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¡América, no te inquietes, Israel te apoya!

Fuentes: Palestine Think Tank

Recuerdo algunos años atrás, caminando por las estrechas y maravillosas calles de la ocupada ciudad vieja de Jerusalén, ver una pequeña tienda cuyo dueño palestino vendía recuerdos para los turistas. Entré en ella, no porque quisiera comprar algo, no soy una turista en mi propia tierra (a pesar del hecho de que la entidad sionista […]

Recuerdo algunos años atrás, caminando por las estrechas y maravillosas calles de la ocupada ciudad vieja de Jerusalén, ver una pequeña tienda cuyo dueño palestino vendía recuerdos para los turistas. Entré en ella, no porque quisiera comprar algo, no soy una turista en mi propia tierra (a pesar del hecho de que la entidad sionista sólo me permita entrar allí en calidad de turista), sino porque me sentí atrapada por el aroma a café recién hecho que emanaba desde su interior. Conozco a mi gente, y sabía que tan pronto como pusiera un pie dentro me darían la bienvenida con esa bebida caliente y estimulante. Tenía razón, sólo un minuto después me encontraba disfrutando de mi café y teniendo una agradable conversación con aquel hombre. Di una vuelta alrededor de su tienda mirando los cientos de pequeños platos, fotografías, coloridas telas y toda clase inimaginable de camisetas que colgaban de una de las paredes. Camisetas con imágenes de Jerusalén, con eslóganes religiosos, con fotos del Ejército de Ocupación Israelí (¡siempre pensando quién podría llegar a comprar una de ellas!), una de las cuales fue la que más me impactó debido a su realismo, era una camiseta con una sola frase: «America Don’t worry, Israel is behind you!»

Cuando abandoné la tienda no pude dejar de pensar en ello, no lo comprendía. Siempre pensé que la mejor forma de decirlo era: «Israel Don’t worry, America is behind you!», pero no al revés. No importa; luego de unos cuantos minutos de confusos pensamientos acerca de qué viene primero, si el huevo o la gallina, me olvidé de todo el asunto y seguí mi camino por las calles de la ciudad vieja de Jerusalén.

Esto pasó hace ya tres años

Hoy, mirando los noticieros y pensando en lo que está pasando en la patria árabe esta frase vino a mi mente de la nada y comencé finalmente a comprender su significado.

Los recientes eventos en el Líbano, y desde algunos meses en el territorio ocupado palestino de la Franja de Gaza, prueban que ciertos poderes internacionales y regionales continúan con sus esfuerzos por implementar su «plan maestro» de caos para la región como el primer paso de un plan mucho más ambicioso para lograr el dominio permanente de la zona.

Esto no es una teoría de la conspiración como muchos señalan sino sólo el resultado de décadas de esfuerzos de los poderes imperialistas por adueñarse del control de ciertas zonas estratégicas en la Nación Árabe, quedarse con su petróleo y controlar su mercado. Por esta razón, los acontecimientos actuales no se circunscriben al Líbano. Muchas veces nos vemos tan sobrepasados por la gran cantidad de propaganda en los medios de comunicación que somos incapaces de ver el conjunto del proceso, la clara cadena de sucesos que poseen elementos similares en común: desde la Franja de Gaza, pasando por Bagdad, Somalia, Darfur, Beirut… Algunos elementos pueden ser diferentes en cada caso particular, pero todos tienen algo en común: el proyecto colonialista estadounidense y los enormes riesgos a la seguridad que estos hechos causan en Israel, su principal asentamiento en la región. Estos lugares están estratégicamente interconectados y el éxito del plan estadounidense en la región depende del control de ellos.

Hoy, el imperialismo que lidera Estados Unidos amenaza la soberanía e integridad territorial del resto de los países del mundo. La mayoría de las recientes intervenciones de los poderes imperialistas en diversas regiones han dado como resultado la división de los países y la segregación de su población como consecuencia de las guerras de intervención. Kosovo e Iraq son tan sólo dos ejemplos de la puesta en práctica de la política imperialista de «divide y vencerás». Los nuevos Estados resultantes de esta política son Estados sometidos que sirven a las actividades del imperialismo.

La región árabe no es una excepción y mientras los gobernantes árabes no puedan o no quieran protestar y sigan participando en estos planes diseñados por potencias extranjeras, la única alternativa es – y seguirá siendo – la resistencia popular. Los movimientos de resistencia, del tipo que sea, constituyen por sí mismos una amenaza a los objetivos de estas potencias belicistas.

