Traducido del inglés para Rebelión y Tlaxcala por Germán Leyens
Israel ha argüido que la guerra contra el arsenal de cohetes de Hezbolá fue una reacción a la amenaza de la organización chií para la seguridad israelí, pero la evidencia apunta a un objetivo mucho más ambicioso: debilitar el disuasivo de Irán contra un ataque a sus instalaciones nucleares.
Al planificar la destrucción de la mayor parte del arsenal de Hezbolá e impedir toda recepción de suministros provenientes de Irán, Israel parece haberse propuesto la eliminación de un importante motivo que condujo al gobierno de George W. Bush a dejar de lado la opción militar para encarar el programa nuclear de Irán – el temor de que los cohetes de Hezbolá causarían numerosas víctimas en Israel como represalias por un ataque contra las instalaciones nucleares de Irán.
Un destacado experto en temas de la política de defensa nacional israelí cree que el objetivo de la campaña israelí contra Hezbolá fue cambiar la opinión del gobierno Bush sobre un ataque contra Irán.
Edward Luttwak, consultor superior del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales basado en Washington, dice que en el pasado funcionarios del gobierno Bush descartaron en privado la opción de ataques aéreos contra las instalaciones nucleares iraníes, citando cálculos de que un ataque de cohetes de Hezbolá en represalia mataría a miles de personas en el norte de Israel.
Pero funcionarios israelíes consideraron que una guerra en Líbano para destruir el arsenal de Hezbolá e impedir un suministro ulterior en el futuro era un modo de eliminar esa objeción a la opción militar, dice Luttwak.
El riesgo para Israel en el lanzamiento de una ofensiva semejante era que provocaría precisamente la lluvia de cohetes de Hezbolá sobre Israel que se proponía evitar. Pero Luttwak cree que los israelíes calcularon que podían degradar las fuerzas de cohetes de Hezbolá sin sufrir demasiadas pérdidas al atacar de modo preventivo.
«Sabían que un ataque cuidadosamente preparado y coordinado de Hezbolá con cohetes sería mucho más catastrófico que si era realizado bajo el ataque de Israel,» dice.
Gerald M. Steinberg, un especialista israelí en asuntos de seguridad en la Universidad Bar Ilon, que refleja el pensamiento del gobierno israelí, no aludió al vínculo entre la destrucción del arsenal de cohetes de Hezbolá y un posible ataque contra Irán en una entrevista con Bernard Gwertzman del Consejo de Relaciones Exteriores en Nueva York la semana pasada. Pero dijo que existen «ciertas expectativas» en Israel de que después de las elecciones al Congreso en EE.UU., Bush «decidirá que tiene que hacer lo que tiene que hacer.»
Steinberg dijo que Israel quería «obtener una evaluación» de si EE.UU. «presentaría un ataque militar contra las instalaciones nucleares de Irán como la única opción.» Si no, sugirió que Israel seguía considerando sus propias opciones.
Especialistas en Irán y Hezbolá han considerado desde hace tiempo que los misiles que Irán ha suministrado a Hezbolá tenían el propósito explícito de disuadir a Israel de un ataque contra Irán.
Ephraim Kam, especialista en Irán en el Centro de Estudios Estratégicos de Israel, escribió en diciembre de 2004 que la amenaza de Hezbolá contra el norte de Israel era un elemento crucial en la fuerza de disuasión de Irán contra un ataque de EE.UU.
Ali Ansari, profesor adjunto en la Universidad de St. Andrews en Escocia, y autor de un nuevo libro sobre la confrontación de EE.UU. con Irán fue citado en el Toronto
Star el 30 de julio, diciendo: «Hezbolá fue siempre la fuerza de disuasión de Irán contra Israel.»
Irán también ha amenazado con represalias directas contra Israel con el misil Shahab-3 desde territorio iraní. Sin embargo, Irán podría estar preocupado por la posibilidad de que el sistema Arrow de Israel podría interceptar a la mayoría de estos, como señaló Kam del Centro Jaffe en 2004. Eso eleva la importancia para Irán de la capacidad de Hezbolá de amenazar con represalias.
Hezbolá recibió algunos cohetes Katiusha de la era soviética, con un alcance de sólo 8 kilómetros, y cientos de misiles de más alcance, después de que Israel se retiró del sur de Líbano en 2000. Pero el periódico israelí Haaretz ha informado, citando un informe del servicio de inteligencia militar israelí, que la cantidad de misiles y cohetes en manos de Hezbolá aumentó a más de 12.000 en 2004.
