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La retirada de Gaza es la primera batalla de la guerra por la Identidad de Israel

Al fin libres!

Fuentes: Argentinos Amigos de PAZ AHORA

La evacuación de los asentamientos en la Franja de Gaza es el comienzo de la lucha sobre el futuro de los territorios. En su esencia, la salida es la primera gran batalla entre religión y Estado. Ellos tienen su propio sueño. En primer término, es la ‘Gran Tierra de Israel’, ocupada de punta a punta […]

La evacuación de los asentamientos en la Franja de Gaza es el comienzo de la lucha sobre el futuro de los territorios. En su esencia, la salida es la primera gran batalla entre religión y Estado.

Ellos tienen su propio sueño. En primer término, es la ‘Gran Tierra de Israel’, ocupada de punta a punta con ciudades sólo para judíos. Palestinos y tailandeses pueden entrar para trabajar, pero nada más que para eso.

En segundo término, transformar a Israel en un Estado halájjco, un país gobernado por la ley religiosa judía. Durante las elecciones en el parlamento, el gobierno y sus cortes pueden funcionar, pero los rabinos de los colonos son quienes deciden exactamente qué cuestiones serán decididas por esos organismos y cuáles temas «sagrados» e importantes serán determinados por el pueblo y sus representantes electos. En el mundo que sueñan, no hay lugar para una Israel secular: su cultura no es cultura, sus valores no son valores, sus opiniones no son opiniones.

A los ojos de los colonos, somos todos niños pobres y abandonados que nunca tuvimos la oportunidad de tener educación judaica. En su sueño, nuestra tarea es tornarnos religiosos y unirnos a ellos, o por lo menos no estar en su camino mientras traen al Mesías. Debemos dejar de ser quienes somos y a cambio de eso, ellos nos abrazarán con dulzura y claro, con mucho amor fraternal. En caso de negarnos, ese amor fraternal y esos abrazos volarán por la ventana, y nos convertiremos en algo así como izquierdistas traidores o nazis.

Un pueblo libre en su propia tierra

Pero nosotros, los israelíes no religiosos, también tenemos un sueño. Queremos vivir en un país iluminado, abierto y justo, no en una monarquía rabínica mesiánica, y no en toda la Tierra de Israel. Vivimos aquí para ser un pueblo libre en nuestra propia tierra. Ser un pueblo libre significa que cada persona tiene el derecho de elegir qué partes de la tradición judía son importantes y qué dejar de lado. Significa tener la libertad de gobernar nuestro país de acuerdo con nuestra voluntad, y no por los dictámenes rabínicos. Significa reconocer que no estamos solos en esta tierra – pedimos a los palestinos que hagan lo mismo. Significa liberarnos, de una vez por todas, de la pesadilla de ser un país ocupante, que oprime, explora, coloniza, expropia, humilla y discrimina.

Por más de 30 años, el sueño de los colonos chocó con el sueño de los israelíes libres. El sueño de toda la Tierra de Israel y del reinado mesiánico drena diariamente la esperanza de que seamos un pueblo libre para construir una sociedad justa. Por más de 30 años, el sueño de los colonos ha pisoteado mis sueños y los de mis amigos.

Sueños colapsados

A causa de esto, puedo entender el dolor y la desesperación de los colonos cuando ven sus sueños derrumbarse delante de sus ojos. Ellos están experimentando exactamente lo que mis amigos y yo pasamos por culpa de ellos, todo este tiempo. Yo me opuse a su proyecto desde el comienzo, desde el primer asentamiento.

Miro a través de sus ojos y observo una verdadera desesperación y un dolor real y sin el ligero gozo puedo decir: el dolor que hoy ustedes sienten es muy parecido al dolor al que ustedes sometieron a aquellos israelíes libres por más de 30 años.

Yo respetaré su luto, manteniéndome en silencio, pero no puedo participar de su pesar.

Todo lo que conseguimos

¿Y qué será después del luto? El Estado de Israel, con todos sus errores, es todo lo que tenemos. Es fácil apedrearlo, pero este no es el país por el que oramos. El suelo se hundió, las paredes se partieron, las luces se apagan tres veces por día.

Es fácil aparecer con sustitutos para este Israel, es fácil construir castillos en el cielo sobre monarquías mesiánicas por un lado y para los israelíes por el otro. Pero Israel, con todas sus fallas, es todo lo que tenemos.

Tal vez en lugar de criticarlo, sea el momento de arreglar algunas cosas. Liberarnos de la ocupación que nos continúa corrompiendo. Despertar nuestra solidaridad social. Un poco menos de «amor fraternal», un poco más de responsabilidad para los menos afortunados, un poco menos de santidad, un poco más de justicia. Un poco menos de toda la Tierra de Israel, un poco más de plenitud dentro de sí.

Protegiendo nuestra frontera más vital

Detrás de la densa nube de palabras poéticas y palabras de orden, podemos ver a veces, durante estos días que estamos viviendo, la calma y la cara bonita del Estado de Israel. Los rostros de los jóvenes en uniforme que escogieron ellos mismos, a pesar de la presión y de la violencia, a pesar de las maldiciones, de los abrazos falsos y de la manipulación emocional, levantar y proteger con sus cuerpos el sueño de hacernos un pueblo libre -sin dominar a los palestinos y sin ser dominados por los rabinos.

Un soldado joven, agredido, humillado, un policía abofeteado, en este momento son los defensores del Estado de Israel contra el fanatismo desgobernado. Una joven soldado, con su cuello mojado por las lágrimas, no tiene todavía 19 años, ya lleva en sus hombros la esperanza de dos mil años de hacernos una nación libre en nuestro país. No en la Gaza Palestina, pero sí en nuestro país. Con coraje, sacrificio, sabiduría y compasión, esta soldado está hoy protegiendo nuestra frontera más vital – la frontera entre lo que es permitido y lo que no es.

Esta es la frontera sin la cual no tendremos ningún Estado y en la cual no existe libertad, ni sociedad, nada que no sea ciego fanatismo, extremismo histérico-mesiánico y completa destrucción – cosas que el pueblo judío ya conoció más de una vez en el pasado.

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AMÓS OZ, uno de los más famosos escritores israelíes, publicó 18 libros en hebreo y cerca de 450 artículos y ensayos en revistas y diarios israelíes e internacionales, que fueron traducidos a 30 lenguas en más de 35 países, incluyendo Brasil y Argentina. Desde la Guerra de los Seis Días en 1967, participó activamente en varios grupos dentro del Campo de la Paz israelí y de diálogo con los palestinos. Es un destacado activista del Movimiento PAZ AHORA, desde su fundación en 1977.
Fue designado para firmar la DECLARACIÓN CONJUNTA ISRAEL – PALESTINA y el ACUERDO DE GINEBRA.
Fuente: Ynet News – 21/8/2005.
Traducido por Sabrina Faur para Argentinos Amigos de PAZ AHORA