Entre concursos de baile y democráticos, todo parece demostrar que aparentemente el fraude es la regla, y no la excepción, en la vida pública en Estados Unidos. No fue una contienda electoral, sino un concurso de baile donde estalló una controversia nacional sobre la manipulación del voto popular para impulsar hasta las finales a Bristol, […]
Entre concursos de baile y democráticos
, todo parece demostrar que aparentemente el fraude es la regla, y no la excepción, en la vida pública en Estados Unidos.
No fue una contienda electoral, sino un concurso de baile donde estalló una controversia nacional sobre la manipulación del voto popular para impulsar hasta las finales a Bristol, la hija de Sarah Palin, reina del llamado Tea Party y ex candidata republicana a la vicepresidencia, en uno de los programas nacionales de televisión más exitosos, Dancing with the Stars. Aunque quedó en tercer lugar, Bristol sobrevivió nueve semanas del concurso a pesar de bajas calificaciones de los jueces
y frente a rivales mucho más talentosos, como resultado del voto del público (se combinan las calificaciones y los votos de televidentes). Pero se fue descubriendo, a través de sitios cibernéticos, que las bases ultraconservadoras que apoyan a su madre convocaron a sus filas a votar en masa por Bristol como mensaje político, y algunos sitios del Tea Party hasta bautizaron el esfuerzo como Operación Bristol.
Un sitio declaraba que esta maniobra está haciendo que estallen las cabezas de los liberales
; otro sugiere que para los conservadores es gozar la diversión de «tener una prueba de lo que es sentir ser un demócrata: puedes votar las veces que quieras… usando todo tipo de nombres, puedes votar todo el día», en referencia a acusaciones del fraude que practican los demócratas. Otro afirmaba que votar repetidamente era una especie de venganza
contra los demócratas y los liberales por años de fraude electoral contra los conservadores. Algunos sitios daban instrucciones de cómo la misma persona podía votar múltiples veces, ya que no había control en el sistema y uno reportó con orgullo que votó más de 300 veces.
Pero al final ganó Jennifer Grey, actriz que se hizo famosa en la película Dirty Dancing (Bailando sucio, literalmente).
El final de otro gran manipulador y operador de sistemas electorales, alguna vez uno de los hombres más poderosos de este país, fue menos coreografiado. La semana pasada El Martillo, el apodo de Tom DeLay, quien fue líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes de Estados Unidos, fue declarado culpable de lavado de fondos por un jurado en Texas.
DeLay fue famoso por su cuestionable práctica ética como líder de los republicanos en la cámara, que incluyó colocar familiares en la nómina de su campaña, presionar a cabilderos a donar cada vez más a las campañas de sus colegas, viajes de lujo pagados por donantes y gente con negocios con el gobierno, y por su forma frontal de imponer su poder, la cual le ganó su apodo. Pero su caída fue resultado de una maniobra ilegal en 2002, al canalizar unos 190 mil dólares de empresas a las campañas de candidatos republicanos en Texas en violación de las leyes estatales. Seis de los siete candidatos beneficiados ganaron y con ello los republicanos tomaron control de la legislatura estatal por primera vez en la historia moderna de Texas.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2010/11/29/index.php?section=opinion&article=031o1mun