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Aterrizaje en Aiete y vuelta a Loiola

Fuentes: Deia/Rebelión

La conferencia internacional de Aiete, auspiciada por Lokarri, ha tenido una representación política internacional de lujo y ha sido apoyada especialmente por una valiente Izquierda Abertzale que asumía por fin el liderazgo de la corriente, un generoso PNV que sacrificaba intereses a corto, y un siempre admirable Egiguren como político tractor que juega al límite. […]

La conferencia internacional de Aiete, auspiciada por Lokarri, ha tenido una representación política internacional de lujo y ha sido apoyada especialmente por una valiente Izquierda Abertzale que asumía por fin el liderazgo de la corriente, un generoso PNV que sacrificaba intereses a corto, y un siempre admirable Egiguren como político tractor que juega al límite. Ha sido un éxito y una magnífica noticia en el camino de las soluciones como pista de aterrizaje o arrope que es para la próxima renuncia -o bien irreversible o bien definitiva- de ETA a la actividad armada. Felizmente, como hecho consumado que abre vías, se ha producido antes del 20-N y facilita procesos que, en otro caso, se hubieran complicado grandemente tras la previsible victoria del PP. La agenda de éste ya no podrá obviar la expectativa generada interna e internacionalmente.

Ni el PP ni el Gobierno Zapatero han visto con agrado la Conferencia pero es probable que este último estuviera más que informado. Se la ha denostado incluso como «payasada» (Salaburu dixit) pero se olvida que, aunque ETA se agarre a ella como última tabla, la Conferencia y la negociación virtual que traduce, también simbolizan un triple fracaso histórico de una ETA en retirada. Primero, su debilitamiento ante el Estado. Segundo el fracaso de las estrategias sucesivas de negociar directamente contenidos políticos (alternativa KAS), de suplantar a la mesa política (Lizarra) o de imponer contenidos (Loiola), para ahora aceptar una negociación virtual sin la capacidad de presión de un hipotético retorno. Tercero, el triunfo interno de la izquierda política abertzale sin vuelta de hoja (Anoeta, Zutik Euskal Herria, estatutos de Sortu, triunfo electoral municipal, disolución de Ekin, declaración de presos dando a la izquierda política la primogenitura..) y con poco aspecto de vencida.

Estamos volviendo al espíritu de Loiola que fue el momento más maduro de salida política que jamás hemos tenido y cuyas lecciones no se han superado, aunque su calendario es muy probable que, vista la probable victoria del PP en la próxima cita electoral, sea bastante más largo que el que allí se previó, entre otras cosas porque al PP ni se le espera.

A diferencia de las desafortunadas y lejanas palabras del lehendakari Patxi López -centrándose solo en el punto primero de la declaración como si no tuviera cinco, y viendo soledad de ETA donde había compañía múltiple para un aterrizaje con cierta dignidad- el documento sintetiza muy bien dentro de su extrema brevedad lo que hemos aprendido (muchos) estos años.

Hemos aprendido que hay dos problemas, y no uno, como se empeñan «en Madrid». En el extranjero eso lo han entendido a la primera porque no tienen contaminada la mirada por las obsesiones excluyentes de la política antiterrorista. De poco vale conjurar, con cargo a la persecución de la violencia, las temáticas políticas que se niegan a resolver.

Igualmente se sabe que son temáticas distintas a no mezclar -aunque tengan relación entre si fondos y «consecuencias» del conflicto- y que tienen interlocutores distintos y también -a diferencia de Loiola- tiempos distintos. Hay que tratarlas separadas, como dos agendas, pero hay que tratarlas ambas. No abordar la agenda de fondo del escenario post-ETA podría crear un problema enorme que pondría en jaque al Estado no desde la violencia sino desde una marea democrática y de deslegitimación.

Asimismo, vistos los precedentes de cómo acabaron las esperanzas de Lizarra y de Loiola, la violencia ha de cesar de manera definitiva para abrir las vías sobre las secuelas y sobre el fondo. Ya no hay diálogo ni espacio político con violencia latente porque ETA ha ido quemando todas las metodologías anteriores en busca de una mejor posición negociadora que nunca llegaba. El diálogo, la presión social y las mayorías democráticas aparecen como la vía de futuro.

Por ejemplo, la terminología guerrera de «vencedores y vencidos» la proponen quienes siempre sostuvieron que no había guerra, y ni siquiera problema, y pasa por encima de que las «batallas» han sido múltiples: del Estado con ETA y viceversa; de la «democracia» española con el encaje vasco incluyendo la deslegitimación de las instituciones vascas electas; de la sociedad vasca y de la mayoría de partidos frente a ETA para que lo deje, al precio de marginar socialmente a la corriente que le apoyaba; de la Izquierda Abertzale con ETA para que acabe de una vez; de las corrientes mediadoras (el tercer espacio) para hacer un sitio a los ensayos de salida….

Hay estrategias que quieren inútilmente institucionalizar la venganza -el PP, UPyD y algunas asociaciones políticas de víctimas- con un pase de factura para toda la eternidad. Pero se olvidan que la izquierda abertzale ya ha pagado en años de ostracismo y cárcel de sus dirigentes y que tiene la oportunidad de contribuir a la convivencia; o que los de ETA vienen pagando, generación tras generación, en decenas de años de prisión su brutal estrategia.-. Esas mismas estrategias han vivido en el autoengaño de que no había independentismo ni problema vasco, y ahora se encuentran de bruces con la realidad que ocultaron.

Todo el mundo anda a vueltas con el «relato» rápido, coyuntural, de lo ocurrido para que haya vencedores y vencidos oficiales en un juego de suma cero, en lugar de que no haya vencidos en un juego maduro de crecimiento colectivo. Para mi, que más importante que el relato mediático dominante, va a ser conocer e interpretar lo que ha pasado de verdad y aceptar que habrá relatos distintos que solo con los años -mediante muchos diálogos y ejercicios democráticos que superen las imposiciones- se reconocerán entre si, se pedirán perdones distintos y hasta prepararán una reconciliación que todavía se adivina lejana.

Mientras tanto apuntalemos la perspectiva de Aiete, esperemos la declaración de final definitivo de la vía armada y el inicio de múltiples diálogos… de vuelta a los contenidos de Loiola.  

Ramón Zallo. Catedrático de la UPV-EHU

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.