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La viceportavoz de AGE en el parlamento gallego, Yolanda Díaz, participa en un acto de EUPV-IU y Acontracorrent

Alternativa Galega de Esquerda, un ejemplo de frente popular

Fuentes: Rebelión

Antes de que se celebraran las elecciones autonómicas en Galicia (octubre de 2012), se configuró una fórmula que pretendía asemejarse a Syriza y al tradicional modelo de frente popular, con el fin de arrebatarle la hegemonía al PP. Una malgama formada por Esquerda Unida (IU), ANOVA (escisión del Bloque Nacionalista Galego liderada por Xosé Manuel […]

Antes de que se celebraran las elecciones autonómicas en Galicia (octubre de 2012), se configuró una fórmula que pretendía asemejarse a Syriza y al tradicional modelo de frente popular, con el fin de arrebatarle la hegemonía al PP. Una malgama formada por Esquerda Unida (IU), ANOVA (escisión del Bloque Nacionalista Galego liderada por Xosé Manuel Beiras), Equo-Galicia y el Espazo Ecosocialista. Con 9 diputados y el 14% de los sufragios, AGE (Alternativa Galega de Esquerda) alcanzó la tercera posición tras el PP y el PSOE. Actualmente, el objetivo es mantener la «unidad de acción» para derrotar a las «políticas oligárquicas» del PP, ha declarado la viceportavoz de AGE en el parlamento gallego, Yolanda Díaz, en unas jornadas organizadas por EUPV-IU, el sindicato Acontracorrent y la Universitat de València. ¿Resulta el modelo exportable?

La unidad de las distintas formaciones de izquierda (la idea de Frente Popular tan en boga) cuajó en Galicia. A ello contribuyó, sin duda, la figura del histórico Beiras como cabeza de cartel y catalizador de la idea. La novedad residía, según Yolanda Díaz, coordinadora de la Federación Gallega de IU, en la coincidencia de organizaciones con visiones muy diferentes del modelo territorial. Nacionalistas, federalistas e independentistas (con planteos progresistas o de izquierda) se dieron la mano para derrotar al PP en una coyuntura histórica crítica, según Díaz, «cuando se están liquidando las conquistas históricas del movimiento obrero, las mujeres y el menguado estado del bienestar con el que contábamos». En la primera semana de campaña, a partir de un sonado mitin celebrado en el Pazo da Ópera de A Coruña con representantes de Syriza y el Front de Gauche, se vio que la idea podía prosperar.

La clave es, según Yolanda Díaz, entender la importancia de la unidad de acción «en una coyuntura de guerra ideológica brutal» («El capitalismo es sobre todo un sistema de ideas y valores», añade). «Y la guerra de clases, por ahora, la van ganando ellos». El diagnóstico acertado parece que puede rendir frutos, de acuerdo con encuestas recientemente publicadas. AGE podría ser, según estos sondeos, la segunda fuerza política de Galicia (por delante del PSOE) con 18-20 diputados en las próximas elecciones. Además, la coalición superaría al partido socialista en ciudades como Ferrol (donde el PSOE superó a AGE en los anteriores comicios por un voto), A Coruña y Santiago (donde en las últimas elecciones AGE ya resultó más votada que el PSOE). Los indicios de «sorpasso» ya se perciben en la actualidad política gallega, en la que, a juicio de Yolanda Díaz, «cada vez se observa con más claridad la polarización PP/AGE».

La gran cuestión es si la idea de Frente Popular, de unidad de acción entre las izquierdas más allá del sectarismo y la miopía política, puede extenderse en el estado español. Si el modelo puede trascender la política gallega. Yolanda Díaz responde afirmativamente y asegura que no queda otra opción. Y apunta algunos ejemplos del campo del que procede, el Derecho: Las normas promovidas por Montoro y Soraya Sáenz de Santamaría implican un proceso destituyente del título VIII de la Constitución, que afecta a la cuestión territorial. La nueva legislación sobre municipios supone una «salvaje recentralización» y, en el caso gallego, defiende «la supresión de parroquias y comarcas, unas formas de organización territorial consustanciales a Galicia». La LOMCE de Wert apunta en la misma dirección, por ejemplo, con el diseño de currículos desde el estado central. Otro ejemplo que abunda en la legislación reactiva es el fin de la ultraactividad de los convenios colectivos, señala Yolanda Díaz, «pues condena a la clase trabajadora al precariado, la pobreza y a la generalización del salario mínimo (645 euros)».

