A Alfonso Texidor le gustaba decir lo que pensaba; nunca le dio pena decirle a alguien «tengo personalidad». Y ciertamente la tenía, hasta el día que murió de cáncer de pulmón el 25 de diciembre de 2014.Alfonso nació el 2 de agosto de 1946 en Puerto Rico, fue el cuarto de cinco hijos de Domingo […]
A Alfonso Texidor le gustaba decir lo que pensaba; nunca le dio pena decirle a alguien «tengo personalidad». Y ciertamente la tenía, hasta el día que murió de cáncer de pulmón el 25 de diciembre de 2014.
Alfonso nació el 2 de agosto de 1946 en Puerto Rico, fue el cuarto de cinco hijos de Domingo Texidor y Gregoria Rodríguez.
Por tres décadas, Alfonso fue una presencia icónica en el Distrito de la Misión. Aún personas que no sabían su nombre, reconocían al apuesto y delgado caballero del sombrero café que cargaba un bastón. Incluso lo reconocían al pasar por el vecindario en su silla de ruedas eléctrica, la cual utilizó desde 2011 luego de un accidente automovilístico al sur de la avenida Van Ness.
Alfonso pasó su niñez en El Fanguito, uno de los barrios más pobres en las afueras de San Juan, Puerto Rico. Las casas eran chozas unidas por tablones para caminar sobre los charcos temporales de agua.
Algunos de los primeros recuerdos de Alfonso eran de su madre poniéndolo en una cobija en el suelo, donde podía ver peces y ranas nadando en el agua a través de los tablones del piso. Contrajo polio a los dos años debido al agua sucia y tuvo su primer operación a los cinco años, dando inicio a un periodo de su vida en el que pasaría largas temporadas en el hospital.
En 1954, su familia se muda al Bronx, Nueva York; él recordaba ver admirado por la ventana del apartamento los altos edificios a su alrededor. Vivieron ahí ocho años hasta la muerte de su madre en 1963, entonces regresaron a Puerto Rico.
En la preparatoria, comenzó su carrera como activista político cuando se unió a la Federación Estudiantil Pro Independencia (FEPI), la división juvenil del Movimiento Pro-Independencia (MPI) y el movimiento nacional pro-independencia.
En la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras, continuó su trabajo por la independencia con la Federación Universitaria Pro Independencia (FUPI). Durante este tiempo, Alfonso conoció a varios nacionalistas veteranos, quienes habían empezado el movimiento en los años 30. En una entrevista en 2014, Alfonso dijo que uno de los más grandes honores de su vida sucedió en 1965 cuando fue elegido para formar parte de la guardia de honor durante el funeral de Pedro Albizu Campos, héroe de la independencia de Puerto Rico.
Alfonso se unió a la Liga Socialista, dirigido por el líder puertorriqueño pro-independencia Juan Antonio Corretjer; tomó parte en las demostraciones masivas en contra de la Guerra de Vietnam y luchó para remover los cuerpos de entrenamiento de los oficiales de la reserva (ROTC por sus siglas en inglés) de la Universidad de Puerto Rico. Alfonso veía que estos problemas estaban directamente ligados a la lucha por la independencia de Puerto Rico. Las protestas con frecuencia se tornaban violentas, con oficiales de policía golpeando y arrestando a los estudiantes. Eventualmente, las autoridades universitarias expulsaron a 100 miembros del FUPI, incluyendo a Alfonso. Sintiéndose consumido por la violencia y la intensidad del movimiento, Alfonso regresó a Nueva York en 1967, donde consiguió un trabajo de noche en un banco. Mas no estando contento con quedarse en el banquillo, Alfonso pronto se envolvió con el grupo puertorriqueño nacionalista Young Lords (Jóvenes Señores), trabajando en la campaña para tomar la iglesia del barrio en el bajo Manhattan y convertirlo en una clínica comunitaria.
Después, se unió a Up Against the Wall Motherf**kers un grupo anarquista mayormente formado por hippies blancos del East Side de la Ciudad de Nueva York. Ellos ‘liberaron’ tiendas y repartieron ropa y comida gratis. Alfonso ayudó a imprimir y a distribuir boletines en contra de la Guerra de Vietnam y en contra de la brutalidad policial local. Alfonso decía que frecuentemente el grupo tenía confrontaciones con la policía que se convertían en ‘batallas campales en la calle’.
Eventualmente, la situación en Nueva York se convirtió muy turbulenta para los Motherf**kers y se movieron a la comunidad rural de Llana, Nuevo México, dirigidos por un grupo activista llamado La Granja de Cerdos, cuyo líder, Hugh Romney, es ahora conocido como Wavy Gravy.
Un año después de que los Motherf**kers dejaran Nueva York, Alfonso tomó un viaje por carretera a través de Vermont, Canadá, Chicago y Colorado antes de llegar a Llano. Después de estar ahí por seis meses, Alfonso tomó un aventón de regreso a Nueva York donde se enteró que los Motherf**kers se habían convertido en leyendas.
«Éramos como estrellas de rock», decía.
En 1968, con el faccionalismo en la izquierda, el continuo acoso de la policía y un extenso uso de drogas, Alfonso sintió que era hora de partir. Pronto se encontró viajando hacia la Costa Oeste junto con tres mujeres en una van Volkswagen. Llegaron a Portland, Oregón, donde estuvieron por seis meses antes de encontrar su camino hasta San Francisco.
Se acomodó en el vecindario Haight-Ashbury y se convirtió en coordinador del programa de música de esa zona, trabajando con músicos y organizadores de conciertos por toda la ciudad. Alfonso decía que fue ahí donde su vida empezó a cambiar de forma positiva.
Cerca de 1978 se mudó a la Misión y para 1980, su interés y participación en poesía florecieron. Participó en grandes lecturas de poesía en La Granja en la Avenida Potrero, donde empezó a interpretar poesía en una forma más musical.
Fue durante ese tiempo que Alfonso se convirtió en un periodista comunitario. Empezó su larga carrera en El Tecolote a principios de 1980, ayudando como traductor. También escribía para el New Mission News (Noticias Nueva Misión) hasta que dejaron de publicarla en 2002 a raíz de la muerte del editor Víctor Miller. Alfonso continuó su trabajo en El Tecolote, editando el Tecocalendario y traduciendo. Se encontraba en la oficina traduciendo artículos para la última edición de El Tecolote de 2014, sólo ocho días antes de su muerte.
– Traducción Carmen Ruiz