseñados por artistas de Mali, Gap lanzará una gama de T-shirts (camisetas) íntegramente fabricadas en Lesoto, Armani comercializará gafas y American Express lanzará una nueva tarjeta de crédito, idéntica a la actual, pero de color rojo. Al menos 1% de las sumas gastadas por los particulares con esta tarjeta serán entregadas al Fondo, explicó en conferencia de prensa John Hayes, Director de marketing de American Express. El irlandés Bono, de 45 años, es un asiduo del Foro Económico Mundial que se celebra cada año en esta estación de esquí suiza. Ha sido desde hace años un defensor de los más desfavorecidos, especialmente los africanos. En 2005 fue designado personalidad del año por la revista Time.

¿UN POCO DE SENTIDO COMÚN?

Un cargo destacado en asuntos de ayuda de las Naciones Unidas pidió el jueves que se dejen de vender armas a África, alegando que sería más efectiva esta medida para combatir la pobreza que los conciertos caritativos o el alivio de la deuda.

Dennis McNamara, consejero especial de la ONU para los refugiados, criticó duramente a las potencias mundiales por descuidar a cerca de 12,5 millones de desplazados a la fuerza de sus países africanos, que forman la mitad de los refugiados del mundo.

Acusó a las potencias occidentales de proporcionar armas que alimentan los conflictos africanos, que dejan a los ciudadanos sin hogar – y presa de crímenes de guerra, hambre, enfermedades y secuestros – mientras las ambiciosas compañías explotan el petróleo y los yacimientos minerales.

«Las pistolas son el corazón del problema (…) hay un eslogan que sugiero para 2006: No más ventas de armas a África. Cero. No un embargo, no una sanción, un cese voluntario de la venta de armas a África», dijo McNamara en una sesión informativa.

«Los niños de las calles de Nairobi, Jartum, Abiyán y Monrovia tienen pistolas en el bolsillo o en la manga (…) Nosotros les proveemos esas armas. Nosotros, Occidente; nosotros, el G8», añadió, refiriéndose al Grupo de las Ocho naciones más industrializadas del globo.

McNamara restó importancia a los conciertos de rock – como la serie del Live 8 que se realizó el pasado julio con el lema «Haz que la pobreza pase a la historia» para presionar al G8 – porque a su juicio acaparan brevemente la atención, desvirtuando problemas más profundos.

«Los conciertos de pop salvan a niños durante un periodo corto de tiempo, no hacen nada por los problemas fundamentales», prosiguió McNamara.

«Veinte años después del Live Aid, los granjeros de Ogaden en Etiopia están tan empobrecidos y tienen tanta hambre como hace 20 años. No ha cambiado nada, de hecho, ha ido a peor», añadió.

También dijo que el alivio de la deuda era una buena idea, pero sólo una parte de un asunto mucho más importante.

«A las víctimas de violaciones en el este de Congo les importa un comino el alivio de la deuda. Quieren saber quién les secuestra, quien les ha dado las armas y quien les puede dar pruebas de sida», comentó.

Los refugiados o ex combatientes que vuelven a las zonas de conflicto, desde Angola al sur de Sudan o al antiguo Zaire, encuentran que los servicios básicos como el agua, los sanitarios y la educación son insuficientes y en su mayoría la población no tiene trabajo.

«Está muy bien tener todos esos eslóganes importantes, pero no es suficiente. La ayuda alimentaria y humanitaria es a menudo un sustituto de la acción real política, económica y de seguridad», dijo McNamara.

«Este es el peligro de la ayuda humanitaria. Es un paliativo, un paliativo necesario, pero debemos dejar de decirnos a nosotros mismos que esa es la solución (…) de hecho, devalúa las soluciones».