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La guerra injusta de Israel contra Gaza

Autodefensa contra la paz y el derecho internacional

Fuentes: CounterPunch

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

¿Qué valor tiene la autodefensa para justificar la guerra de Israel contra Gaza?

Se han presentado objeciones a la afirmación de que se trata de autodefensa sobre la base de la falta de proporcionalidad y de necesidad. Matar a más de 1.000 palestinos en tres semanas, cientos de ellos niños, y herir a miles más, a fin de impedir una amenaza de cohetes que no mataron o hirieron a nadie en Israel durante los seis meses en los que la tregua fue declarada por ambos lados, o incluso antes de que Israel lanzara su ataque del 27 de diciembre, es tan desproporcionado como para ser intolerable según cualquier sistema ético que sostenga que las vidas palestinas sean iguales en valor a las vidas israelíes. También es tan desproporcionado como para ser un reto a la idea de que la defensa contra esos cohetes haya sido el verdadero motivo para la guerra. El que se hayan ignorado los numerosos caminos diplomáticos para evitar i esa amenaza, como ser el levantamiento del sofocante sitio de 18 meses, sugiere lo mismo.

Una objeción más fundamental, sin embargo, es el obvio principio legal y moral de que un agresor no se puede basar en la autodefensa para justificar la resistencia contra su propia agresión. Este principio se encuentra en el derecho nacional y en los dictámenes de los tribunales de Nuremberg.

Para citar a un juez de Nuremberg:

    «Uno de los fenómenos más sorprendentes de este caso, que no carece de características asombrosas, es la manera cómo la guerra agresiva realizada por Alemania contra Rusia ha sido tratada por la defensa como si fuera todo lo contrario… Si se supone que algunas de las unidades de resistencia en Rusia o miembros de la población cometieron actos que en sí eran ilegales bajo las leyes de la guerra, todavía habría que demostrar que esos actos no fueron en legítima defensa contra atropellos perpetrados contra ellos por el invasor. Bajo el Derecho Internacional, como bajo el Derecho Nacional, no puede haber represalias contra represalias. El asesino que es rechazado por su víctima prevista no puede matarla y luego, por su parte, alegar autodefensa. (Juicio de Otto Ohlendorf y otros, Tribunal Militar II-A, 8 de abril de 1948)

De modo que ¿quién fue el agresor en este caso?

No cabría duda alguna sobre quién fue el agresor si este ataque hubiera tenido lugar antes de la retirada de la Franja de Gaza por Israel en 2005. En ese momento, Israel había estado cometiendo una agresión continua contra Gaza durante 38 años, en su ilegal y violenta ocupación, junto con el resto del territorio palestino, incluyendo Jerusalén Este, después de su conquista en 1967.

En 2005, la ocupación había sido condenada como ilegal por los principales órganos con jurisdicción sobre el derecho internacional, en especial la Corte Internacional de Justicia en su opinión de 2004 sobre la barrera de separación. Una ilegalidad central de la ocupación, según la Corte Internacional, residía en los asentamientos de Israel, que violan la ley contra la colonización, y que son centrales en la ocupación. Los quince jueces de la Corte Internacional tuvieron unánimemente la opinión de que los asentamientos eran ilegales y el muro en sí fue considerado como ilegal por una mayoría de 13 contra 2, en parte porque estaba allí para defender los asentamientos, y no al propio Israel, y por lo tanto no podía cualificar como autodefensa.

Los ataques con cohetes desde Gaza comenzaron en 2001 y cobraron su primera víctima israelí en 2004. Desde entonces, ha habido 14 víctimas israelíes antes de la actual guerra. Trágico, por cierto, pero obviamente palidece en comparación con los 1.700 palestinos matados en Gaza durante el mismo período. Una muerte es ciertamente una tragedia, pero muchas muertes no son sólo «una estadística,» como decía Stalin; son una tragedia multiplicada muchas veces. Considerando la ocupación ilegal, agresiva y violenta por Israel, antes de la retirada, los cohetes de Gaza sólo pueden ser considerados como una autodefensa necesaria y proporcionada, o como represalias contra la agresión israelí.

¿Cambió la situación con la retirada de Gaza de Israel en 2005?

Se ha argumentado vigorosamente que el sitio de 18 meses de Gaza, una razón importante para la negativa de Hamas de extender la tregua, fue en sí un acto de agresión, dando origen al derecho de autodefensa.

Pero aún más importante, aunque sea ignorado usualmente, es la ocupación continua ilegal y agresiva por Israel de Cisjordania y Jerusalén Este después de la retirada de Gaza en 2005. Por cierto, la retirada de Gaza tenía el propósito de reforzar el dominio sobre los otros territorios y fue acompañada por un aumento de la cantidad de colonos en ellos, superior a la de los sacados de Gaza.

La ocupación de Cisjordania y Jerusalén Este figuraba igualmente junto con Gaza en las condenas de la Corte Internacional y del Consejo de Seguridad. Además, en los Acuerdos de Oslo, Israel y los palestinos acordaron que «Las dos partes ven a Cisjordania y la Franja de Gaza como una sola unidad territorial, cuya integridad y estatus serán preservados en el período de transición.» Por cierto, cuando Hamás ganó las elecciones en 2006, elecciones declaradas impecablemente justas y civiles por todos los observadores internacionales, las ganó en el conjunto de la Autoridad Palestina, incluida Cisjordania (Israel no permitió que hiciera campaña en Jerusalén Este). Muchos legisladores cisjordanos de Hamás permanecen en cárceles israelíes.

Y el hecho básico es que los palestinos de Cisjordania y Gaza son un pueblo, por separado que esté por muros y cercas y puntos de control. La retirada por Israel de una parte de la tierra de ese pueblo no puede convertir a ese pueblo en agresor si resiste contra la ocupación ilegal del resto.

De modo que la autodefensa no puede justificar este ataque, o el cerco que lo precedió. ¿Qué puede? ¿Que Hamás sea una «organización terrorista»? Pero el terrorismo tiene que ver con el asesinado deliberado de civiles con fines políticos ilegales, y en esa tarea, Israel ha superado a Hamás por muchos múltiplos. ¿Qué Hamás no reconozca el «derecho a existir» de Israel? Pero Hamás ha ofrecido muchas veces una tregua a largo plazo con Israel sobre la base de fronteras legales internacionales, algo en lo que claramente tiene derecho a insistir. Israel dice que no basta, que Hamás primero tiene que reconocer la legitimidad de Israel, en otras palabras, tiene que conceder la legitimidad del Estado judío y todo lo que ha significado para los palestinos. En otras palabras, como ironizó un periodista israelí, Israel insiste en que Hamás apoye el sionismo como condición previa para llegar a hablar de paz.

No hay justificaciones para la violencia en ésta o cualquier escala. Por cierto, apuntan al motivo más plausible por el cual Israel combate a Hamás (y a la OLP antes): la autodefensa, si se quiere, no contra cohetes y obuses de mortero, sino autodefensa contra la paz con los palestinos sobre la base de las fronteras previas a 1967 tal como lo requiere el derecho internacional.

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Michael Mandel es profesor de derecho en la Escuela de Derecho Osgoode Hall de la Universidad York en Toronto, donde enseña Derecho de la Guerra. Es autor de «How America Gets Away with Murder.»

http://www.counterpunch.org/mandel02052009.html