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Barça, ¿mensajero de la paz o agente del sionismo?

Fuentes: Contrainjerencia

En el marco de su «Gira por la Paz», el FC Barcelona fue a Israel. El presidente Sandro Rosell y la delegación catalana fueron recibidos por Shimon Peres y Benyamin Netanyahu, respectivamente presidente y primer ministro de la entidad sionista. Los más ingenuos o los más pérfidos celebran la iniciativa en nombre de la paz […]

En el marco de su «Gira por la Paz», el FC Barcelona fue a Israel. El presidente Sandro Rosell y la delegación catalana fueron recibidos por Shimon Peres y Benyamin Netanyahu, respectivamente presidente y primer ministro de la entidad sionista. Los más ingenuos o los más pérfidos celebran la iniciativa en nombre de la paz mientras que otros se preguntan por qué el prestigioso club catalán participa en tal empresa de propaganda supranacional.

A pesar de las recriminaciones que la invitación al Camp Nou del soldado israelí Gilad Shalit había suscitado, el F.C. Barcelona persiste y hasta refuerza sus afinidades electivas con el Estado judío.

El 7 de octubre de 2012, con ocasión del clásico entre el Barça y su eterno rival madrileño, el soldado israelí Gilad Shalit había sido invitado ni más ni menos en el palco presidencial. Este capitán, promovido más tarde sargento, había sido capturado por un comando palestino en el sur de franja de Gaza y detenido durante cinco años por la resistencia palestina. ¡Qué hipocresía la de presentar esta invitación como anodina cuando se trata de un militar que actuaba -no un simple ciudadano- en los territorios ocupados ilegalmente desde el 1967!

Frente a la confusión ocasionada por esta invitación, el F.C. Barcelona había invitado a asistir a este encuentro de prestigio a tres palestinos, el futbolista Mahmoud al-Sarsak -encarcelado y sometido al régimen de aislamiento durante tres años en las cárceles israelíes- y dos representantes de la federación nacional. Éstos rechazaron con toda claridad dicha invitación de compensación para hacer fracasar el intento patético de normalización de Israel.

La maniobra es sutil e insidiosa: el F.C. Barcelona pretende trabajar en beneficio de «la paz y la armonía«, «cultivando relaciones deportivas entre ambos grupos«. Todo provecho para la entidad sionista que gana en respetabilidad y que puede diluir su responsabilidad unilateral como fuerza de ocupación.

La campaña palestina para el boicot académico y cultural de Israel rechaza expresamente tales iniciativas (PACBI – http://pacbi.org/etemplate.php?id=1749): «los acontecimientos culturales y los proyectos que implican a palestinos yo árabes e israelíes que promueven un equilibrio entre ambos lados presentando sus cuentos (recitados) respectivos como si fueran comparables o basados en la suposición falsa que los colonizadores y los colonizados, los opresores y los oprimidos son de manera igual responsables del conflicto, intencionalmente son engañosos, intelectualmente groseros, y moralmente reprensibles». De tales iniciativas y proyectos procuran animar el diálogo o la reconciliación entre ambos lados «sin abordar las exigencias de justicia, promueven la normalización de la opresión y de la injusticia«.

La misma táctica de la hoja de parra ha sido utilizada durante la visita reciente del club catalán en Tel Aviv. Los jugadores del F.C. Barcelona visitaron primero la basílica de la Natividad en Belén, Cisjordania y encontraron el presidente palestino Mahmud Abás antes de ser recibido por Benyamin Netanyahou y Shimon Peres. Este último no perdió la oportunidad para explotar la imagen de Barça -que cuenta más de 350 millones de seguidores a través del mundo- cualificándolos de «mensajeros de la paz para el Medio Oriente» e incitándolos con puro cinismo a «marcar el gol de la victoria al Campo Nou y el gran gol de la paz«.

Los ingresos de ambas sesiones de entrenamiento son destinadas a la construcción de la paz entre israelíes y palestinos a través de los valores del deporte, anunció Barça en un comunicado, perseverando en la misma retórica pseudohumanista. Sandro Rosell hasta elogió al presidente israelí, declarando a los periodistas, que Shimon Peres es un hombre que «hizo mucho por la paz«.

El presidente Rosell puso de manifiesto su procedimiento: «en el mundo de hoy tenemos que ser moderados en todas las cosas: si te gusta mucho Israel, hay que demostrar que también te gustan mucho los palestinos«.

Esta visita a territorios ocupados se parece a una visita en los campos de concentración antes de estrechar la mano del Führer en el Berghof. No es seguro que poner en pie de igualdad el verdugo y la víctima sea la vía más oportuna para promover la paz. Barça es más que un club. Efectivamente, este club se convirtió desde sus relaciones con Qatar e Israel en maquinaria política instrumentalizada abundantemente por sus dirigentes y sus proveedores de fondos.

Fuente original: http://www.contrainjerencia.com/index.php/?p=73247