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Occupy Wall Street

Algunas razones para soportar el invierno

Fuentes: AVN

El próximo 25 de diciembre se cumplirán los primeros 100 días de un movimiento que tomó las calles de Nueva York para reclamar «democracia real» en las entrañas de una nación que se asume a sí misma como la rectora de la Democracia global. Desde el pasado 17 de septiembre la etiqueta #OCCUPYWALLSTREET inundó la […]

El próximo 25 de diciembre se cumplirán los primeros 100 días de un movimiento que tomó las calles de Nueva York para reclamar «democracia real» en las entrañas de una nación que se asume a sí misma como la rectora de la Democracia global.

Desde el pasado 17 de septiembre la etiqueta #OCCUPYWALLSTREET inundó la red social Twitter a la vez que cientos de personas asaltaron el corazón financiero de Estados Unidos para exigir la caída de una peculiar dictadura: la de las Corporaciones sobre el sistema político norteamericano.

Vale la pena preguntarse si los indignados estadounidenses son un «movimiento» y si son, en efecto, el 99% de la población como rezan las pancartas que se han multiplicado de Manhattan a Oakland.

Históricamente los «movimientos» han estado vinculados a comunidades específicas. ¿Qué unifica a los Ocupantes? ¿ser pobres?. Desde luego que no, pero sin duda hay elementos que los hacen miembros de una comunidad, es decir, de un lugar común, y, sobre todo, de unaapuesta en común.

Lugar común: Hacia una cartografía del descontento

¿Quiénes son el 99%? Para esto hay que volver sobre algunos que paulatinamente han sido desvirtuados en sus viajes (y traducciones) a las redacciones de los medios internacionales. El catedrático Vincent Navarro ha hecho una aclaración al respecto: «Clases medias en EEUU quiere decir sobre todo clase trabajadora».

Hecha la salvedad discursiva, bien vale ir al dato: 48% de los trabajadores estadounidenses cuentan con bajos ingresos; el promedio de desocupación ronda los diez meses y, de acuerdo a un sondeo de Gallup, uno de cada cinco trabajadores se asume como un subempleado. He aquí la cartografía del descontento.

¿Quién más ha salido a marchar en respaldo a los ocupantes de Zucoti Park y de las otras decenas de campamentos que acechan parlamentos y zonas financieras? Según las encuestadoras, más de 60% de la población respalda al «movimiento».

Algunas razones para soportar el invierno: en los últimos cuatro años, el ingreso promedio de una familia disminuyó 6,8%. De hecho, el más reciente reportaje difundido por Economic Collapse revela que «uno de cada tres estadounidenses no sería capaz de pagar su hipoteca o su alquiler el próximo mes si repentinamente perdiera su actual empleo» y que la administración de Barack Obama está a punto de romper récord de construcción mínima de viviendas en un año.

Apuesta en común: Contra la «democracia corporativa»

Del otro lado está la «Corporate Class», expresión que congrega, de acuerdo a Navarro, «la burguesía financiera y la industrial, incluyendo los propietarios y gerentes de las grandes empresas financieras y de las transnacionales estadounidenses».

¿Son el 1%? No importa. Lo significativo es que esta «clase» es artífice y pilar de ese «perfecto» sistema democrático representativo que tiene su contracara en la abstención que socava los procesos electorales en EEUU (sólo 30% de los electores va a las urnas en los comicios locales y poco más de 45% a las parlamentarias).

De tal modo que el aparataje gubernamental nada tiene que ver con el pueblo, pero sí con los súper ricos que sólo contribuyen a 7% de los ingresos del Estado, mientras que hace cuatro décadas contribuían con 33%. No tiene nada que ver con los más de 45 millones de pobres del país, pero sí con empresas como Exxon Mobil, que hace un par de años recogió 45.200 millones de euros y no gastó ni un centavo en pagos al Estado.

Sobrevivir al invierno no solamente implica vencer la desmovilización, sino capitalizar el descontento. Estamos ante una comunidad (con lugar y apuesta en común) que debe consolidar los vínculos en su peculiar dinámica horizontal (hasta ahora no se cuenta con líderes o voceros oficiales) para construir una plataforma política que batalle en 2012 durante la campaña electoral.

Los riesgos son claros y los resultados electorales en España son prueba de ello: si la comunidad de resistencia y protesta no se convierten en comunidad política, los demócratas (falsamente calificados de progresistas) asumirán la queja nacional y permanecerán en la Casa Blanca o serán castigados con el ascenso del Tea Party y ahí sí que asistiremos a la consolidación de un verdadero movimiento homogéneo, pero no el de un pueblo indignado, sino al de unas corporaciones que cierran filas con los banqueros para salvarse de la crisis del modelo económico neoliberal.

Fuente: http://www.avn.info.ve/contenido/occupy-wall-street-algunas-razones-para-soportar-invierno