En ese contexto de crisis («que aprovechan para convertirnos en siervos») y de un cambio de paradigma socioeconómico, Yolanda Díaz subraya la necesidad de los frentes populares (o la fórmula Syriza) por muchas razones. El sociólogo portugués Boaventura da Sousa Santos, entre otros muchos, ha señalado las semejanzas entre la crisis actual y la de los años 30, cuando los frentes populares eclosionan. «Necesitamos mayorías sociales», afirma Díaz. ¿Cómo construirlas? «Agregando fuerzas entre partidos y movimientos de izquierda, incluidas las de los territorios históricos» (el acuerdo para la constitución de AGE incluía entre sus puntos el Derecho a la Autodeterminación de los pueblos; se daba, así, una convergencia entre organizaciones federalistas como IU, con otras nacionalistas, independentistas y confederalistas). En la noción de «unidad» también insiste machaconamente Alexis Tsipras, líder de Syriza. Por eso, Yolanda Díaz hace hincapié en que Izquierda Unida (organización en la que es responsable de la secretaría de Políticas Sociales) «no es un fin en sí mismo».

Para que «Syriza» no se convierta en una mera «marca» o tópico huero, se requiere una definición del contenido. Yolanda Díaz rescata una consigna de la coalición griega que puede, a su juicio, orientar la acción de la izquierda en Galicia y en todo el estado español: «Vamos a por los poderosos». «Feijóo representa a la Troika en nuestro país y tenemos el deber ético de derrotarlo». Para ello, siguiendo el paradigma heleno, «hay que sumar». Díaz señala la fuerte coincidencia que se da entre los planteos de AGE y los movimientos sociales en cuestiones sanitarias, educativas o ambientales, entre otras. Hay, por tanto, un camino ya recorrido. Además, puede que en la hegemonía del PP gallego se esté abriendo alguna fisura. En las últimas elecciones autonómicas Núñez Feijóo revalidó su mayoría absoluta y el PP aumentó sus escaños a pesar de perder 140.000 votos. Actualmente, destaca Yolanda Díaz, «las encuestas apuntan a que perdería la mayoría absoluta, por eso pretenden ahora cambiar la ley electoral; los votantes del PP parece que cuestionan la política de ajustes y recortes».

Si al País Valenciano se le conoce, a grandes rasgos y fuera del territorio, por la cultura de los «grandes eventos» y la corrupción; a la comunidad de Madrid, por sus políticas Thatcherianas, antisindicales y, en algunos casos, incluso a la derecha del propio Rajoy, ¿qué singularidades podrían entresacarse de la Galicia de Feijóo? Según Yolanda Díaz, «es éste un país expoliado, con los recursos productivos (industria, minería o fuentes de energía) que se le han arrebatado al pueblo gallego para entregarlos a los intereses oligárquicos que tan bien representa Feijoo». Con una política lingüística que roza extremos a los que no llegó Fraga Iribarne. Tampoco está exenta Galicia de los efectos del rodillo neoliberal.

Díaz apunta, entre otros muchos casos, la política de copagos en los comedores escolares, que en municipios rurales está produciendo estragos; destaca que en Lugo «hay padres que se han declarado insumisos a esta medida, por la que se cobra entre 1,5 y 4 euros en el uso del comedor cuando en Galicia viven 200.000 personas en paro sin ninguna prestación y el 26% de la población se halla en situación de pobreza»; o el copago de medicamentos en los hospitales, que otras autonomías han rechazado mientras Feijóo lo aceptaba incluso reconociendo que no supondrá un ahorro relevante. Así las cosas, recuerda Díaz, en políticas de ajuste y reducción del déficit, el presidente gallego es un alumno aventajado: «empezó a aplicarlas incluso antes que Rajoy», recuerda.

Para combatir al enemigo político, conviene definirlo y caracterizarlo. ¿Quién es Núñez Feijóo? «Un desclasado al servicio de los poderosos; una persona que procede de un pueblo de Ourense, de familia humilde, y que ha decidido alejarse de su clase social para atacarla; además, parece un césar laureado, pero al que nadie le recuerda que es mortal». Como a un «hooligan de la privatización» le señaló también Yolanda Díaz en una rueda de prensa. Al final, el discurso de AGE puede resumirse en términos muy simples: «el derecho a la vivienda, empleo digno, pensiones y cobertura social; esto es en lo que fuimos capaces de ponernos de acuerdo y dejamos otras cuestiones ideológicas para otros momentos históricos», resumía Yolanda Díaz en una entrevista a Efe antes de las últimas elecciones autonómicas.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.