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Caotizar la periferia y la «Guerra fría» que necesita Estados Unidos

Fuentes: Rebelión

Un poco de todo, de desesperación, de impotencia y locura distingue la actual política exterior de imperialismo estadounidense. La hipocresía siempre ha sido útil al macabro «Tío Sam». No ha sido fácil para quienes gustan llamarse «think tank» en EE.UU., mucho menos para el actual inquilino de la Casa Blanca, Barack Obama, tener que enfrentar […]

Un poco de todo, de desesperación, de impotencia y locura distingue la actual política exterior de imperialismo estadounidense. La hipocresía siempre ha sido útil al macabro «Tío Sam».

No ha sido fácil para quienes gustan llamarse «think tank» en EE.UU., mucho menos para el actual inquilino de la Casa Blanca, Barack Obama, tener que enfrentar a tantos focos de inestabilidad política, rebeliones populares y guerras, aunque en la mayoría de los casos hayan sido provocadas por sus servicios de inteligencia. Es la razón de Afganistán, Irak, Libia, Ucrania, Mali, República Centroafricana, Colombia, Irán, Ucrania, Venezuela, etc. Todos estos países han convertido en un verdadero pantano y dolor de cabeza para EE.UU., con muy pocos o sin frutos que recoger.

Peor aun, la aventurera política exterior de EE.UU. parece arrojar resultados negativos, o muy lejos de los objetivos esperados. Sus fanáticos yihadistas «los muchachos buenos» de AlQaeda en Siria no han podido derrotar a las fuerzas armadas leales al legítimo gobierno del Presidente Bashar Al Asad. Tampoco sus lacayos fascistas en Venezuela han logrado sus objetivos, estos han vuelto a fracasar en su nuevo intento por derrocar al Presidente Nicolás Maduro. Sólo los neonazis ucranianos han popido alcanzar deponer al Presidente Victor Yanukovich, pero muchos coinciden que el nuevo gobierno de facto impuesto por occidente en Ucrania es inestable.

Al parecer la política de caotizar a la incontrolable periferia capitalista, creando «Estados fallidos» a través de fuerzas mercenarias y fascistas, de modo que faciliten el robo de materias primas por parte de las transnacionales, ha resultado ser un completo fracaso.

Por otro lado, la política de contención de Rusia, comprende, según el estratega estadounidense y cerebro de la actual administración Obama, Zbigniew Brzezinski, de «ir arrebatando espacios de influencia política, militar y económica a Rusia en toda la región de Eurasia (zona muy rica en reservas de hidrocarburos líquidos y gaseosos)», política en la que Ucrania juega un papel fundamental. De esta manera, EE.UU., y sus aliados occidentales planean rodear de bases de la OTAN con emplazamientos antimisilístico al país eslavo potencia que desde siempre han considerado como «la real amenaza» a la hegemonía occidental -incluso después del derrumbe de la URSS-.

Pero Rusia se adelantó al juego del gran tablero mundial, conteniendo el avance de la OTAN en la importante región Crimea.

El Presidente ruso, Vladimir Putín dejó en claro «que no permitirá otra jugada sucia de la OTAN en su región, y que no aceptará ningún tipo de chantajes ni amenazas».

Ha muerto el mundo unipolar, y en Europa cayeron todas las máscaras de la estúpida diplomacia sumisa a EE.UU. Pero también ha retornado la «Guerra fría» que los halcones imperiales necesitaban para justificar al Complejo Militar Industrial (CMI) y mantener en marcha su economía de guerra. Pero ¿Podrá EE.UU., dar riendas sueltas al CMI cuando su economía aún enfrenta la crisis y países como China hayan amenazado con exigir el pago de los Bonos del Tesoro Estadounidense?

De vuelta a los años 30

Estados Unidos y sus aliados de la Unión Europea pretenden echar a tras la rueda de la historia ante la agobiante situación que enfrentan. La crisis estructural del capitalismo, que amarra consigo rebeliones populares y el ascenso de la izquierda al poder, también ha hecho renacer a los mismos monstruos del nazis-fascismo que conoció la humanidad en el pasado. Otra vez, estos engendros se erigen como la guardia pretoriana de la burguesía mundial para la defensa del sistema capitalista decadente.

Vale recordar que la crisis capitalista mundial que se inició en 1929 incitó a la burguesía europea en apoyar a demonios como Adolfo Hitler (Alemania); a Francisco Franco (España); y a Benito Mussolini (Italia) para detener el auge de la izquierda europea. Aquellos monstruos provocaron la horrenda carnicería humana que el mundo entero conoció de la 2da Guerra Mundial.

Ante el nuevo auge de los movimientos y gobiernos de izquierda, que cobran fuerza de la actual crisis global del capitalismo, las burguesías se vuelca, nuevamente, para apoyar a los elementos más reaccionarios, sanguinario y corrompidos de la sociedad.

Basta mencionar el apoyo que hoy occidente brinda a los grupos islamo-fascistas vinculados a AlQaeda y la Hermandad Musulmana en Libia y Siria, Egipto y Túnez; a los partidos Svoboda y Sector Derecho en Ucrania, reconocidos públicamente como neonazis, y que hoy controlan importantes cargos de poder en ese país; así como también a la sanguinaria ultraderecha venezolana, entre ellos Primero Justicia y Voluntad Popular que ha provocado innumerables muertes en Venezuela.

Si la burguesía mundial volviera alcanzar sus propósitos políticos y militares de la mano del fascismo, la humanidad entera retrocedería más de 85 años.

La humanidad entera enfrenta el peligro de la barbarie capitalista.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.