La ciudad estadounidense de Flint está bien presente en la mente de quienes vieron las películas de Michael Moore, desde «Roger and Me» a «Bowling for Columbine» y «Fahrenheit 9/11». Calles abandonadas, casas decrépitas, habitantes en la miseria después del cierre de las plantas de General Motors por la crisis automotriz. Pero ahora en Flint, […]
La ciudad estadounidense de Flint está bien presente en la mente de quienes vieron las películas de Michael Moore, desde «Roger and Me» a «Bowling for Columbine» y «Fahrenheit 9/11».
Calles abandonadas, casas decrépitas, habitantes en la miseria después del cierre de las plantas de General Motors por la crisis automotriz. Pero ahora en Flint, otrora capital de la industria estadounidense, otra plaga moderna hace temblar a la población: el agua «potable» está envenenada y amenaza con provocar daños cerebrales irreparables a los niños.
El gobernador de Michigan, Rick Snyder, declaró el estado de emergencia. Lo que hay es plomo en el agua: primero un color extraño en el líquido que salía de las canillas, y luego los primeros síntomas, con eczema, pérdida del cabello, de la vista y la memoria, depresión y ansiedad. Y si ya para los adultos son problemas graves, la preocupación de los padres es sobre todo por sus hijos: en los niños, un alto nivel de plomo en sangre puede provocar una baja del cociente intelectual y otros daños neurológicos irreparables.
La magistratura federal abrió una investigación. Las reservas potables de Flint están envenenadas desde el año pasado, cuando la ciudad cambió la fuente de aprovisionamiento, pasando del lago Huron al más contaminado -y barato- Flint River. La iniciativa, tomada para reducir los gastos municipales en los días en que la ciudad de Michael Moore estaba bajo administración controlada, provocó un aumento en los niveles de plomo.
Un informe preliminar de un grupo creado de por el gobernador le echó la culpa al departamento estatal para el Control de la Calidad Ambiental, cuyo director, Dan Wyant, renunció el 29 de diciembre. El pasado octubre el estado de Michigan ayudó a la ciudad a volver al lago Huron, pero los temores por los efectos del plomo permanecen debido al daño que el efecto corrosivo de las aguas de Flint puede haber provocado en la distribución hídrica. Declarando el estado de emergencia, Snyder puso todas las reservas estatales a disposición, autorizando a la protección civil a coordinar los esfuerzos con la policía y con las fuerzas de seguridad interior.
Un centenar de kilómetros al norte de Detroit, Flint fue una de las grandes capitales de la industria automotriz. Una localidad rica durante muchos años gracias a la presencia de General Motors, pero que cayó en desgracia a partir de los años 80 por la desindustrialización. De los 200.000 habitantes de los años del boom, la población de Flint bajó a 120.000, mientras los niveles de criminalidad y desocupación motivaron su inclusión de parte de la revista Forbes entre las ciudades menos habitables de Estados Unidos.
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Fuente: http://www.ansa.it/ansalatina/notizie/rubriche/cultura/20160107190035828751.html