Estados Unidos alienta – e incluso subsidia a través de la USAID – la introducción de tecnologías de comunicaciones encriptadas de última generación en países que pretende dominar mientras obliga a sus fabricantes entregarle las claves de sus sistemas. Lo demuestra la controversia internacional acerca del Blackberry, dispositivo de comunicación cuyo sistema de encriptación es […]
Estados Unidos alienta – e incluso subsidia a través de la USAID – la introducción de tecnologías de comunicaciones encriptadas de última generación en países que pretende dominar mientras obliga a sus fabricantes entregarle las claves de sus sistemas.
Lo demuestra la controversia internacional acerca del Blackberry, dispositivo de comunicación cuyo sistema de encriptación es ahora objeto de controversia en varios países – incluyendo a la India, Líbano, Indonesia, Arabia Saudita, Kuwait y Los Emiratos Arabes Unidos – que analizan la opción de restricciones a su fabricante canadiense, Research In Motion (RIM), invocando razones de seguridad nacional..
Los mensajes emitidos por los Blackberry se encriptan y son accesibles sólo vía servidores de RIM, todos ubicados en Canadá, Estados Unidos y Gran Bretaña.
BlackBerry ofrece una encriptación completa del mensaje y se usa una llave criptográfica para su descodificación lo que garantiza, afirman, «una seguridad casi absoluta del mensaje».
Textos publicados en la prensa norteamericana y británica confirman como,
por ley, el Gobierno de Estados Unidos, obliga a RIM y a cualquier otro dueño
de sistema de comunicación encriptada a entregar a las autoridades estadounidenses correspondientes las claves que luego permiten a los servicios de contrainteligencia vigilar a las comunicaciones privadas.
Fuera de Estados Unidos, el sistema de encriptación NO permite a las autoridades encargadas de la seguridad nacional monitorear estos mensajes, abriendo la puerta a la subversión, el terrorismo y el espionaje.
Y a los servicios de inteligencia penetrar las comunicaciones de otras naciones de su interés.
El peligro es tal que en 2007, Francia ha pedido a sus funcionarios no comunicarse por Blackberry. Los franceses desarrollaron luego su solución al crear el Tarem, con un nivel de tecnología que pretende mantener las comunicaciones en secreto
Cuando se formó el actual gobierno alemán, en el 2009, fue noticia de que se les entregó a la canciller, sus ministros y a otros mil personas de importancia teléfonos especiales.
La USAID financia la penetración tecnológica
Desde ya varios años, la agencia norteamericana para la desestabilización, la USAID, que actúa bajo la cobertura de la ayuda «humanitaria» en decenas de países, intenta introducir en Cuba tecnologías de comunicación de última generación.
Lo confirmó abiertamente en diciembre del 2009 un portavoz del Departamento de Estado, Philip Crowley, al precisar que contratistas de la USAID buscaban proveer a los «colaboradores» de la Sección de Intereses norteamericanos en La Habana, equipos tales como GPS y teléfonos satelitales.
En un análisis publicado por The New York Times en su pagina editorial este 9 de agosto, bajo la firma de Richard A. Falkenrath, se reconoce explícitamente que las tecnologías cuyo uso escapa a las autoridades judiciales benefician a «los terroristas, traficantes de droga e incluso de seres humanos, agentes
extranjeros y eventuales asesinos».
El texto reconoce como en Estados Unidos, los proveedores de telecomunicaciones están requeridos de entregar un mecanismo de acceso a sus señales por el Acto de la Asistencia a las Comunicaciones para las Autoridades Judiciales (Communications Assistance for Law Enforcement Act) de 1994 y otras regulaciones de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC).
«Como principio general los proveedores aquí deben ofrecer medios a las agencias federales, generalmente el FBI», precisa el texto, omitiendo nombrar a agencias más «sensibles» de la llamada comunidad de inteligencia, tales como la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), denunciada en numerosas oportunidades por sus abusos en materia de vigilancia de las comunicaciones privadas.
Se cuenta como, al asumir la presidencia Barack Obama, lo primero que hizo el Servicio Secreto fue quitarle su Blackberry, por razones de seguridad. Mientras RIM asegura que «ni la NSA puede leer» sus mensajes encriptados, la firma confiesa que colaboró con la NSA y el Pentágono para la creación de un «Super-Blacberry» presidencial.
El iPhone, ¿aparato de espionaje teledirijido?
Según la prensa alemana, el iPhone se ha convertido en un símbolo del status social por el elevado precio que se debe desembolsar tanto para comprarlo como también para las cuotas mensuales que las compañías telefónicas exigen.
En determinados ámbitos empresariales y de profesiones libres (periodistas, fotógrafos, editores, abogados etc.) hay que poseer un iPhone o un Blackberry para mostrar su riqueza y el hecho de que uno esté con la moda y con la tecnología avanzada.
Sin embargo, la casa Apple ha registrado una nueva patente que podría convertir el iPhone en un aparato de espionaje teledirigido desde la sede de aquella empresa: para evitar el robo, así la excusa, se podría activar el sistema GPS para localizar el aparato; el micrófono podría ser utilizado para identificar a su propietario (en combinación con la cámara) o para detectar si otra persona lo está utilizando.
Por la misma vía Apple quiere grabar el ritmo cardíaco, lo que permite detectar si el usuario se halla en un estado de estress.
El sistema de espionaje debe ser activado cuando se teclea tres veces seguidos el incorrecto número clave, cuando se cambia la tarjeta SIM por otra; cuando se emplea el aparato en otra red que la permitida; etc.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.