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Cancerberos y golpistas en sus puestos

Fuentes: El Nacional (República Dominicana)

El hecho de que la agresión contra Cuba y el proyecto de desviar el proceso político de Venezuela sigan siendo objetivos de primer orden en la política de Estados Unidos hacia América Latina, es motivo de indignación pero no de sorpresa. Hay que destacar, sin embargo, que el nombramiento de John Negroponte en el recién […]

El hecho de que la agresión contra Cuba y el proyecto de desviar el proceso político de Venezuela sigan siendo objetivos de primer orden en la política de Estados Unidos hacia América Latina, es motivo de indignación pero no de sorpresa. Hay que destacar, sin embargo, que el nombramiento de John Negroponte en el recién creado cargo de Director Nacional de Inteligencia y el marcado interés del Departamento de Estado por colocar en la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos al ex presidente de El Salvador Francisco Flores, son muestras de que la ultraderecha tiene planes específicos para acentuar la subordinación y se propone aplicarlos pasando por encima a todos los acuerdos y a todos los acuerdos internacionales.

John Negroponte, quien en América Latina y en el Medio Oriente ha sido personero de las formas más sucias de injerencia y agresión, dejará de ser embajador en Iraq para coordinar la acción de los organismos de inteligencia de Estados Unidos en la nueva forma de organización de los mismos.

En su historia reciente, cuenta el apoyo al golpe de Estado en Venezuela en abril del año 2002, las maniobras contra Cuba en su gestión como embajador ante la Onu, y los servicios prestados en Iraq. Durante el gobierno de Ronald Reagan fue embajador en Honduras y no sólo brindó un importante apoyo al corrupto y muy represivo gobierno de Roberto Suazo Córdova, sino que además se encargó de crear y mantener las condiciones para que en territorio hondureño fueran entrenados los contrarrevolucionarios que operaban en Nicaragua.

Se concluye que Negroponte ha colaborado con la masacre en América Latina y en el Medio Oriente. No es casual, entonces, que la ultraderecha lo premie.

Del mismo modo, ha decidido premiar con su apoyo a Francisco Flores, cuyo paso por la Presidencia de El Salvador no ha estado libre de acusaciones de corrupción y desvío de fondos. Roger Noriega, subsecretario de Estado adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, declara que antes de junio próximo la Organización de Estados Americanos (OEA) deberá tener un nuevo secretario general y reitera que Estados Unidos desearía que fuera Flores el elegido.

Aunque el ministro de Interior de Chile, Miguel Angel Insulza, ni el canciller mexicano José Ernesto Dérbez, los otros dos candidatos, despojarían a la OEA del carácter de ministerio de colonias de los Estados Unidos, no hay dudas de que con Francisco Flores, el presidente que más empeño puso en el envío de soldados a Iraq, el que se prestó a asumir papel protagónico en los manejos contra Cuba y apoyó en forma expresa el golpe de Estado contra Hugo Chávez, la maniobra se torna más burda.

Se trata de que la OEA no se convierta, ni siquiera por guardar las formas, en estorbo para la aplicación del Plan Colombia, que es un proyecto de intervención en Colombia y en toda América Latina.

Los propios funcionarios de Estados Unidos no guardaron las formas al brindar apoyo al gobierno de Alvaro Uribe Vélez en la crisis diplomática creada por el secuestro en Caracas de Rodrigo Granda, miembro del equipo de relaciones exteriores de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc). No las guardan tampoco al dar apoyo al llamado Plan Patriótico, mediante cuya aplicación Uribe busca una salida militar y no política al conflicto armado, y, como si fuera poco, han manifestado que ven con simpatía la aspiración de Uribe de lograr la reelección.

Todo porque Uribe se ha prestado a impulsar el incremento de la injerencia en Colombia y su extensión a Venezuela, Ecuador y Panamá. Con paramilitares y cazadores de recompensa entre otros tipos de mercenarios.

Uribe Vélez en Colombia y Francisco Flores en la OEA (su candidatura fue inscrita por los gobiernos de Costa Rica, El Salvador, Nicaragua, Guatemala y República Dominicana en una muestra de servilismo que no puede ser más descarada), completan el cuadro de servilismo orientado por Roger Noriega y por Negroponte desde la cumbre. ¡Habráse visto concierto de cancerberos!

¿Quién dijo que América Latina no cuenta en los planes de acentuación de la hegemonía estadounidense? Ineludible la tarea de derrotar ese proyecto…