El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, se concedió en febrero de 2002 el derecho a suspender la aplicación de las Convenciones de Ginebra en Afganistán y en «futuros conflictos» tras la firma de una orden secreta y a recomendación del fiscal general (equivalente a ministro de Justicia), John Ashcroft, según informó hoy el […]
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, se concedió en febrero de 2002 el derecho a suspender la aplicación de las Convenciones de Ginebra en Afganistán y en «futuros conflictos» tras la firma de una orden secreta y a recomendación del fiscal general (equivalente a ministro de Justicia), John Ashcroft, según informó hoy el diario británico ‘The Guardian’.
Entre los documentos desclasificados ayer por la Casa Blanca a petición de los comités del Senado que investigan las torturas y malos tratos infligidos contra los prisioneros iraquíes en el centro de detención de Abu Ghraib (oeste de Bagdad), figura una orden secreta firmada por el mandatario en febrero de 2002 por la cual Bush se reservaba el derecho a suspender las Convenciones de Ginebra, referidas al trato de prisioneros de guerra, en cualquier momento que lo considerase oportuno.
«Acepto la conclusión legal del fiscal general y del Departamento de Justicia por la cual tengo autoridad para suspender la aplicación de Ginebra entre Estados Unidos y Afganistán», escribe Bush. «Me reservo el derecho a ejercer esta autoridad en éste o en futuros conflictos», prosigue la orden. Bush pide también que el trato a los prisioneros sea «humano».