El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, nombró al actual embajador en Irak, John Negroponte, como director nacional de Inteligencia, el nuevo cargo creado como consecuencia de los atentados del 11 de septiembre de 2001
En una corta ceremonia en la Casa Blanca, Bush alabó la figura de Negroponte y su capacidad para «defender EE.UU. y proveer la información exacta para tomar las decisiones correctas».
«Es un momento histórico para los servicios de inteligencia. Con la guerra contra el terrorismo (…) la inteligencia es la primera línea de defensa» dijo el mandatario.
Los analistas destacan que aunque Negroponte no tiene experiencia en el área de inteligencia, cuenta con una larga trayectoria en política internacional y es persona de la mayor confianza del Presidente.
«Ha sido un consumidor de reportes de inteligencia toda su vida», insistió Bush tras el anuncio.
Carrera polémica
Negroponte sólo habló unos minutos para agradecer al presidente la nominación, que calificó como «el cargo más exigente que he tenido en 40 años de servicio público».
Como primer director de Inteligencia, Negroponte aseguró que trabajará por «la reforma de la comunidad de inteligencia de manera que se adapte a las necesidades del siglo 21».
Antes de ser embajador en Irak, cargo que asumió en junio del 2004, Negroponte fue representante de Estados Unidos en Naciones Unidas.
Previamente estuvo destacado en Centroamérica durante los años 80, cuando la región se consumía en guerras civiles.
El trabajo diplomático de Negroponte por aquellos años sigue siendo objeto de críticas por parte de muchos que le responsabilizan del apoyo que dio la Casa Blanca a gobiernos y movimientos con una trayectoria cuestionable en derechos humanos.
Inteligencia en reforma
En diciembre se aprobó una reforma de la llamada «comunidad de inteligencia», que incluye a la CIA, el FBI y otras 12 agencias relacionadas con la búsqueda de información en temas de seguridad.
Se considera la mayor reforma en el sector en los últimos 50 años, producto de las recomendaciones que hizo la comisión que investigó los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Como coordinador de todas estas instancias, el director nacional será el principal asesor de la Presidencia en materia de inteligencia.
Sin embargo, muchos especialistas aseguran que la nueva ley no define con claridad cómo trabajarán unidas esas 15 oficinas, que en conjunto manejan un presupuesto de unos $40.0000 millones.
Sobre todo considerando que, según algunos, tradicionalmente han operado sin una comunicación efectiva, incluso con cierta desconfianza unas de las otras.
Disputa militar
Otra duda que manifiestan muchos analistas es que no parece clara cómo será la interacción del nuevo director de Inteligencia con las Fuerzas Armadas y con la Secretaría de Seguridad Nacional.
El principal problema, según muchos, es que la nueva Dirección tendrá total control sobre un presupuesto de $40.000 millones, que antes manejaban las agencias por separado.
Además, están las reticencias expresadas en el pasado por el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, sobre la «dependencia excesiva» de su oficina de la CIA.
El cargo de director de Inteligencia es nuevo dentro del gabinete ejecutivo y por tanto Negroponte tendrá que someterse ahora a la confirmación de Senado.
En los últimos tiempos la efectividad de los servicios de inteligencia estadounidenses ha quedado en entredicho. Primero por sus fallas al detectar las amenazas de los atentados del 2001 y más recientemente por la inexactitud de la información que recabaron sobre las supuestas, y hasta ahora inexistentes, armas de destrucción masiva en Irak.