Eso fue cuando funcionarios iraníes consideraron que el gobierno Bush podría considerar seriamente un ataque contra sus instalaciones nucleares, porque sabía que Irán comenzaría a enriquecer uranio. Fue también cuando funcionarios iraníes comenzaron a insinuar que Hezbolá podría tomar represalias en caso de algún ataque contra Irán, aunque nunca lo hacen de modo tan explícito.
El primer indicio de preocupación iraní por posibles implicaciones estratégicas de la campaña israelí por degradar la fuerza de misiles de Hezbolá en el sur de Líbano vino en un informe de Michael Slackman en New York Times el 25 de julio. Slackman citó a un funcionario iraní con «estrechos vínculos con los niveles más elevados del gobierno», diciendo: «Quieren cercenar uno de los brazos de Irán.»
El mismo artículo citó a Mohsen Rezai, ex jefe de los Guardias Revolucionarios de Irán, diciendo: «Israel y EE.UU. sabían que mientras Hamas y Hezbolá existieran, la confrontación con Irán sería costosa» – una referencia obvia al valor disuasivo de los misiles en Líbano. «Así que, para encarar a Irán, quieren eliminar primero a las fuerzas cercanas a Irán que se encuentran en Líbano y Palestina.»
Israel ha estado planificando su campaña contra el arsenal de misiles de Hezbolá durante muchos meses. Como informó Matthew Kalman desde Tel Aviv en el San Francisco Chronicle el 21 de julio: «Hace más de un año, un alto oficial del ejército israelí comenzó a hacer presentaciones usando PowerPoint, sobre una base extraoficial, a diplomáticos, periodistas y gabinetes estratégicos de EE.UU. y otros, describiendo el plan para la actual operación en detalles reveladores.»
El principal propósito del primer ministro israelí Ehud Olmert en su reunión con Bush del 25 de mayo fue evidentemente empujar a EE.UU. para que aceptara el uso de la fuerza, si era necesario, para detener el programa de enriquecimiento de uranio de Irán. Cuatro días antes de la reunión, Olmert declaró a CNN que «el umbral tecnológico» de Irán está «muy cercano». En respuesta a una pregunta sobre la diplomacia de EE.UU. y Europa al respecto, Olmert respondió: «Prefiero adoptar las medidas necesarias para detenerlo, a descubrir más adelante que mi indiferencia fue tan peligrosa.»
En su reunión con Bush, según Yitzhak Benhorin de ynetnews de Israel, Olmert presionó a Bush respecto a la evaluación del espionaje israelí de que Irán obtendría la tecnología necesaria para construir una bomba dentro de un año y expresó temores de que los esfuerzos diplomáticos no darían resultados.
Parece probable que Olmert discutió los planes de Israel para degradar las capacidades de los misiles de Hezbolá como un medio para reducir dramáticamente el riesgo de una campaña aérea contra las instalaciones nucleares de Irán, y que Bush dio su aprobación. Eso explicaría el comentario de Olmert a periodistas israelíes después de la reunión, mencionado por ynetnews de Israel, pero no por los medios noticiosos de EE.UU., de que: «Estoy muy, muy, muy satisfecho.»
La negativa de Bush de hacer algo para limitar la libertad de Israel de sembrar la destrucción en Líbano sugiere además que alentó a los israelíes a aprovechar cualquier pretexto para lanzar la ofensiva. El plan israelí debe haber dado al vicepresidente Dick Cheney y al secretario de defensa Donald Rumsfeld nuevos argumentos para propugnar un ataque contra las instalaciones nucleares de Irán.
Rumsfeld fue el vocero de la política del gobierno frente a Irán de 2002 a 2004, y a menudo parecía estar preparando la base política para un eventual ataque militar contra Irán. Pero fue silenciado respecto a Irán desde que la secretaria de estado Condoleezza Rice se hizo cargo de la política ante Irán en enero de 2005.
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(* Gareth Porter es historiador y analista de la política de seguridad nacional. Su último libro «Perils of Dominance: Imbalance of Power and the Road to War in
Vietnam», fue publicado en junio de 2005.)
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Germán Leyens es miembro de los colectivos de Rebelión y Tlaxcala (www.tlaxcala.es), la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción es copyleft