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Apadrina un pequeño partido

Fuentes: Público

Con lo entretenidas que eran las campañas electorales, el buen rato que pasábamos viendo las cuñas televisivas de tanto partido curioso, y la colección de papeletas excéntricas que nos traíamos del colegio electoral, y ahora van los grandes partidos y dicen que se acabó la juerga, que la democracia es una cosa muy seria, y […]

Con lo entretenidas que eran las campañas electorales, el buen rato que pasábamos viendo las cuñas televisivas de tanto partido curioso, y la colección de papeletas excéntricas que nos traíamos del colegio electoral, y ahora van los grandes partidos y dicen que se acabó la juerga, que la democracia es una cosa muy seria, y que el que quiera participar tiene que venir con avales. Les ha faltado pedir un certificado de buena conducta, tal vez para la próxima.

Si no se enteraron, se lo cuento: el pasado enero, y sin mucho ruido, PSOE, PP, PNV y CiU acordaron una modificación de la Ley Electoral por la que los partidos que no obtuvieron representación parlamentaria en las últimas elecciones generales se verán obligados, si quieren concurrir el 20-N, a ser avalados por al menos el 0,1% de los electores de cada circunscripción donde quieran presentar candidatura. Lo que significa que, por ejemplo, en Madrid haya que recoger más de 4.000 firmas, y 35.000 si te presentas en toda España.

Puede parecer poco, pero para formaciones pequeñas, sostenidas con voluntarios y pocos medios, es un esfuerzo que se añade al de participar en un sistema democrático que tan poco ayuda a las minorías. Para colmo, sólo les han dado 20 días para recoger las firmas, tras varias semanas mareando la perdiz con los requisitos para acreditarlas.

Tiene narices que precisamente cuando más desacreditados están los grandes partidos y el sistema en su conjunto, y cuando más demanda ciudadana hay de democracia real, más obstáculos se ponen a la pluralidad. El resultado puede ser que en muchas provincias se reduzca drásticamente el número de opciones políticas. ¿Que son partidos sin opciones reales de obtener escaño? Pues vale, pero la solución no puede ser otra forma del maldito «voto útil», concentrando los votos en los que más opciones tengan. ¿Que había aprovechados que se presentaban para hacerse con el censo para otros fines? Pues controlen el uso que se hace del mismo, pero no pongan zancadillas a partidos en algunos casos históricos, e incluso que sí han tenido diputados en otras elecciones aunque no en las últimas.

Antes de que se extingan, vamos a tener que apadrinar un partido político, como se hace con las especies amenazadas o los niños pobres. Que sepan que avalar no compromete, ni obliga a votarles. Yo ya he apadrinado uno. Ánimo.

Fuente: http://blogs.publico.es/trabajarcansa/2011/10/03/apadrina-un-pequeno-partido/