Los regímenes árabes pro-imperialistas saben muy bien que su situación es extremadamente frágil, ya que no cuentan con el apoyo de las masas, y que sus intereses personales comprometen la soberanía y el desarrollo de los países que gobiernan. Adel Samara, en su libro Epidemia de la Globalización [1], describe muy bien esta situación: «Mientras que cada régimen mantenga una serie de intereses extranjeros en el interior de la Patria Árabe, dicho régimen no tiene otra alternativa que oprimir a las clases populares cuyos intereses entran en contradicción con los dirigentes compradores y sus aliados capitalistas occidentales. Tales intereses varían desde el saqueo de las materias primas y petróleo hasta un mercado libre en el que el régimen se convierte en el agente que lo satura con productos extranjeros y permite la extensión de las empresas multinacionales con sus sucursales en muchos países árabes que van a la caza de mano de obra oprimida y barata».

Para proteger estos intereses y garantizar su porción de la torta, los regímenes árabes suprimen todas las formas de libertad y la actual situación del Líbano no es más que un ejemplo de ello. El gobierno pro-occidental de Siniora no tuvo más alternativa que revocar la decisión parlamentaria tomada la semana pasada de declarar ilegal el sistema de comunicaciones de Hezbollá debido a la presión ejercida por los seguidores de la resistencia, lo que provocó que inmediatamente los cancilleres de los Estados miembros de la Liga Árabe expresaran su incondicional apoyo a Siniora, a pesar del hecho de que ellos saben muy bien cuál es la causa de la crisis libanesa.

Israel no se ha mantenido al margen de estos sucesos, de hecho está muy preocupado de que cualquier movimiento de resistencia contra sus planes expansionistas e imperialistas pueda tomar el control de una porción de lo que considera sus dominios. Israel es la pieza central de este rompecabezas debido a su estratégica ubicación. Por esta razón, Israel está haciendo su parte del acuerdo llamando a la comunidad internacional para que esté alerta de la situación en el Líbano y en la Franja de Gaza y para que tome las medidas necesarias con el fin de detener esta crisis que amenaza la seguridad de su Estado, y sólo de su Estado, intentando una vez más demostrar que la religión y las luchas sectarias son la razón principal de estos enfrentamientos, ya que saben bien que haciendo esto encubren las motivaciones políticas y, especialmente, los intereses económicos envueltos en todo el proceso.

¡Cuán gracioso es esto! El llamamiento a la comunidad internacional para que actúe por parte de un Estado que está «celebrando» los 60 años de ocupación de la tierra de otros, los 60 años del desalojo y expulsión de otro pueblo, los 60 años de terrorismo en contra de civiles y los 60 años de incumplimiento de cada una de las resoluciones que la comunidad internacional, a través de Naciones Unidas, le ha pedido.

Si Estados Unidos o cualquier gobierno occidental pro-imperialista pierde el control de esta zona, todo el plan puede llegar a su término ya que hoy no se encuentran en posición de atacar otro país y tomar el control de todos los recursos naturales con ninguna explicación convincente (¿estoy en lo cierto?) o al menos sin una potente campaña propagandística previa a la invasión que la haga parecer un «plan de rescate» de las garras del demonio del país en cuestión. Lo que impide a Estados Unidos o al menos dudar en lanzarse nuevamente a una nueva campaña militar es el agotamiento del ejército estadounidense en su lucha contra la resistencia iraquí. Esta es otra razón del por qué la resistencia es el blanco de los ataques de todos los regímenes occidentales.

La escalada de tensiones y conflictos en el Líbano y Palestina es de sumo interés para el régimen estadounidense, ya que saben que – no importa qué suceda – Israel está ahí para hacer lo que está llamado a hacer y que mejor conoce: oprimir, ocupar, atacar y asesinar a otros por el bien de su propia seguridad, cualquier cosa que sea necesaria para el éxito de su plan maestro. Israel ya tiene más de 60 años de experiencia en esto.

Muchos árabes, al igual que yo hace tres años en las calles de Jerusalén, tienen la falsa idea de que los judíos controlan Estados Unidos. Esta es una visión muy limitada. Israel es producto de los intereses y necesidades de un sistema capitalista que funciona desde dos siglos antes de la fundación del sionismo por Theodor Herzl. Israel está haciendo un trabajo en la Patria Árabe; su rol es completamente funcional. La última prueba de esto está en que mientras Israel intentaba finalizar su ataque contra el Líbano en 2006, Estados Unidos le ordenó que continuara, lo que llevó a su derrota final.

Y sí, ¡América, no te inquietes, Israel te apoya! [2]

Notas

[1] Samara, Adel, Epidemic of Globalization: Ventures in World Order, Arab Nation and Zionism, pp 30, Palestine Research and Publishing Foundation.

[2] Dado que el título de este artículo se basa en la palabra inglesa America, que los estadounidenses utilizan de forma abusiva para denominar a su país, me ha parecido conveniente conservarla en su traducción castellana acentuada, América, pero eso no indica en modo alguno que acepte ese significado preciso para ella, porque Estados Unidos es sólo un país más del continente americano, al mismo título que todos los demás. [N. de la A.] 

 El artículo original fue escrito para Palestine Think Tank y ha sido traducido al castellano por la autora. Puede leerse en: http://palestinethinktank.com/2008/05/19/360/.